LA PRACTICA EDUCATIVA LIBERADORA
Enviado por Cesín Bermudez • 29 de Abril de 2020 • Ensayo • 2.421 Palabras (10 Páginas) • 131 Visitas
LA PRÁCTICA EDUCATIVA LIBERADORA
CESAR PALACIO.
Durante mucho tiempo en nuestros países latinoamericanos había predominado (y aún sigue predominando en muchos aspectos) la formula que hizo posible que los poderosos dominaran a las masas excluidas, los pobres. Una de las formas más sutiles que establecieron fue el hacer creer que los que pertenecían al lado de los oprimidos, carecían de conocimiento, aunado a un proceso de alienación cultural e ideológica que pretendió convertir al hombre en un engranaje dentro de las fábricas de la clase burguesa.
Aunque la ignorancia fue un arma bien usada por parte de la burguesía; otra forma de enajenar al hombre de la realidad, fue el formar de acuerdo a los preceptos y los valores del capital a través de la escuela. El proceso educativo tomó importancia dentro del Estado burgués para mantener el orden establecido, creando a su vez una realidad virtual, donde el pobre, el excluido, el trabajador, el desempleado y aún el hambre en aumento por consecuencia misma de modelo de producción capitalista, no era más que un “daño necesario” en la humanidad.
Aunque en un principio histórico la educación era un privilegio de los hijos de los potentados; luego de ser declarada obligatoria, pública y gratuita, el modelo escolástico[1] antiguo sirvió como un modelo educativo perfecto para el proceso educativo en nuestros países, pues éste plantea una educación unidireccional y absolutamente hegemónica por parte del maestro.
La intención verdadera siempre nos había sido oculta, sin embargo, otros pensadores encontraron en la educación una manera para el “darnos cuenta” de la realidad fabricada y comenzar a plantearnos que habíamos sido parte de un sistema de dominación y opresión por parte de los aparatos del Estado burgués.
Algunos teóricos y pedagogos plantearon un modelo distinto a la educación tradicional, presentando algunas estrategias educativas que darían cuenta de una concepción de la enseñanza-aprendizaje que contraponía al modelo escolar establecido.
Modelo que traslada los saberes a todos los participantes del proceso educativo, desde donde nacen las necesidades y verdades sociales y culturales. Para ello, los enunciados de participación e inclusión toman sentido, pues, nadie es dueño de la verdad absoluta de la realidad (enunciados universales). Ello no significa un desplazamiento de la figura del maestro, solo que, se regula su función en torno a una sociedad equitativa y de toma de conciencia para la superación y transformación (construcción colectiva).
Desde la educación popular (Freire) se han venido dando espacios pedagógicos cuyo principios van acorde a la superación del estado de opresión y la necesidad de la toma de conciencia de la realidad para ser transformada por los propios excluidos del sistema capitalista. Un principio negado por el modelo educativo tradicional y que es clave en la educación liberadora, es el derecho de disentir desde su propio conocimiento, es decir, plantear una perspectiva desde un referente propio. El educador entonces deberá verse como propiciador de espacios de discusión colectiva, parte esencial para ejercer paulatinamente la practica participativa desde el aula y la propia comunidad.
La practica pedagógica para la transformación requeriría entonces establecer estrategias que permitan eficazmente la generación de espacios de aprehendizajes, no como un recipiente de los conocimientos del docente, si no como constructor de nuevos conocimientos. El educador debe convertirse en el principal facilitador de la reflexión colectiva en los encuentros pedagógicos. Pero ello sería realmente imposible si no entiende la manera o las vías de cómo realizar una sesión didáctica que llegue a cumplir un objetivo planteado, por supuesto, que genere no solo la participación activa del discente, sino que permita la inclusión y consenso de los saberes participantes. Barbara Rogoff citada por Harf. Adaptación UNES, Estrategias Didácticas (2011), plantea que el proceso es gestionado por el docente y el discente en la que denomina la “participación guiada”. Rogoff expresa que “El profesor gradúa la dificultad de las tareas y proporciona al discente los apoyos necesarios para afrontarlas, pero esto sólo es posible porque el discente, con sus reacciones, indica continuamente al profesor sus necesidades y su comprensión de la situación. El maestro tendrá que ser capaz de “leerlas” para actuar en consecuencia.” (1984)
Uno de los principios que se postulan desde esta visión es la progresiva toma de control por parte del discente de las actividades de aprendizaje. Ello por su puesto conlleva a una mayor responsabilidad por parte del discente tener una participación más activa dentro del encuentro didáctico. Manterola (2009) habla en torno a las estrategias del aprendizaje y lo presenta de esta manera “Procedimientos (conjuntos de pasos, acciones, operaciones o habilidades) que un discente emplea para apropiarse y empoderarse con el fin de aprender.
La idea de establecer una estrategia didáctica de enseñanza y aprendizaje subyace precisamente en cambiar la perspectiva de manera como se plantea el contenido en la sesión de aprendizaje. No se trata de hacerla dinámica como un fin en sí mismo, si no que el educador debe propiciar con objetivos claros qué se quiere plantear y el cómo lograrlo. Utilizará a su alcance las tácticas, métodos, actividades, tareas que guíen la reflexión del tema. Pero es importante siempre que ésta no sea una mera invención o ficción, si no que estas herramientas sirvan para que el discente aporte desde su realidad y experiencia, o mejor aún que los productos que se requieran estén sustentado por los saberes de los discentes y no uno “prefabricado” por el docente; en otras palabras, que al final se haga siempre a la manera lo que el docente espera.
Para ello el docente facilitador debe hacerse a sí mismo algunos cuestionamientos previos para planificar sus estrategias didácticas. El hecho de que se diga que en la educación popular se promueva una pedagogía de toma de conciencia y de transformación, no quieres decir que ella no tenga que ser planificada bajo objetivos claros de lo que se quiere promover en la sesión didáctica. El facilitador debe propiciar un espacio de discusión, disenso y consenso que genere al final análisis reflexiones y síntesis de las aprehensiones desde el propio discente. ¿Cómo se haría entonces si no cuenta con una planificación de su espacio didáctico?, toda estrategia es en parte un proceso de planificación, el cómo hacer nos obliga a presentar escenarios posibles dentro de la acción pedagógica. H. G. Frank (1960) citado en UNES 2011, habla del Espacio Didactológico desde las preguntas del ¿Cómo enseñar?: ¿qué?, ¿cómo?, ¿porqué?, ¿por quién?, ¿a quién? Y ¿a través de que enseñar?
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