Estética en el arte contemporáneo: ¿Por qué es difícil identificarla?

Estética en el Arte contemporáneo: ¿Por qué es tan difícil identificarla?

Resumen: En este ensayo se habla de cómo distintos criterios, tales como la cultura, sociedad e incluso economía, afectan a la experiencia de la percepción en el arte contemporáneo y también la sensación de estética en el mismo.

Para hablar de estética en el arte contemporáneo, el arte de nuestros tiempos, primero es necesario comprender el concepto desde sus principios, pues a pesar de haberse tenido conciencia de “lo que es bello” desde los grandes filósofos griegos, el término “estética” no aparece sino hasta el siglo XVIII, en 1753, cuando es acuñado por el filósofo alemán Alexander Gottlieb Baumgarten.

Académicamente hablando, nos referimos a la estética, como aquella ciencia o disciplina filosófica que estudia la naturaleza de todo aquello que es “bello”; al definirlo de forma filosófica, podemos ser un poco más sensibles y decir que estética es “el arte del pensamiento bello” o “el arte de la percepción de las cosas”, entre muchas otras definiciones, sin embargo, por más que nos gustaría que la percepción de la belleza fuese cosa sencilla que se pudiera medir con una escala o una unidad, no es así. La belleza es un concepto impreciso y subjetivo, que tiene mucho más que ver con la propia percepción de las emociones que experimentamos al apreciar u observar algo (de ahí el origen de “estética”, aisthetike, percepción), que con conceptos como la simetría o la naturaleza.

Es de este modo que terminamos cayendo en una nueva interrogante: ¿qué es estética y por qué es tan difícil definirla? En sí, podríamos decir que la estética es un noción abstracta que está fuertemente ligada con la cultura de la persona que la percibe o experimenta, y hace más referencia a algo que nos provoque emociones, que a algo que simplemente es "bello". En el arte, incluso podemos decir que es el estudio de las emociones que se relacionan a la percepción humana, sean estas positivas o negativas; este es el concepto de estética más aproximado al universal en la época contemporánea, y es sobre el cual nos estaremos centrando en este ensayo.

Teniendo en cuenta lo anterior, ahora lo único que nos queda por definir es el arte contemporáneo: El arte de nuestra época actual, que busca reflejar  un lugar y espacio en el tiempo determinados, hecho sólo para ser entendido por quienes lo aprecian en ese momento específico. Es decir, el arte contemporáneo, en el sentido estricto del término, menciona Cauquelin en su libro con el mismo nombre, es: “El arte del ahora, el arte que se manifiesta en el preciso instante y en el momento mismo que el público lo percibe” (2002).

Así mismo, es necesario separar el concepto de “modernidad” de “contemporaneidad”; pues es el arte contemporáneo el cual aparece con una nueva conciencia, como sugiere Danto en “Después del fin del Arte”, donde se crearon obras que habrían sido comprensibles hace décadas  e incluso trascendieron los límites previamente establecidos en el arte. Lo contemporáneo, a diferencia de lo moderno, comenzó sin abordar el arte del pasado, pues no es algo de lo  que deba deshacerse, aunque sea completamente diferente al arte moderno en general (1997).

Una vez conociendo nuestros conceptos básicos a tratar, es que podemos comenzar nuestras verdaderas y más importantes interrogantes: ¿Por qué es tan difícil identificar dicha sensación de estética en el arte contemporáneo? ¿Qué es lo que vuelve al arte contemporáneo tan diferente de otras expresiones artísticas que surgieron antes, que nos hace prácticamente imposible identificar esa “belleza” en él?

Al igual que cuando se estudian otras corrientes artísticas, es importante entender la expresión del arte contemporáneo a partir de su realidad material, pues es imposible interpretar el arte sin conocer el contexto social, cultural, económico o incluso histórico en el que se encuentra el artista y este movimiento no es la excepción. El arte, en todas sus expresiones, es representación de una realidad (perteneciente al mundo de las ideas, según Platón), por lo que termina siendo la imitación de una existencia efímera.

Es con la llegada del neoliberalismo y el capitalismo tardío, que comienzan a surgir nuevas cuestiones de crítica dentro del arte, sobre todo por la monetización y sobreproducción del mismo; al ser la estética una experiencia de la percepción que se relaciona a sensaciones subjetivas, no podemos negar lo mucho que la cultura consumista también influye en ella. La desinformación en los medios de comunicación en masa, la difusión masiva y la sobreproducción son situaciones que se ven mucho en la vida cotidiana hoy en día y, por supuesto, estas experiencias no excluyen de ninguna forma a las artes; parte de la experiencia perceptiva-sensorial es el entendimiento de las situaciones que llevaron al manifestante artístico a realizar su obra, sin embargo, al encontrarnos con estas problemáticas es que se comienza la cuestión de si el arte hoy en día ha estado decayendo, por la sobreexposición a los medios; si ha dejado de tener sentido, con la desinformación que se da al respecto; o simplemente ha muerto, por la sobreproducción y el uso de objetos “ready-made”^[1] en sus creaciones. Es de esta manera que el arte contemporáneo se convierte en objeto de crítica, no sólo de forma filosófica y estética, sino también de forma cultural y socio-económica, de ahí gran parte de la dificultad para identificar el sentimiento estético en el mismo.

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