La filosofía como modo del saber.
Enviado por zaknafein • 27 de Marzo de 2016 • Informe • 2.317 Palabras (10 Páginas) • 504 Visitas
La filosofía como modo del saber
Aristóteles asiste al primer desarrollo de la racionalidad e intenta desde su propio pensar, entendido como filosofía, conducir el lenguaje ordinario a la determinación universal del logos, lleva a cabo esta tarea como radicalización expresa del pensar de Platón a partir de la experiencia natural humana, para lo que aborda el análisis de la cotidianidad. Aristóteles inicia su reflexión en Metafísica con una frase en la que se funda todo el decir posterior, en una sentencia que es en realidad un principio, entiende el hombre como un “animal que posee palabra (razón). La sentencia con que Aristóteles inicia la Metafísica dice: “Todos los hombres poseen por naturaleza del deseo del saber”; este procura la prueba del decir, tipifica de manera específica la naturaleza del pensar que se pretende desarrollar, y aunque no es todavía una demostración teorética de la verdad del decir, si es una mostración inmediata de la misma, fundada en la experiencia inmediata, que, además le permite al filósofo señalar la prioridad que respecto al saber posee el sentido de la vista. Este consiste en haber visto, y que la vista es para los griegos el más rico y apreciado de todos los sentidos.
Incluimos, sin embargo, la traducción alemana de la sentencia que propone Martin Heidegger “A la esencia del hombre pertenece el impulso al comprender viendo”, en el sentido de “comprender visual” esto es, como un ver, que se ve a sí mismo en tanto que es. Aquí se muestra que el hombre posee una especial inclinación por la sensibilidad, un deseo natural de ver y de oír. A este “amor”, a esta inclinación, la denominan los alemanes “curiosidad”.
Así también Platón habla de “el ojo del alma”, este es el comprender que pertenece a todo ser vivo. El ver y oír poseen un círculo de objetos mucho más amplio que los demás sentidos.
El punto de partida de la exposición aristotélica es, pues, la observación de la existencia cotidiana como el modo propio de la vida natural del hombre y se le pregunta por lo que en el lenguaje común significan los términos sabiduría y sabio, diferenciándolos mediante el mayor o menor aprecio que el lenguaje expresa mediante el empleo del comparativo “más que”; que grado por grado conduce hacia lo mejor, hacia lo máximo, hacia lo que es “más sabio que”.
Todos estos conceptos son aprehendidos unitariamente bajo la expresión general: “Comprender”, no en un sentido específicamente teorético sino en un sentido práctico, aplicado; por ejemplo: que alguien comprende su quehacer, quiere decir que alguien es capaz de orientarse, de hacer algo, que puede desempeñar su labor.
Aristóteles interpreta el proceso del comprender. Para ello se requiere de una mirada a un ente cuyo ser está determinado, el ente que en cuanto es tal comprende por sí mismo, es lo que determinamos vida, ser vivo, y, en sentido restringido, hombre. Al ser del existente humano y, en cierto sentido también al animal, le pertenece en su ser y por su ser el comprender; que algo sea comprendido quiere decir por tanto que ya no está más oculto. Así también en el comprender descansa la verdad, lo que está des oculto, no oculto sino descubierto.
El hombre es un ente que descubre otro ente y con él a sí mismo, no por accidente sino por naturaleza; es un ente determinado que descubre con su ser el mundo y con este se descubre a sí mismo, aunque indeterminada, vaga e inseguramente. Un ente que descubre el mundo en lo íntimo de su propio ser, y precisamente como o más cercano.
Siguiendo el camino señalado por los modos comparativos del lenguaje y dirigiéndose desde el inferior hacia el más alto según el entendimiento común, encuentra que la gradación corresponde a una clara tendencia hacia un fin, concebido como una perfección. En esta jerarquización Aristóteles distingue cinco diferentes grados del comprender en la existencia natural:
- Coinai aisthesis: sensibilidad común, la orientación en el mundo que posee cada uno.
- Empeiria: Experiencia, el estar dirigido a un determinado hacer.
- Technites, Cheirotechnes: El que trabaja con las manos, quien posee un modo específico de hacer, un arte, el constructor.
- Architecton: Su labor principal es la elaboración de planes, se desenvuelve en el conocimiento
- Theorein: el de la reflexión libre.
Las bases del conocimiento:
Aristóteles señala dos clases de dotación natural necesarias para todo conocimiento propiamente dicho: Sensibilidad y memoria.
Sensibilidad:
Es en primer término y básicamente la responsable de la orientación en el mundo que cada uno tiene, tanto el hombre como el animal. Aristóteles se refiere más detenidamente a la sensibilidad en el “tratado del alma” se ocupa expresamente en definir lo que son la sensación y el sentir. La sensibilidad determina todo vivir y toda vida en cuanto la hace inmediatamente posible en su desarrollo y su conservación. Si el ser vivo estuviera determinado sólo por la sensibilidad estaría sujeto a tener que aprender cada vez de nuevo lo mismo.
Memoria:
Mediante esta el ser vivo conserva lo d cada momento para el desarrollo y salvaguarda de la vida, de tal manera que siempre puede contar con ello. En la memoria se funda la posibilidad de saber acerca de lo no presente, la posibilidad de hacer presente de nuevo lo actualmente ausente: de conocer, de orientarse libremente mediante una mirada abierta y comprensiva.
El ser vivo que posee memoria es libre en cierto sentido y no está plenamente encerrado en la percepción. Gracias a la memoria el ser vivo ya no necesita aprender cada vez de nuevo para orientase, sino que cuando se encuentra en el mismo lugar de su relación con el mundo sabe ya de antemano cómo está éste dispuesto, en qué sentido le es disponible y qué comportamientos le son convenientes.
Grados del saber:
- Experiencia
- Arte
- Ciencia
- Sabiduría (prudencia)
Experiencia:
Aristóteles no emplea el término como teórico sino como contrapuesto o sea falta de experiencia, falta de práctica.
¿Cómo resulta posible la experiencia?
Surge de una multitud de recuerdos de lo que siempre se ve de nuevo, con lo que se comprende una relación determinada; surge a partir de una relación causal: “si se da esto y esto, me debo comportar así y así”. En la memoria encuentro disponible una gran cantidad de impresiones que siempre me es posible retrotrae al presente, pero cuando recuerdo se repite y en el recuerdo se adquiere el conocimiento de una relación determinada del ente entonces surge el ser experimentado. La experiencia se caracteriza como un saber fundado en el recuerdo, como un saber acerca de todo lo que conviene hacer en una situación determinada, que ya se ha dado anteriormente y de lo que se posee recuerdo.
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