Estar Vivo, y Vivir Es Diferente
Enviado por AngieAlva • 14 de Noviembre de 2018 • Trabajo • 4.180 Palabras (17 Páginas) • 154 Visitas
Estar Vivo, y Vivir Es Diferente
Constantemente me pregunto qué hubiera pasado si mi amada Ángela no se hubiera separado de mí, nosotros pudimos haber sido muy felices, como ya lo éramos tiempo atrás; por mi cabeza aun rondan preguntas que ya no puedo hacerle, un año ha transcurrido desde entonces, y aun no sé nada de ella. La oscuridad de la noche se ha vuelto mi consuelo desde que ella se fue, al terminar mi jornada de trabajo lo último que quiero es escuchar las constantes quejas de Luisa por no poder controlar la enfermedad de Gabriela, así que prefiero salir y dar un paseo por el vecindario. Veía poca gente por las calles, todos con rostros tranquilos, que no expresaban ninguna preocupación, miedo o dolor, pareciese que no tienen problema alguno, mentiría si dijera que no los envidio por eso, su vida es casi perfecta a comparación de la mía, mi estancia junto a Luisa se ha vuelto un martirio desde entonces, ella es la culpable de todo.
En estos últimos meses he sentido mi odio crecer cada vez que la tengo cerca. La enfermedad de Gabriela, las constantes miradas de reproche de Luisa pidiéndome a gritos que haga algo por salvar nuestro “matrimonio”, y los problemas de trabajo han hecho que mi vida se detenga, en estos momentos me encuentro en un estado de depresión que ni yo mismo entiendo, estoy a nada de perder el trabajo, mi esposa e hija a la vez; a mí solo me interesa saber si mi Ángela está bien.
Luisa a mi lado me miraba de una manera inexplicable; hacía unos minutos que logro dormir a Gabriela, no sabía que hacer o decir, así que miré el techo. Hasta que rompió el silencio.
- ¿Cómo te fue en el trabajo? – se sintió un aire incómodo en la alcoba, no pude contestarle; como decirle que estoy a punto de perderlo. – Entiendo si no quieres contarme.
Antes de que me diese la espalda respondí a su pregunta con un “Bien, ha sido un día estresante” ella solo asintió, en ese momento olvidé todo, y se dio paso a una agradable conversación durante unos minutos, el momento incómodo se había esfumado y por primera vez después de tres años pude ver una Luisa que creí no existía más, mi odio seguía ahí presente, pero la situación lo opacó por completo; incluso después de un año sonreí… antes de perderme en un profundo sueño. Y no estaba seguro de lo que estaba pasando en estos momentos, pero Luisa se veía notablemente más joven y a su lado, en el acolchonado mueble de cuero se encontraba Gabriela que parecía haber amanecido sin rastro de los síntomas de asma que la aprisionaban por las mañanas; al contrario, se veía bien mientras luisa hablaba con ella, sus pequeñas respuestas me hacían sonreír mientras observaba desde la cocina con curiosidad, quería saber que hizo Luisa para que mi pequeña se vea saludable y fuerte esta mañana. Sin embargo, estaba el problema sobre mi trabajo, recuerdo lo que mi jefe dijo la mañana de ayer en su oficina.
-Leonardo… siéntate - Tomé asiento esperando lo peor. ¿qué le diré a Luisa? – tu desempeño en la empresa no ha sido bueno este último año, ¿cómo justificas eso?
-Lo siento señor, he tenido algunos problemas…
-Seré claro, si no vienes a trabajar para explotar todo tu potencial en la empresa…entonces no vengas.
Existía la disposición en mí para cumplir con mis deberes laborales. En ese momento me di cuenta, Ángela, mi adorada Ángela se había robado un año de mí vida y poco a poco iba perdiendo los logros que con tanto esfuerzo logré; mi dolor no me ha dejado avanzar, pero ahora tenía que dejar todo atrás, mí Ángela se fue, pero Gabriela mi niña sigue aquí y ya no puedo ignorar los sucesos que pasan a mi alrededor, es hora de vivir sin mí hermosa. El sonido de las teclas hacía eco en mi oficina, decidí quedarme hasta tarde intentando así poder terminar con la mayoría de mis deberes de esta semana,
Caminando por las calles oscuras de ese vecindario que tanto visité hace un tiempo reviví los momentos más felices de mi vida, las noches de pasión y lujuria, ese sentimiento de amor que fue naciendo entre nosotros, no recuerdo haber sentido algo así con nadie más que con ella, pero… me encontraba ciego, cautivado por la belleza y la juventud de mi hermoso ángel, ella fue mi salvación en aquellos momentos, o mejor dicho mi escape, no quería afrontar los problemas constantes que sucedían a mi alrededor, me puse una venda en los ojos y desvié mi atención de la persona que más me necesitaba. Comprendí entonces lo injusto que había sido este último año. La luz de la cocina se encontraba encendida, eran las dos en punto, escuché unos ruidos y supuse que se encontraba despierta, probablemente esperando mi llegada. La vi de espaldas frente a mí, su diminuta figura se escondía bajo esa camisa dos veces más grande que su cuerpo y esos diminutos shorts, carraspeé para dar aviso de mi presencia, ella volteó enseguida preguntando si tenía hambre, negué me encontraba un poco exhausto quería descansar, pero tenía que llegar a un acuerdo con mi familia.
-No te ofrezco un amor sólido como el que tuvimos hace años, porque es algo que estamos muy distantes de volver a sentir… – ella tomó asiento prestando atención. Me odiaría la vida entera si no hacía lo posible por salvar el único amor que me quedaba. – pero te ofrezco un mejor futuro para nuestra hija. – la miraba a la expectativa de su respuesta esperando el acuerdo.
-De acuerdo Leonardo… por nuestra hija.
Aquella noche después del trabajo Luisa me esperaba con mi pequeña Gabriela para cenar, eran apenas las ocho y quince minutos, abracé y jugué con mi pequeña unos minutos, era agradable llegar y sentir ese cálido aire familiar. Toc toc. ¿Quién será? Abrí la puerta con Gabriela abrazando mis rodillas. Parpadeé repetidas veces, ese aroma floral inundo mis fosas nasales, el carmesí de sus labios y sus ojos añorantes pararon el tiempo a mi alrededor ¿acaso será un sueño? Su piel como una hoja de papel y las bolsas bajo sus ojos opacaban su belleza, su demacrada figura se escondía debajo de un gran abrigo de piel completamente mojado sin razón lógica, ya que no había aparecido una buena lluvia desde hace poco más de un mes. ¿Qué le sucedió? No me importaba solo quería saber que le había pasado y si estaba bien. Dejando un espacio para que pasara caminé apresurado en dirección a la cocina en busca de Luisa, quizá ella pueda ayudar. Pero no había nadie en la cocina cuando apenas hace un minuto ella estaba ahí.
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