La Gran Apología de Socrates.

“Apología de Sócrates” – Platón

¿De qué trata él libro?

Vemos como Sócrates comienza a defender su postura con los atenienses, diciendo que nos verdaderas las calumnias que están diciendo de él; y que en todo momento les hablará con la verdad, solo les pide que no se enojen por su forma tan peculiar de hablar. La virtud de un juez u orador es decir la verdad.

Comienza respondiendo y refutando las acusaciones que tenía la primera la cual era: Sócrates es un impío, indaga lo que pasa en los cielos y en las entrañas de la tierra, sabe convertir en buena una mala causa y enseña a los demás sus doctrinas; y la segunda acusación la cual era: Sócrates es culpable porque corrompe a los jóvenes, porque no cree en los dioses del Estado, y porque en lugar de estos pone divinidades nuevas bajo el nombre de demonios. Hace mención de los tipos de acusadores a los que se estaba enfrentando, los primeros quienes lo acusan desde hace tiempo y los que en ese momento lo citaron el tribunal. Para refutar las acusaciones de la primera, dice que su compañero Querefón, habiendo partido para Delfos le pregunto al oráculo si había en el mundo alguien más sabio que Sócrates, y éste le respondió que no. Sócrates se hizo muchas preguntas sabiendo la respuesta que él oráculo dio, por lo que fue en busca de las personas que se conocían como sabios políticos, oradores, poetas y artistas; pero se dio cuenta que él era más sabio que estos, por el hecho de que creían saberlo todo aunque no sabían nada, y él no decía saber lo que no sabía. En cuanto a la segunda acusación, en su defensa le hace una serie de preguntas a Melito, donde claramente demuestra que sus acusaciones no tenían un buen argumento y solo lo quería perjudicar y trata de demostrar que no corrompía a la juventud.

Al final cuando es condenado a muerte les mostró a los jueces y atenienses que el miraba la muerte como un bien pues supuestamente había dos opciones o te traslada de un lugar a otro, o es una ventaja para escapar de todos los males de la vida. Él decía que un hombre de valor no toma en cuenta los peligros de la vida o de la muerte. Y pide que cuando sus hijos crezcan los hostiguen si ven que prefieren las riquezas en lugar de la virtud.

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