Heiddeger hermenéutica ensayo 2
Enviado por miguel tha monsta • 3 de Mayo de 2017 • Reseña • 1.884 Palabras (8 Páginas) • 130 Visitas
La represión, el inconsciente y la sociedad Es interesante evocar en relación con este primer período, el concepto de represión, porque este concepto va a jugar un rol a través de las distintas etapas de la carrera intelectual de Freud. Cuando Freud encuentra la presencia del inconsciente en el tratamiento de sus enfermos, especialmente en los grandes neuróticos, él se plantea el problema de la génesis de este inconsciente. ¿De dónde viene? Freud, en un cierto número de textos, en la"La interpretación de los sueños", en la "Introducción al psicoanálisis" y en "Los tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad", responde que el individuo, desde su nacimiento, está dotado de un conjunto de pulsiones, es decir, de un equipamiento animal. La sociedad en la que ocurre, en la que estamos insertos; esta sociedad, a través de la organización familiar, ejerce sobre nosotros un cierto número de presiones. Se nos va a forzar en el ejercicio de nuestros instintos alimentarios, excréticos, sexuales, y estas presiones de la sociedad, ejercidas por la madre y por el padre, van a ser interiorizadas; Freud dice, incluso, introyectadas por la personalidad en formación, de tal manera que ya no vamos a necesitar más del gendarme parental, que nos transformaremos en nuestros propios gendarmes. En esta interacción de la sociedad con sus presiones y de la naturaleza con sus pulsiones, Freud hace dialéctica sin saberlo, como todos aquellos que se han dedicado a una práctica científica verdadera. Y esta dialéctica hace que Freud supere el nivel del materialismo puramente médico, porque hace intervenir la relación sociedad-naturaleza. Entonces, el inconsciente es, en el fondo, el producto de la represión, es decir, el efecto de este proceso a través del cual la sociedad obstaculiza, por ejemplo, nuestras pulsiones incestuosas, homosexuales e incluso heterosexuales, pero de una manera tal que no tenemos conciencia. El rechazo es, él mismo, un proceso inconsciente, generador del inconsciente. Por lo tanto, el inconsciente no es enigmático para Freud, no es misterioso. Se podría decir que hay inconsciente porque hay sociedad. La base real del inconsciente es la explotación del hombre por el hombre y la represión de las fuerzas vitales que resulta de esta explotación, aunque Freud no hubiera ido hasta ahí. La libido y sus dos manifestaciones Segunda etapa: 1914-1934. Se admite que hay un giro en 1914 en la obra de Freud con el artículo: "Introducción al narcisismo". He aquí rápidamente de qué se trata. En el primer período (1895-1900), Freud dice: hay instinto sexual (libido) y también un instinto del yo, del interés, un instinto de conservación. Bien entendido, todas las obras de este período muestran que la potencia de la libido le gana de lejos a la potencia de este instinto de conservación, de este interés. Pero Freud piensa que existe, yuxtapuesto en el inconsciente a la libido. En 1914, Freud constata que, en efecto, la libido puede manifestarse, y se manifiesta, de dos maneras. La libido objetal: el sujeto embiste sobre un objeto; aquella en la cual la libido actúa como un boomerang sobre el sujeto. Uno se ama, y Freud constata que la libido del niño es una libido fundamentalmente narcisista. El amor que el bebé, el muchacho tiene por su madre, es de hecho el amor que tiene por sí mismo a través de la madre. La fase de la pubertad no ha sido atravesada. No hay una verdadera capacidad de inversión objetal; es, de hecho, una sexualidad autoerótica la que está en curso. Entonces, el descubrimiento del narcisismo es una cosa muy importante, porque elimina la hipótesis bastante débil del segundo instinto, la hipótesis del instinto del yo. En realidad, en el inconsciente todo es libidinal. En 1914, Freud ha llegado hasta el final de la explicación por medio de la sexualidad. Pero la libido, si es que tengo derecho a hablar en lugar de Freud, funciona dialécticamente. Comporta una contradicción interna entre su aspecto objetal y su aspecto narcisista. También, a partir del descubrimiento del narcisismo, Freud puede dar una explicación global de la neurosis, cualquiera sea el síndrome neurótico que tenga que enfrentar. Freud puede decir que la neurosis resulta una insuficiencia de la superación del narcisismo infantil. La neurosis es un reflujo hacia el narcisismo infantil, hacia el autoerotismo que se traduce por una incapacidad de inversión objetal. Y es a partir de este descubrimiento que Freud va a llegar a su "segundo tópico", es decir hacia su concepción de la estructura de la personalidad, con las tres instancias que se conocen: el ello, el yo y el súper-yo. El "ello", el "yo" y el "súper-yo" y la dialéctica naturaleza-sociedad En realidad, no hay tal cosa como primer tópico y un segundo tópico. En realidad, hay una tentativa de caracterización del psiquismo, que hace intervenir al inconsciente, al preconciente y a la conciencia. Después, hay una tentativa de definición de la personalidad. Entonces, esta tentativa se realiza según las tres instancias del ello, el yo y el súper-yo. Y encontramos en la formación del yo y del súper-yo, la dialéctica naturaleza-sociedad de la cual ya he hablado. Freud dice "arribamos a la vida con un ello". El ello es nuestro equipamiento pulsional, el que no difiere de un individuo a otro, que es el equipamiento pulsional de la especie. Pero en el contacto con el mundo exterior, es decir, con el mundo social, familiar, se constituye, en la periferia del "ello", una nueva instancia que es el "yo". Por lo tanto, es claramente la dialéctica naturaleza-sociedad la generadora del yo, de la personalidad en formación. Vamos a ver después que, con Lacan, todo ocurre como si estas banalidades no hubieran sido admitidas, como si se las quisiera rechazar. En realidad, el "yo" se segrega a partir del "ello" en el contacto con la realidad social y Freud, dialéctico una vez más sin quererlo y sin saberlo, es obligado a darse un último concepto para explicar que las normas de la sociedad no son solamente sufridas por el individuo sino interiorizadas, introyectadas. Para explicar esta interiorización hay que recurrir a una tercera instancia, que es el "súper-yo", nacida del ideal del "yo". El "súper-yo" es la sociedad, la socialidad más precisamente, que se ha interiorizado en cada uno de nosotros. Es la parte de la ideología (Freud no lo dice pero se lo descubre bastante fácilmente), es la parte de ideología que tenemos en nosotros. Incluso, si queremos destruir la sociedad burguesa, tenemos un "súper yo" burgués, como otros han tenido un "súper-yo" feudal, esclavista, etc. El "súper-yo" de Freud es una tentativa de explicación a nivel de la psicología y a nivel de la formación de la personalidad individual de lo que Marx había ya descubierto, establecido a nivel del devenir socio-histórico y de las relaciones entre las clases constitutivas de la sociedad. Un problema va a plantearse a partir de la estructura "ello/yo/súper-yo". O bien se pretende explicar la personalidad solamente a partir de ella, su formación, su desarrollo, sus deformaciones y su patología, como lo hace la mayor parte de los psiconalistas. En este caso, caemos en el psicologismo. O bien recurrimos al materialismo histórico. A partir de los problemas del segundo tópico freudiano, está la gran cuestión que aún permanece ¿Es que se va a articular el "ello" a la sociedad existente en la cual están aprisionados los individuos? ¿Es que se va a ir hasta el final en la explicación del "súper-yo", particularmente considerando que el "súper-yo" es represivo y que esta represión ha determinado un síndrome neurótico? ¿Es suficiente reubicar el "súper-yo" en su lugar o hay que interrogarse sobre la sociedad circundante? ¿No es acaso la sociedad que es patógena? ¿Es que la multiplicación de las neurosis en el período capitalista agonizante de hoy puede simplemente ser explicada por los "súper-yo" que se desarticulan, o debe ser reportada a la sociedad y a los instrumentos de clase de esta sociedad? De la ciencia y la metafísica Aquí se plantea la cuestión principal de la explicación del psicoanálisis por él mismo, por medio del mismo y en sí mismo, de acuerdo a una pretendida autonomía psíquica en la que la mayor parte de los psicoanalistas pretenden no caer, pero a la cual vuelven como el perro de las Escrituras a su vómito, en su práctica y en su concepción verdaderas. Si usted encuentra a alguien que sea diferente, tráigamelo. En su último período, Freud va a librarse a especulaciones. Una de sus selecciones de artículos se llama "Metapsicología"; es bastante revelador. Freud va a tomar partido con relación a su práctica medical, con relación a sus experiencias de terapeuta, y va a librarse a especulaciones en las cuales va a evocar a Schopenhauer, Nietzche y otros. Freud alcanza en este momento una tercera clarificación de los problemas del inconsciente y la sexualidad. Según él, dos fuerzas, dos principios actúan a través de los seres vivos, especialmente los seres humanos. Uno de esos principios lo llama Eros, ya no es más la libido, es de cierto modo la potencia de amor, un poco libidinizada; es el Dios Amor de los griegos que le sirve de referencia. El otro es Tanatos, es decir, la muerte. Freud nos indica que al interior del ser vivo, es decir en el organismo, hay una cierta presencia de lo inorgánico. Claude Bernard había descubierto ya antes que Freud que lo orgánico está hecho siempre de bioquímica, es siempre un hecho físico-químico. Para Freud, esto da lugar a una especulación de acuerdo a la cual al interior de la potencia de creatividad propia de la vida, es decir, el Eros, hay una potencia de muerte que se traduce por el automatismo de repetición. Cuando no somos capaces de superar un estadio de nuestra vida psicosexual estamos condenados a la repetición. Y este automatismo de repetición es la muerte en el corazón mismo de la vida y es lo que llevará al síndrome neurótico, incluso la psicosis. Lo que no es vivido con un mínimo de conciencia está condenando una repetición en la opacidad, en el inconsciente. Entonces, desde siempre y para siempre, Eros y Tanatos están en conflicto y, en este momento, Freud cae en la metafísica. Freud no ha explicado el ascenso del hitlerismo con relación a la burguesía mundial, al capitalismo internacional y al enfrentamiento entre el proletariado y la burguesía; el hitlerismo se transforma, en su pensamiento, en un efecto de Tanatos, un efecto de la potencia de la muerte. Refluimos, por lo tanto, a ideas de carácter metafísico y religioso. El hombre está maldito, esto nunca andará bien y, después de haber subido algunos escalones, uno está condenado a redescender a los abismos. Estas últimas especulaciones freudianas van a afectar el concepto de represión del que ya he hablado. La represión es el resultado de presiones sociales contra nuestras pulsiones animales, es la dialéctica naturaleza-sociedad. Pero si hay una potencia mortífera de lo inorgánico en lo orgánico, hay otra fuente de represión, que ya no tiene que ver con la relación naturaleza-sociedad y que es una fuente absolutamente incontrolable. No se vincula más con experiencias terapéuticas. Nada la puede justificar en la práctica del doctor Freud. También, esta represión "originaria", anterior a la relación naturaleza-sociedad, va a ser uno de los puntos de referencia favoritos de Lacan en su interpretación rectificadora del freudismo.
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