Tomé demasiado o está temblando

¿Tomé demasiado o está temblando?

“No se puede ganar una guerra, como tampoco se puede ganar un terremoto”

-Jeannette Rankin

La gente de México en el siglo XX pasó por grandes cambios, como la revolución mexicana y las guerras mundiales. Yo les vengo a hablar de los hechos que no estaban en las manos del pueblo o del gobierno, sino que solo sucedió por la naturaleza, específicamente por los movimientos de las placas tectónicas.

Los terremotos.

En la segunda mitad del siglo XX hubo dos terremotos más “catastróficos”, por decirlo de alguna manera.

Uno data de 1957 y otro de 1985.

Los terremotos suelen medirse en la escala Richter aunque algunas personas testifican que está incorrecto y la medida correcta son los Megavatios (Mw), que se suelen usar también para la energía.

Cuando nos toca vivir un terremoto, dependiendo de la magnitud, nuestra actitud varía. Ya que si se siente uno leve puede experimentar sensación de agobio y adrenalina y como reacción ya programada en tu cerebro, tratas de sobrevivir y alejarte de las zonas de peligro.

Si el terremoto se modera y empieza a sentirse fuerte, la adrenalina suele aumentar y el miedo también. Algunos pueden salir con facilidad o algunos esperar desde arriba del edificio a que pare el terremoto.

Ya cuando el terremoto es severo, la adrenalina está en su máximo potencial y nuestro palpitar suele rebasar los 120 o 130 latidos por minuto.

Un dato curioso de los terremotos es que la adrenalina, con una estructura de C9H13NO3, que segrega el cuerpo suele crear felicidad o placer en algunas personas. Normalmente suelen ser personas jóvenes y con gustos de deportes extremos o a veces puede ser cualquiera.

La persona lo puede calificar o explicar cómo emocionante, placentero o hasta excitante, aunque ninguna de ellas desea el mal a las personas que sean afectadas por ello.

Después de este pequeño dato curioso seguiré contándoles de los terremotos en la segunda mitad del siglo XX ubicados en México.

Terremoto de 1957

Este terremoto también se le conoce como “El terremoto del Ángel” y ocurrió a las 02:43 de la madrugada en un domingo 28 de julio. Este movimiento telúrico alcanzó una magnitud de 7.7 Mw, aunque el Servicio Geológico de los Estados Unidos lo registró como un sismo de magnitud 7,9 Mw.

Su epicentro se ubicó cerca del puerto de Acapulco, en la costa del estado de Guerrero. La zona centro de la República Mexicana fue la más afectada, en especial la Ciudad de México, dejando un saldo de 67 muertos y 500 heridos.

La Torre Latinoamericana, fue construida un año antes en el centro de la ciudad, gano prestigio a nivel mundial cuando resistió este fuerte terremoto gracias a su construcción con estructura de acero y cimientos que flotan sobre el manto freático de la ciudad, que fueron necesarios dada la frecuencia de sismos en la Ciudad de México, y la composición lodosa del suelo que hace complicada la construcción sobre ese terreno. Esta hazaña le obtuvo un reconocimiento al recibir el premio del American Institute of Steel Construction (Instituto Estadounidense de la Construcción en Acero), por ser el edificio más alto que jamás había sido expuesto a una fuerza sísmica tan enorme, como atestiguan inscripciones en sendas placas en el vestíbulo y mirador del edificio. Después de este terremoto, es considerado uno de los rascacielos más seguros del mundo y ahora se puede encontrar una placa conmemorativa del terremoto de 1957 en el vestíbulo de la Torre Latinoamericana, que no sufrió daños. El pueblo mexicano dio una demostración de solidaridad en la tragedia, donando sangre y comida para los afectados.

Estructuras muy antiguas y adecuadas al tipo del terreno arcilloso, tales como la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, el Palacio Nacional y el edificio de Nacional Monte de Piedad (que datan de la época colonial), soportaron el sismo por tener gruesas paredes de piedra y ladrillo. Sin embargo la Victoria Alada cayó de la Columna de la Independencia, reparada por un grupo de técnicos bajo la dirección del escultor José María Fernández Urbina, fue reinaugurada el 16 de septiembre de 1958.

La cabeza del Ángel, oficialmente la Victoria Alada, fue destrozada en la caída del sismo, actualmente se guarda en el Museo Archivo Histórico de la Ciudad de México.

Este fue el primer terremoto de la segunda mitad del siglo XX que se le pudo considerar más fuerte y es uno de los más conocidos mundialmente.

Terremoto de 1985

El terremoto de 1985 tuvo lugar el jueves, 19 de septiembre de 1985, exactamente a las 07:19:47 de la mañana y alcanzó una magnitud de 8.1 Mw. El epicentro se localizó en el océano Pacífico mexicano, cerca de la desembocadura del río Balsas, en la costa del estado de Michoacán, y el hipocentro, a 15 kilómetros de profundidad bajo la corteza terrestre.3​

El sismo afectó en la zona centro, sur y occidente de México, en particular a la ciudad de México, en donde se percibió a las 07:19 am. Ha sido el más significativo y dañino en la historia escrita de los movimientos telúricos de México y de su capital,​ y superó en intensidad y en daños al registrado en 1957, que hasta entonces había sido el más notable en la ciudad. La réplica acontecida un día después, la noche del 20 de septiembre de 1985, también tuvo gran repercusión para la capital al colapsar estructuras reblandecidas un día antes.

El número preciso de muertos, heridos y daños materiales nunca se conoció con precisión. En cuanto a las personas fallecidas, solo existen estimaciones: 3192 fue la cifra oficial, 11​ mientras que 20 000 fue el dato resultante de los cálculos de algunas organizaciones.12​ En cuanto a otros tipos de pérdidas, se ha calculado que económicamente fueron de unos 8000 millones de dólares, que unas 250 000 personas quedaron sin casa y que aproximadamente 900 000 se vieron obligadas a abandonar sus hogares.​ Las tareas de rescate de víctimas se prolongaron hasta el mes de octubre, y la de remoción de escombros, incluso hasta diez años después (1995). En el 2017, aún existen campamentos derivados de estos dos sismos.

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