La vida después de la muerte ¿Alguna vez has pensado en el origen del mundo?

La vida después de la muerte

¿Alguna vez has pensado en el origen del mundo? Imagínate, si al momento de explicar a un niño curioso de aproximadamente 8 o 9 años sobre cómo nace un bebé (la realidad, vamos, no el cuento de la cigüeña o de la abejita y el polen), es algo muy complicado de decir, pues así de complicado se considera saber y entender cuál es el verdadero origen de todo. Existen muchas opciones según el tipo de persona que eres, y ahora, si nunca has tomado la opción de los filósofos o no entiendes sus ideas, ahora es el momento de que la sumes a tu lista y comprendas una de las hipótesis que algún ser humano, en algún momento de la historia, enamorado de la sabiduría y fascinado por sus descubrimientos, tardo tanto en elaborar (o tal vez no).

A lo largo de la historia, muchos han intentado encontrar el origen del mundo, de la naturaleza, de las personas y de toda la existencia para poder ofrecer una explicación de ello y resolver todas las grandes dudas posibles. Estas personas que nunca se cansaron de buscar la verdad son llamados filósofos pero, ¿realmente encontraron lo que buscaban? Contestar esta pregunta depende de cada persona, depende de tus ideologías y de si prefieres usar el sentido o la razón.

Tales de Mileto, Anaximandro y Anaxímenes (ya lo sé, sus nombres son muy curiosos) fueron llamados filósofos de la naturaleza y dijeron que todo tiene origen a base de una materia prima, pero luego, en otro lugar del mundo nacieron otros tantos filósofos que mejor se enfocaron en descubrir cómo era que esa materia prima se convertía en lo que tenía que convertirse. Uno de ellos se llamó Heráclito y a mi consideración es quien más se acercó a la verdad.

Dice en el libro “El mundo de Sofía” de Jostein Gaarder: «Todo fluye, dijo Heráclito. Todo está en movimiento y nada dura eternamente». Y a mi parecer esto es lógico, porque no creo que sea posible ser lo mismo para siempre (de hecho sería aburrido).

Imagina: observas siempre un árbol, pero luego ese árbol muere, ¿a dónde se fue? Lo mismo con las personas, con los animales y con todo ser vivo que ocupe un espacio en la tierra. Aquí volvemos a lo que los filósofos de la naturaleza decían sobre que todo está hecho de una materia prima, por ejemplo, de agua. ¿Por qué si algo deja de existir no se le suman a los litros existentes el agua del que ese algo estaba hecho? Si, lo sé, es muy confuso pero tiene su respuesta gracias a que Heráclito confió en sus sentidos y al observar estos detalles dio con la idea de que todo fluye y está en constante cambio.

Este filósofo también mencionaba a un Dios, pero no se refería a alguno de todos esos dioses que las culturas han creado, si no a la razón, porque opinaba que tiene que haber una especie de “razón universal” que dirige todo lo que sucede en la naturaleza (J. Gaarder, El mundo de Sofía, 40).

Entonces, concluyo que

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