Santo tomas humilde y sencillo.
Enviado por jorgelusal • 10 de Noviembre de 2016 • Biografía • 1.674 Palabras (7 Páginas) • 241 Visitas
Arquidiócesis de Barquisimeto
Instituto de Estudios Superiores Divina pastora
Decanato de Filosofía
Un Genio humilde y sencillo: Santo Tomas de Aquino
Nombre: Jorge Luis Martínez Rodríguez
Profesor: Jesús Alejos
Curso: II año de Filosofía
Catedra:
Seminario de Santo Tomas de Aquino
Noviembre, 2015
Santo Tomas de Aquino nace entre 1224 y 1225 en el castillo de Roccaseca cerca de Nápoles, en una de las familias aristócratas más influyentes de la Italia meridional, su padre, Landolfo era descendiente de los condes de Aquino y era familiar del el emperador Federico II. Su madre, Teodora, era hija de los condes de Taete y Chieti. Y pensar que del seno de familia tan noble surgiría uno de los genios más sencillos y humildes que ha canonizado la Iglesia. Siendo el último hijo varón de doce hermanos, según era la costumbre sus padres querían que adoptase la vida religiosa, preferentemente en la orden de los Benedictinos por su gran prestigio y con la aspiración de que fuese abad; pero que el joven Tomas no ambicionaba y optaría luego por una vida más sencilla.
A los cinco años, con estas intenciones, sus padres le enviaron a la escuela monástica de la Abadía de Montecasino, donde su tío era Abad. En este ambiente aprendió a someterse a la voluntad de Dios a través de la oración y la meditación, y encontró su pasión por responder a una pregunta que le inquietaría toda su vida: ¿Cómo es Dios? Su formación en Montecasino marco su vida permanentemente, orientándola a la oración y la contemplación.
Cuando Federico II, enfurecido por la actitud de los monjes en pos del Papa Gregorio IX, mando quemar Montecasino, Santo Tomas se encamino a la Universidad de Nápoles en 1239, donde estableció contacto con la Orden de los Predicadores de Santo Domingo de Guzmán, una nueva orden mendicante, en la que encontró un modo de vida sencillo y dedicado al estudio, donde conoce de Fray Juan de San Julián que se convertiría en su director espiritual y le anima a entrar en la orden, pero por la negativa de sus padres espera el momento oportuno y después que su padre fallece ingresa en secreto como novicio a los 18 años en 1244 en la Orden de los Dominicos en Santa Sabina (Roma), Tomas no desea altas posiciones ni prestigio, solo desea servir a Dios y conocerle en este servicio, encuentra pues, en la orden de los dominicos un logar propicio para alcanzar su ideal.
Cuando su madre, la altiva Condesa de Aquino, se enteró de la decisión de Tomas, se llenó de furia. No podía soportar que su hijo, un Aquino, se hiciese fraile de una orden mendicante. Se fue a ver al Papa Inocencio IV para pedirle que le devolvieran a su hijo, el cual le dijo que lo dejara todo en manos de Dios, lo que hizo que se enfureciera aún más y envió a sus dos hijos mayores, con una patrulla de hombres armados, a “rescatarlo”. Lo encerraron en el castillo de Roccaseca, donde intentaron disuadirlo para que entrase con los Benedictinos e incluso que abandonase la vida religiosa; para lo último dice una historia que sus hermanos lo encerraron con una mujer de malos hábitos, Tomas tomo un carbón de la chimenea y ahuyento a la mal intencionada, con el mismo carbón Santo Tomas dibujo una cruz en la pared y le rogo a Dios que le diese la fuerza ante estas tentaciones, entonces se le apareció un ángel que le presento un cíngulo para que no sufriera nunca estas tentaciones.
Al cabo de varios meses y al ver que todos los intentos para convencerlo fallan su madre deja de vigilarlo, y a finales de 1245 fray Juan llega con un par de caballos ante los muros de la fortaleza. Tomas se descuelga con una cuerda por la ventana y se esfuman enseguida con rumbo a Nápoles. Para evitar más problemas con su familia es enviado a estudiar en París en 1247, es aquí donde conoce a su nuevo profesor fray Alberto de Colonia cuya influencia va a ser decisiva; el año siguiente se pone en camino a Colonia para estudiar con su nuevo maestro. La amistad entre Tomas y Alberto durara toda la vida. Incluso en 1277, dos años después de la muerte de Santo Tomás, San Alberto, golpeado por los años, se pone en camino a París para defender el pensamiento de su antiguo alumno condenado en ese momento.
Como estudiante, Tomas siempre procuró una actitud discreta y poco expresiva y debido a su amplia contextura sus compañeros de clase comienzan a llamarle «el buey mudo de Sicilia». Tomas se vuelve el centro de las bromas de sus compañeros, incluso llega a aparentar torpeza intelectual con el fin de evitar la vanidad y el orgullo. En una ocasión un compañero se ofrece amistosamente a explicarle las lecciones y Tomás acepta agradecido, pero al intentar repetir la enseñanza se confunde y se equivoca, en esto toma la palabra Tomas, repite perfectamente la lección y le agrega otras explicaciones, lleno de admiración, el compañero le cuenta el hecho a todos pero lo único que le importa a Tomás es la verdad, no desea alcanzar ningún reconocimiento.
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