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Monografia Deleuze y el psicodrama


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2015  •  Monografía  •  2.134 Palabras (9 Páginas)  •  288 Visitas

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Monografía

        “Llegará un tiempo de resingularización en el que

                                                                               las subjetividades individuales y colectivas «plegarán velas»,                                                          

                                                                               y en el que lo que primará será la expresión creadora”                          

                                                                                                                                                   Guattari, Félix

Al leer los textos que conforman el marco teórico de la formación en Psicodrama, una frase nos  interpela, nos moviliza…: “devengo composición estética”.[1]

  • DEVENGO: de devenir, nos remite al pensamiento deleuziano.
  • COMPOSICIÓN: en las distintas disciplinas, hace alusión a un  procedimiento o proceso que permite la creación.
  • ESTÉTICA: ciencia que estudia e investiga el origen sistemático del sentimiento puro y su manifestación, que es el arte.

       Esto hizo que nos interroguemos acerca de:

Si el Psicodrama es un dispositivo para la creación, ¿será entonces la posibilidad de volver a poner en juego, de barajar y repartir nuevamente las cartas del deseo?

A partir de intentar acercarnos a una respuesta, buscaremos reflexionar, partiendo de  las contribuciones de distintos autores, acerca de la relación existente entre Psicodrama y producción creativa en tanto productora de subjetividad.

Podemos afirmar, siguiendo a estos autores, que producir subjetividad es encontrar creatividad, siendo éste un proceso pertinente al inconsciente.

Siguiendo a Deleuze[2],   habrá experimentación maquínica, en la medida en que haya devenir, y devenir no es historia, la historia marca las condiciones de las cuales desviamos para devenir[3]. Por esto, para agruparnos, será necesario “des-subjetivarnos” para que la subjetividad sea recuperada, haciendo un pasaje a nuevos territorios, a nuevos agenciamientos, como salida de la captura de agenciamientos despóticos.  

De ahí, que podríamos pensar lo cambiante como el conjunto de los recursos que el psiquismo empleará para lograr agenciamientos suficientemente abiertos y rizomáticos, que posibiliten modos de producción subjetivos y maquínicos (maquinización deseante de las fuerzas activas, de las fuerzas creadoras).[4]

Esto nos remite al planteo de Guattari[5], quien señala que es necesario invocar un “agenciamiento procesual”, en el cual prevalece el “nuevo paradigma estético”, que comprende:

  • la aptitud de los procesos de creación de auto-afirmarse como foco existencial, como máquina auto-poiética (del griego, auto, ‘sí mismo’, y, poiesis, ‘creación’ o ‘producción’);
  • la vocación de engendrar nuevas subjetividades escapando a las modelizaciones adaptativas;
  • la tensión para agarrar la potencialidad creativa en la raíz de la finitud sensible antes de encarnarse en obras de arte, conceptos filosóficos, funciones científicas, objetos mentales y sociales.

Para este autor,  los maquinismos vivientes «autopoiéticos»,  se opondrán a los mecanismos de repetición vacía, viabilizando una reinvención del entorno, que redunde en un enriquecimiento de los modos de vida.

La apuesta por lo estético, nos lleva "a una dimensión de creación en estado naciente"[6],  la puesta en escena de la inventiva, el riesgo, la experimentación; tomando en cuenta la disposición y la enunciación avalado por una lógica de la sensación y los afectos, la apuesta por lo plástico, lo perfomativo, lo creativo, que jamás agota sus posibilidades de enunciación.

Lo estético, también, como la capacidad que todos tenemos de hacer de nuestra vida una obra de arte[7]. Arte que obra, posibilitando la asunción, en el ámbito de lo creativo, de los procesos de subjetivación, entonces… devenimos composición estética.

Se considera al trabajo del  artista como producto de cierta trasgresión de las normas establecidas, con lo cual la creatividad constituye una forma de libertad, tal vez la propia de la verdad más profunda, a la que pueda acceder un ser humano.

Ahora bien, en la experiencia psicodramática, dado el clima grupal de confiabilidad entre sus integrantes, donde se establecen múltiples transferencias, homologables  a “encuentros”- condición del devenir-, se hace posible que la producción individual deje de serlo. Se pasa de una escena de propiedad individual, de relato lineal, a un flujo de escenas de carácter imprevisible y rizomático,[8]  en las multiplicaciones más creativas se habla de líneas de fuga de intensidades bloqueadas.

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