Título del libro que leí: Narraciones Extraordinarias; Aventuras de Arturo Gordon Pym; El cuervo.
Enviado por Noelia_Zo • 9 de Enero de 2017 • Síntesis • 3.782 Palabras (16 Páginas) • 534 Visitas
Título del libro que leí: Narraciones Extraordinarias; Aventuras de Arturo Gordon Pym; El cuervo.
Bibliografía: Poe, Edgar Allan. (2006). Narraciones extraordinarias; Aventuras de Arturo Gordon Pym; El cuervo / prólogo de María Elvira Bermúdez. México, D.F.: Porrúa.
Mi resumen del primer capítulo que seleccioné: Cuento 7: La máscara de la muerte roja
Empezaré diciendo que “la muerte roja” fue una peste que había devastado el país durante un buen tiempo, fue tan mortal y aterradora. Empezaba con dolores, un vértigo repentino y luego los poros sangraban, finalmente la muerte llegaba y no faltaba mucho tiempo para que eso fuese real en todo un reino.
El Príncipe Próspero era feliz, temerario e inteligente, y cuanto supo que la peste se acercaba cada vez más a su palacio, la mayor parte de sus dominios habían quedado despoblados. Actuó rápido y escogió a unos cuantos amigos de su corte, como a damas también pertenecientes a ésta y pronto se fue con ellos a un encierro y con los cerrojos bien puestos para evitar que los súbditos de fuera se metieran y contagiaran a alguien de dentro.
El príncipe se había encargado de traer todo lo necesario consigo, desde bufones hasta músicos y por supuesto, fuera estaba la muerte roja, aunque no por mucho tiempo.
A los cinco o seis meses de su encierro el Príncipe Próspero ofreció a sus acompañantes, los cuales eran mil, un baile de máscaras sin igual, sería una mascarada de la que nunca se olvidarían por el resto de vida que les quedaba.
Pasando a los cuartos o salones en los cuales se llevaría a cabo la fiesta, he de decir que eran siete, y cada uno con una decoración diferente a la de los demás y con el gusto tan extraordinario con el que contaba el príncipe sólo se podía preciar un cuarto a la vez. El primero, contaba con tapices azules e igualmente las ventanas lo eran de ese color. La segunda estancia era de color púrpura y claro, contaba con vitrales púrpuras. La tercera era verde, pero un verde apagado en su totalidad. La cuarta estaba decorada con un tono naranja, la quinta de un color blanco y la sexta era violeta. La sétima estancia era particularmente especial, parecía que estaba cubierto por una tapicería de tercio pelo negro, que iban desde el techo y caían hasta el piso sobre una alfombra igualmente negra y de tercio pelo, este cuarto es único pues las ventanas no son del mismo color del cuarto como en los anteriores, las ventanas eran de un color rojo escarlata, como el de la sangre.
Ninguna de las estancias contaba con luz dentro de ellas pero en los corredores y localizados opuestos a cada ventana, se encontraban unos pesados trípodes que sostenían un brasero, que se alzaba con poderosas llamas y sus rayos traspasaban cada ventana para así poder iluminar cada una de las estancias, todas las personas que habían asistido a la fiesta se estaban divirtiendo en cada una de éstas pero a diferencia de las demás, la última y séptima estancia les producía un sentimiento terriblemente siniestro y lleno de miedo, por lo que muy pocos se adentraban en ella. En esta estancia se alzaba un gran reloj de ébano que al terminar su ciclo el minutero se podía escuchar una música en todos los cuartos, y todas las personas se detenían a escucharlo causando en ellos desconcierto y un temblor a través de todo el cuerpo. El príncipe era quien había decidido la decoración de cada uno de estos cuartos e igualmente había escogido el disfraz de cada uno de los que se encontraban en la fiesta y realmente tenían una apariencia grotesca y fantasmagórica. La fiesta seguía hasta que se escucharon las doce campanadas provenientes del reloj de ébano anunciando la media noche, en el transcurso de éstas, los concurrentes advirtieron la llegada de una figura que les causó escalofríos. El enmascarado había asumido la apariencia de la muerte roja; el príncipe Próspero, encontrándose en el cuarto azul en esos momentos, enfureció al verle y mando a que lo detuvieran.
Era tal el miedo que provocaba la figura que a su paso, las personas se hacían a un lado para que pudiera continuar hasta llegar al cuarto de terciopelo donde ahora estaba el príncipe. Pronto todos se dieron cuenta que no había algo debajo de esa túnica y esa máscara cadavérica, era la misma muerte roja en esencia. Todos fueron cayendo sobre otros, manchándose los cuerpos entre sí de sangre, y el reloj de ébano dio su última campanada con el último aliento de aquellos alegres seres mientras con eso, la corrupción y la muerte roja eran quienes dominaban todo ahora.
Mi resumen del segundo capítulo que seleccioné: Cuento 15: El gato negro
Es más un relato, narrado por un joven casi adulto del cual se desconoce su nombre. Empieza hablando de sí y de la historia que esta por contar, aclarando que “mañana” morirá y sólo así su alma estará por fin en paz. Este personaje cuenta que desde pequeño ha sido reconocido por la bondad en su carácter, especialmente con los animales; este sentimiento fue creciendo conforme a él y no necesitaba explicación alguna. Se casó joven, y con una mujer que compartía los mismos sentimientos hacia los animales y así, tenían desde pájaros hasta conejos, y un gato peculiar. El gato era de color negro, hermoso, su nombre era Plutón y era el favorito de entre todos los animales del joven, lo seguía a todas partes, inclusive cuando salía a la calle.
Después de varios años el joven adquirió Intemperancia, lo que hacía que les diera un mal trato a sus animales; hubo un día en el que también llego a agredir físicamente a su esposa pero aún conservaba la fuerza para no golpear a Plutón. Eso no duro mucho tiempo pues al final Plutón terminó mal el día que su amo llego borracho a casa y lo quiso levantar en brazos pero por miedo no se dejó y lo mordió haciendo que su amo se molestase y en un arrebato de furia, sacara un cortaplumas y le sacase un ojo.
Poco a poco el gato se recuperaba pero cuando veía a su amo huía con un miedo incomparable. El joven ya no aguantaba el hecho de que su gato huyera, lo tenía harto y un día, llego a su caída final junto al espíritu de la perversidad y entonces mató a su gato a sangre fría poniéndole un lazo en el cuello y colgándolo de un árbol. Más tarde del mismo día, un incendio se provocó y la casa se derrumbó, así las llamas se consumieron y con ellas se llevaron los bienes terrenales y la esperanza.
Al pasar los meses el sentimiento de remordimiento seguía en él y a eso se la pasaba buscando un animal semejante que reemplazará el lugar del que había perdido. Una noche se encontraba en una taberna y pudo distinguir a lo lejos una mancha negra, pero al acercarse a esta se dio cuenta de que no era una mancha, más sino un gato, como Plutón, la única diferencia era que este tenía una mancha blanca en el pecho.
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