Ensayo sobre el hombre light
Enviado por Nicole Tirado • 22 de Abril de 2022 • Ensayo • 1.214 Palabras (5 Páginas) • 330 Visitas
“El vacío moral de la sociedad actual”
Una sociedad se basa en el cuestionamiento de las personas y su capacidad para argumentar y dar su opinión al respecto. Sin embargo, con el pasar de los años he podido observar cómo se ha ido insertando un nuevo prototipo de individuo, el cuál no cuestiona y solo se conforma, buscando no más allá de lo ya establecido. Un sujeto que le teme a los retos y al cambio, quién poco a poco ha ido creando una cultura “light”, en dónde no predomina la esencia o el contenido, sino la comodidad. El médico y catedrático en psiquiatría, Enrique Rojas, mencionó en unos de sus libros: “Hay que conseguir un ser humano que quiera saber lo que es bueno y lo que es malo; que se apoye en el progreso humano y científico, pero que no se entregue a la cultura de la vida fácil, en la que cualquier motivación tiene como fin el bienestar”[1] Con esta frase puedo dar alusión a ese bienestar errado, que nos está hundiendo cada vez más en un mar lleno de hedonismo, materialismo, consumismo y permisividad. En este ensayo estudiaremos a lo que conocemos como el ser humano actual, “el hombre light”, un hombre ligero, volátil, básicamente que va a la deriva, haremos frente a sus ideales y buscaremos evadir ese camino sin desarrollo, sin fondo moral. Porque simplemente, no se pueden sentar las bases de una civilización con escasa educación humana.
Desde ya varios años atrás he observado como nuevos artículos van ingresando al mercado, productos que ofrecen menos, pero valen más, como leche libre de lactosa, dulces sin azúcar, harinas libres de gluten, etc. Todo esto con el fundamento del inicio de una cultura revolucionaria, una cultura “light”, “todo suave, ligero, sin riesgos, con la seguridad por delante”[2], pero, ¿acaso se quedó sólo en artículos?, la respuesta es no, el individuo se fue adecuando más y más a esta comodidad de menor sustancia y esfuerzo, pero igual “bienestar”. Incluso la literatura cambió dejando de lado lo formal y abriendo un nuevo mundo a lectores poco exigentes. Esos son los hombres que conforman la sociedad actual, individuos ligeros, vulnerables, inestables, que han ido perdiendo poco a poco su sentido de humanidad. Estamos invirtiendo constantemente los papeles en esta obra de teatro que simboliza nuestra vida, en dónde estamos dejando el papel estelar, por un seguidor, pues es cada vez más fácil manipularlo, confundir sus convicciones y hacerle pensar que llegar al estrellato y éxito, es seguir a los demás, causando admiración o envidia con el placer y la falsa felicidad.
Nuestra economía se ha fortalecido, la tecnología ha evolucionado y expandido a gran escala, se han dado grandes avances en diferentes campos, simbolizando el surgimiento de una nueva civilización, en dónde todo es crecimiento y desarrollo constante, sin embargo, ¿estamos siendo conscientes del otro lado de la historia? En la cual el hombre poco a poco se está quedando huérfano de humanidad, dejando de lado los valores trascendentes y tomando como pauta al hedonismo, la permisividad, el consumismo y el materialismo. Rigiendo la norma de “caiga quién caiga”[3], basando su comportamiento con la ley máxima de la búsqueda ávida del placer[4], el disfrute sobre todo y con un goce ilimitado. Un hombre así, melancólico, sin juicios contundentes, que se hunde cada vez más en un vacío moral, con hambruna de verdad, de amor, con indiferencia pura, está construyendo una sociedad desorientada, idólatra, “radiante de caminar hacia atrás”[5], que no busca la verdad y amar la libertad, pues están convencidos que más conveniente y fácil es crear su propia verdad a la carta, fundamentando lo que les gusta y rechazando lo que les perjudica. Diariamente en la televisión observo publicidades masivas de productos iguales a anteriores a simple vista, pero con un agregado mínimo y atractivo, que busca despertar ese impulso materialista que llevamos dentro, en dónde se confunde el consumir con el consumismo, porque ojo, no son lo mismo. El consumir refiere a esa necesidad para la supervivencia que el humano trae consigo desde ya varios siglos atrás, pero el fenómeno consumista que hemos ido cultivando hace referencia a esa sed de abundancia, de estar a la “moda”, una cultura “envase”, en dónde medimos al hombre por lo material que lo envuelve y no por la esencia que contiene. Unos ideales en los que todas las relaciones se ven afianzadas netamente con el monstruo del dinero, incluso el amor. Creamos una falsa felicidad, un falso amor que sienta base en el placer, sin embargo, conforme pasan los años en esa relación superficial, nos empezamos a cuestionar ¿qué es realmente amar a alguien? Pues es simple atracción y pasión en dónde “No se busca el bien del otro, sino el goce con él”[6]. No existe un nosotros, sino un “tú” y un “él”, trayendo consigo un grave problema social actual, las rupturas conyugales, relaciones llenas de indiferencia y descompromiso.
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