Relación entre la Ética y la Economía, contexto Globalizado

Relación entre la Ética y la Economía, contexto Globalizado

Por: Brayan Alonso Pisfil Salazar.

Existe una correlación entre ética y economía que es muy notoria, hoy más que nunca en el contexto actual de la globalización. De ahí la importancia de una economía ética, que se ha desarrollado en los últimos años en el ámbito angloamericano y centroeuropeo, las raíces éticas de la economía en algunos autores clásicos como Aristóteles, Adam Smith y Amartya Sen en el horizonte contemporáneo y los problemas guerra económica, vinculación de mercado y justicia, además del impacto ambiental que plantea la globalización actual, tienen aspectos éticos y exigen una ética de la cooperación y la solidaridad.

El presente ensayo pretende detallar un poco de la historia de los fundamentos de la ética y la deontología profesional para de esta manera plantear los nuevos horizontes de la Economía Ética con un modelo humano más justo y fructífero para la sociedad.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que la primera relación entre economía y ética no fue la que ahora nosotros generalmente sentimos y vivimos, porque el primer horizonte de la economía era de carácter intrínsecamente ético (ético-político).

El horizonte clásico antiguo, en la versión aristotélica, la economía forma parte de la filosofía práctica en conexión intrínseca con la ética y la política, tiene un carácter comunitario y un enfoque holista, en el que el todo es anterior a las partes, por tanto, se puede hablar realmente de un bien común, de un interés común, que mantiene unidas a las partes; y está al servicio de la satisfacción de las necesidades, que son por naturaleza limitadas.

Por otro lado, la tradición occidental del siglo XX ha producido diversas teorías ético-políticas sobre el alcance y los límites de la justicia, la cual está definida como el sistema de libertades y obligaciones y la distribución de los ingresos. Entre las teorías ético-políticas tenemos al libertarismo, el liberalismo, el comunitarismo, el marxismo y, finalmente, el utilitarismo.

El utilitarismo y el liberalismo han dominado el panorama anglosajón. La influencia del utilitarismo en la filosofía ética normativa occidental ha sido considerable. El utilitarismo ha estado ligado, desde sus comienzos, al liberalismo político y económico aportándole principios para la fundamentación de sus modelos. Como idea básica, el utilitarismo considera que el valor moral de una acción o institución depende de las consecuencias de la misma. Son las consecuencias las que hacen posible juzgar un estado de las cosas como bueno o malo. Este consecuencialismo hace hincapié en valoraciones instrumentales y contrasta con las posiciones deontológicas, o del deber, de inspiración kantiana, basadas en principios que prescriben o prohíben ciertas acciones, independientemente de sus consecuencias, solo por su valor intrínseco.

El enfoque de las capacidades de Amartya Sen, igual que el igualitarismo rawlsiano, puede situarse en el ámbito de las reacciones al utilitarismo. Lo que Sen quiere desarrollar es una noción de «justicia realizada» que se oponga radicalmente a las nociones defendidas por las teorías convencionales de la justicia, empeñadas en proponer ideales regulativos de sociedad e instituciones justas en lugar de hacer propuestas concretas para solventar las «injusticias reales» que afectan a nuestras sociedades globales. El objetivo de Sen con su noción de justicia es que ética y economía se reconcilien y se fundan para proporcionar una nueva teoría económica del bienestar que incluya la justicia distributiva entre sus elementos fundacionales.

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