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Los orígenes del pensamiento filosófico occidental, encontraríamos como primeros de la existencia a Gorgias


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2015  •  Apuntes  •  2.267 Palabras (10 Páginas)  •  427 Visitas

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  1. ANTECEDENTES

Los orígenes del pensamiento filosófico occidental, encontraríamos como primeros de la existencia a Gorgias, Protágoras y Sócrates.

En la filosofía helenística encontramos a los pensadores estoicos, escépticos y cínicos enfrentados a los sistemas racionalistas de Platón y Aristóteles. Temas del existencialismo: la libertad, la finitud, la muerte, el suicidio.

En el estoicismo y el escepticismo paganos se prefigura el existencialismo ateo de Sartre y de Camus, el pensamiento “otro” se refugiará en la herejía, la actitud que después se llamará “humanista”, el pensamiento rebelde y existencial que no pocas veces terminará en la hoguera.

La experiencia del amor sensual y mundano es la contraparte de la rigidez escolástica. La existencia de Dios, marcará decisivamente a los pensadores existencialistas contemporáneos que seguirán apostando  y manteniendo la relación del hombre ante la ausencia o la existencia de Dios como riesgosas y problemáticas en el nivel de la existencia.

Elabora en un nivel ontológico las estructuras fundamentales del modo de ser del hombre, y Hegel, contra cuyo sistema se desarrollará el existencialismo contemporáneo ya como una corriente filosófica con planteamientos organizados y tesis definidas.

La tesis kantiana, central en toda su filosofía crítica, de que resulta imposible para el hombre conocer las cosas tal como son “en sí”, ha sido una de las más combatidas por la filosofía sistemática posterior. Esto es así porque justamente el sostener que hay “límites” en la naturaleza humana conduce a fundamentar todo desarrollo filosófico en un previo análisis, que hoy llamaríamos ontológicos, de la naturaleza humana como finitud. Lo convierte en antecedente directo y necesario del existencialismo.  En la Crítica de la razón pura se investiga la finitud del conocimiento humano; en la Crítica de la razón práctica, las condiciones de la acción libre del hombre; en la Crítica del Juicio, lo que el hombre puede esperar. Hegel anuncia las tesis del existencialismo y del marxismo contemporáneo existencial. Hegel este “momento” o “figura” del sistema no solamente es muy solamente y parece jugar el papel de fundamento del mismo, sino que recoge y analiza, para superarlas, las tesis generales de las filosofías “existenciales” anteriores para él.

En la fenomenología del espíritu, Hegel analiza las estructuras de la realidad humana que permiten al hombre llegar al conocimiento filosófico y científico “auto-conocimiento”.

Son partes de su formación y no se abandonan o suprimen al ser superadas en una nueva etapa (superación); conservada como un aspecto o como un componente de la actualidad, pero ya no es el aspecto predominante sino que se encuentra subsumido.

La fenomenología del espíritu, se estudian como tres momentos del espíritu, las tesis existenciales que corresponden tanto al pensamiento histórico que como a muchos temas del existencialismo contemporáneo y a las actitudes humanas. El hombre como “auto-conciencia”, éste se descubre como yo pensante y, de ese modo, independiente y libre de la naturaleza. El ser humano no objetiva su libertad sino que, de modo pasivo y abstracto se contrapone a la naturaleza al conocerla y pensarla, retirado de la acción, el hombre es “libre tanto sobre el trono como bajo las cadenas”.

El escepticismo es la figura que lleva a sus últimas consecuencias la tesis anterior. Si el puro pensamiento descubre la libertad interna, ésta no puede ser indiferente, debe actuar para realizarse como libertad. La conciencia del hombre es “la inquietud dialéctica absoluta”. El pensamiento se descubre como la libertad absoluta e infinita, el escéptico mantiene la crítica, es autoconciencia universal, negativa de todo contenido particular. El escéptico real, del que en el fondo nada sabemos, es el suicida y es, dice Hegel, la especia de filósofo más extendida en el mundo. Este momento del espíritu, pues, tiene que dar lugar a uno nuevo que lo supere. En la conciencia escéptica la autoconciencia humana se ha mostrado como doble de manera esencial. Por un lado, la universalidad de la conciencia; por otro, en tanto empírica.

Basta eliminar la fe en Dios para transformar el existencialismo cristiano en el ateísmo radical y sacar la consecuencia sartreana: todo existencialismo coherente plantea que es en la autenticidad de la decisión libre del individuo donde se crean los valores y donde se decide la existencia.

Martin Heidegger, expositor y sistematizador del modo de ser de la existencia y es él quien dará las bases teóricas ontológicas del existencialismo, o las tesis existenciales en el marxismo y en la teología negativa. De algún modo, la negación del existencialismo, Sin embargo, el profundo análisis de la existencia que es el fundamento de toda su filosofía, la caracterización del modo de ser del hombre como una región del ser cualitativamente distinta de las otras, y la consideración de que es la ontología del hombre.

Heidegger, respuestas metafísicas, que resuelven el problema del ser en un ente supremo.

Si no se ha podido responder auténticamente a la cuestión del ser, esto se debe a la situación de quien elabora y trata de responder la pregunta ontológica. Es el hombre quien se hace la pregunta; será, por tanto, en un análisis de su modo de ser, en el descubrimiento de sus estructuras ontológicas, donde se podrán encontrar las condiciones que han impedido, en la tradición occidental, elaborar una ontología y las que permitirán su desarrollo.

La estructura de ser del hombre se caracteriza por un constante estar haciendo decisiones acerca de su modo de ser en cada situación. La conciencia de él mismo es, pues, de manera necesaria, un componente de la existencia, e implica una vaga comprensión del ser que le resulta esencial y que es la posibilidad de que elabore una ontología. El modo de ser de la existencia tiene como característica el de ser siempre posibilidad para determinarse, en cada situación concreta, de una manera u otra a partir de decisiones concretas. Decide por ser lo que es y se comprende como tal, lo que sería la existencia propia, bien no se asume como existencia, con la responsabilidad que esta decisión conlleva, no se comprende como existencia y, entonces, lleva un modo de vida similar al de las cosas, esto es, una existencia impropia. Cotidianidad, pero más seducido por la impropiedad.

Si la existencia es impropia, no se comprende a partir de sí misma sino a partir del modo de ser de las cosas, la ontología que se elabore estará desarrollada con conceptos adecuados a las cosas y no podrá dar una respuesta acerca del ser, que no es cosa.

Consiste en decidir por sí mismo acerca de su existencia. Volver la mirada sobre sí mismo y comprenderse como “existente”, pero la razón de fondo que impide esta comprensión  y la autenticidad, radica en que aquello en lo que consiste la existencia es la finitud, es responsable de lo que es en cada situación, y es ante la comprensión de su ser y la responsabilidad, el círculo en el que se mueve constantemente la existencia, cuando se presenta, lo rebota hacia la impropiedad; de un comprender y preferir olvidar. Cuando presenta con mayor evidencia la certeza de su modo de ser y la posibilidad de elegir entre asumirse como existente propio o perderse de nuevo en la impropiedad; este temple de ánimo privilegiado es la angustia.

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