TIEMPO Y MITO.

TIEMPO Y MITO

Entre las definiciones de mito encontramos que es cuento puesto en una realidad habitual, de cualquier tipo, con una determinada observancia religiosa o mágico-religiosa. Cabe destacar que la relación que se da entre narración y observancia es más o menos evidente según el contexto, el tiempo y la materia. De igual forma los mitos no solamente están relacionados con otros ritos sino también con otros mitos.

El mito tiende a alejarse del rito y vivir una vida suya propia; ya en su último término él se convierte en historia como en literatura, pero especialmente esa literatura que nosotros conocemos como fabula.

Las observancias que fueron útiles para definir el mito están por su naturaleza, llamadas a repetirse: unas veces continuamente como lo son los tabúes sean estos sexuales o alimenticios. Otras ocasionalmente (ritos funerarios, ritos en caso de epidemia) o periódicamente (ritos del agro, ritos del sol)

Los ritos periódicos asumen el problema del cual nos preocupamos ya que es a través de ellos que las divisiones naturales del tiempo (“estación” de cosecha, caza, de pesca, de guerra, y estación de descanso); divisiones astronómicas (solares, lunares, estelares) son constatadas y homologadas por la sociedad.

Los ritos periódicos delinean, así mismo, los primeros “calendarios”.

Un hecho ritual nunca se da sin correspondencias místicas. La “utilización” del tiempo por consiguiente debe ser acompañada por una representación. En efecto las fórmulas de Hubert revelan una representación implícita, pero existe de una manera explicita, unos mitos calendarios estos son unas narraciones que anuncian y justifican (¿Por qué? ¿Desde cuándo?) Las regularidades y las singularidades que anuncian e ilustran las propiedades del sistema o de los sistemas de cálculo de tiempo. En este campo distinguimos dos nociones: los mitos calendarios concretos y los mitos calendarios abstractos.

Los primeros son muy difícil de delimitar y  ocuparan fácilmente, poco a poco, buena parte de la mitología: los grandes mitos estacionales, que traducen el alternarse de las vidas terrestres y subterráneas de un genio vegetal; los mitos astronómicos, que explican los cursos diurnos y nocturnos del sol o las aventuras de la luna; los mitos que establecen propiedades del día y la noche, el amanecer y el ocaso, el mediodía y la medianoche etc. Son parcialmente mitos calendarios concretos.

Los segundos toman fuerza conforme los elementos (números, nombres) de los calendarios se alejan de su soporte natural, convirtiéndose más que nada en material para la ciencia, apto para una reflexión autónoma.

Así nacen los problemas mitológicos, como por ejemplo ¿Por qué febrero tiene solamente 28 días?

A veces se presentan conflictos entre el calendario abstracto y el concreto (mejor dicho los fenómenos concretos sobre los cuales pretende basarse el calendario abstracto): eso sucede por ejemplo cuando una fiesta primaveral termina celebrándose en otoño o en invierno por la falta de intercalados anuales suficientes.

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