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El sexismo en las palabras


Enviado por   •  24 de Febrero de 2021  •  Documentos de Investigación  •  1.594 Palabras (7 Páginas)  •  63 Visitas

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En este trabajo se hablará sobre el lenguaje, la importancia que este tiene sobre nuestra forma de pensar, más específico, sobre cómo observamos a las mujeres. Desde los comienzos de la historia se puede notar que vivimos bajo un sistema patriarcal, reforzado con el sexismo, es decir, la actitud discriminatoria de quien infravalora a las personas del sexo opuesto o hace distinción de las personas según su sexo, y el machismo, actitud o manera de pensar de quien sostiene que el hombre es por naturaleza superior a la mujer, así este sistema se infiltra en nuestra vida cotidiana de forma directa a través de acciones diarias, o de forma indirecta a través del lenguaje.

El lenguaje y el pensamiento están estrechamente relacionados, las palabras nos ayudan a organizar nuestros pensamientos y lograr comunicarlos hacia otros individuos. Pero ¿alguna vez se han puesto a pensar en cómo un discurso bien desarrollado puede distorsionar nuestra forma de pensar y de ver al mundo? Las diferentes lenguas también pueden crear distintas realidades sociales. El género gramatical, por ejemplo, hace que la descripción de ciertos objetos varíe según el ámbito en el que se vive y la lengua en la que se habla. Un caso común se da entre el español y el alemán, si se le pregunta a un hispanohablante que describa un puente seguramente diga que es algo fuerte, poderoso, masculino, pero si esa misma pregunta se le hace a un alemán, es muy probable que lo describa como algo delicado, femenino; esto se debe al género gramatical de la palabra en cada idioma, en español es “el puente”, por lo tanto, masculino, pero en alemán se traduce a “die brücke”, su artículo es en femenino.

Si observamos este cambio en objetos inanimados, entonces ¿qué probabilidad hay de que también hagamos una gran diferenciación al hablar de hombres y mujeres? El artículo que utilizamos en referencia a trabajos, por ejemplo, puede determinar la representación mental que tenemos del mismo, por ejemplo, cuando decimos “médicos”, es normal que pensemos en hombres, pero también nos estamos refiriendo a mujeres. Esto de igual manera afecta a la forma que vemos a quien realiza este trabajo: muchas personas tienden a desconfiar de mujeres en el ámbito de la medicina, y prefieren ser atendidas por un hombre. Esta confianza no solo recae en el uso del lenguaje, ya que es muy probable que la principal razón sea que al principio de los tiempos las mujeres no tenían lugar en estos tipos de empleos y por lo tanto se las cree “sin experiencia” (a pesar de que todos sabemos que recibieron la misma educación que cualquier otro hombre), pero el lenguaje hace su aportación a esta forma de pensar. Cuando hablamos sobre el principio de los tiempos y la evolución del ser humano pensamos en cómo “el hombre” llegó a estos cambios, ¿y dónde estamos nosotras dentro de la historia? ¿no sería más sensato hablar de la evolución del ser humano?, pero desde la mirada de la historia el hombre originó todo, y gracias a él existimos las mujeres y existe todo lo que conocemos a nuestro alrededor. En las religiones en general hablamos de un “Dios supremo”, y si tratamos de imaginar ese Dios vemos a un hombre probablemente, ¿y si fuera una mujer? ¿las religiones que conocemos hoy en día tendrían el mismo peso sobre la sociedad? Probablemente no, porque los filósofos, historiadores, grandes inventores, políticos, escritores, etcétera siempre fueron hombres, ¿cierto? Utilizar ciertos términos puede afectar en el reconocimiento de mujeres en ciertas posiciones laborales, para las mujeres es más difícil entrar en cargos políticos, porque si una jefa de Estado toma una decisión que choca con los ideales de la mayoría es una tirana, pero si es un hombre, solo tiene mano firme. También en el hecho de disfrutar su propia sexualidad, por ejemplo, en el caso de que una mujer se acueste con muchos hombres se la considera una zorra, pero en el caso de un hombre, es un ganador.

Estos conceptos erróneos se extienden a lo largo de la historia, como en la mitología griega, se cree que Medusa, aquel ser femenino que convertía en piedra a aquellos que la miraran a los ojos, tiene esa característica por una maldición de Atenea tras que la primera se acostara con Poseidón. La verdad es que fue un regalo de la diosa, cuando Atenea ganó la ciudad de Atenas ante Poseidón, este buscó venganza abusando de su sacerdotisa más cercana, muchos creen que Atenea, enfurecida con Medusa por esto la maldijo, pero en realidad, conmovida por la verdad le otorgó este poder para que ningún hombre la toque sin su consentimiento nunca más. La forma en la que este relato se cuenta normalmente afecta la forma en la que percibimos a

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