“Sistema carcelario y desigualdad social”

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“Sistema carcelario y desigualdad social”

Integrantes:

- Diego Martínez

- Felipe Urzúa

Fecha: 25-11-2016

Profesor: Pedro Moscoso

Sección: 4

Cuando hablamos de desigualdad, generalmente se tiende a pensar en las brechas del sistema educacional o situaciones laborales muy precarias como los principales mecanismos de generar inequidades sociales. Sin embargo, olvidamos el gran impacto que genera un mecanismo instaurado en el mundo y nuestro país: la cárcel. Como señala en una entrevista dada en “El mostrador” el año 2014, el sistema carcelario para Sergio Muñoz, ex presidente de la Corte Suprema: “constituye un espacio de reproducción de inequidad social sin tregua, tanto porque reproduce desigualdades sociales en el segmento más precarizado de la población como por anular oportunidades de vida en cada persona”.

Aquella desigualdad que se presenta en el país, y que para quienes caen en la cárcel se sigue desarrollando aún con más fuerza, ¿tendrá alguna solución para que al término de una condena la persona esté realmente rehabilitada? ¿Está cumpliendo el sistema carcelario la propuesta de hacer un cambio positivo en el futuro de los internos?

Quizás no encontremos una respuesta clara a estas interrogantes. Sin embargo, sí se puede declarar que la desigualdad social es uno de los principales factores que dificulta la reinserción de los ex internos.

En primer lugar, una de las principales causas de exclusión social que dificulta la reinserción de los ex internos viene dada por la estigmatización y los estereotipos creados según el ambiente de donde proviene la gente, incluso antes del ingreso a la cárcel^[1]. Una etiqueta en las personas dificulta todo desde un comienzo y, como menciona el estudio “Colectivos en riesgo de exclusión social”^[2], “generalmente las principales causas de exclusión social vienen dadas por la imagen (…), lo cual viene concordado con la cultura de cada país y el nivel de tolerancia de las sociedades”.

Por otra parte, y teniendo en cuenta que los actos delictuales nacen desde un comienzo por algún tipo de desigualdad social, la etiqueta de cada persona se hace más evidente. Una condena en la cárcel va a provocar un debilitamiento tanto en las capacidades laborales de los internos como en el contacto con sus redes familiares y sociales, llegando incluso a generarse con mayor probabilidad situaciones de violencia hacia ellos mismos y hacia los demás, dada una decadencia tanto moral como psicológica que pueden sufrir los reos.^[3].  Aquello lo sustenta el informe de la fundación Paz Ciudadana, el año 2012, indicando la cifra de 56 muertos producto de riñas en la cárcel ese mismo año y también, que más del 50% de la población condenada declara haber recibido agresiones durante su estadía.

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