La atención.

La atención

Pensar bien consiste en enseñarse a emplear bien los medios que nos conducen al conocimiento de la verdad y remover los obstáculos que nos impiden llegar al conocimiento de este.

La atención se define como la aplicación de la mente a un objeto, ya que este es el primer medio para pensar bien. En algunas ocasiones se ofrecen objetos al espíritu sin que atienda y de esto se adquiere conocimiento superficial, inexacto y en algunos casos equivocado, porque sin la atención nuestro espíritu se encuentra en otro lugar. Por este motivo es importante tener el hábito de atender lo que se hace o estudia, ya que a veces no es la capacidad de entender lo que falta, sino la aplicación del ánimo y en algunas ocasiones se nos pasan por alto cosas esenciales que después nos impiden formar un juicio o contarlo a otros.

Un espíritu atento multiplica sus fuerzas, aprovecha el tiempo, atesora ideas con mayor claridad y exactitud, por lo que éstas se van guardando naturalmente de una forma ordenada en la cabeza.

Las personas que no atienden correctamente pasean su entendimiento por distintos lugares al mismo tiempo, ya que reciben impresiones diferentes de distintos lugares y acumulan muchas cosas inconexas que el lugar de aclarar, confunden y se borran unas cosas con otras

La atención no fatiga como se puede llegar a creer, porque no se refiere a esa fijeza del espíritu con que se clava sobre los objetos, sino es una aplicación suave y reposada que permite hacerse cargo de cada cosa y así tienes la agilidad necesaria para pasar sin esfuerzo de unas ocupaciones a otras, por lo que no es incompatible con la diversión, pues el esparcimiento del ánimo no consiste en no pensar, sino en no ocuparse de cosas trabajosas y en entregarse a otras más llanas y ligeras.

La atención no es abstracción severa y continuada, pues esto es ensimismarse y es considerado distraído.

El hombre atento posee la ventaja de ser más urbano y cortés porque el amor propio de los demás se siente lastimado si notan que no atendemos a lo que ellos dicen.

Son pocos los casos en los que se requiere atención tan profunda que no pueda interrumpirse sin grave daño, algunas personas se quejan cuando se les distrae con una visita o un ruido, en algunas tal vez sea un defecto natural, en otras una afectación vanidosa por creerse pensador y en otras la falta de hábito de concentrarse.

La conclusión es que debemos acostumbrarnos a tener atención fuerte y flexible al mismo tiempo para así poder controlar nuestros pensamientos y conocimientos, ya que de esta manera podemos hacer juicios, retener mayor información de una forma clara, etc.

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