Vida y muerte ¿La muerte se trata de una extinción, y ser la nada misma?

La muerte

Nadie puede escapar de la muerte. La vida y la muerte son como un día que persigue a la noche, no puede escapar de ella, toda luz que se apagará algún día. La sociedad moderna aparta su mirada de este tema esencial, evita hablar de esto y lo ve como algo horrible, en cambio otras lo ven como una segunda oportunidad hacia una vida de placer y vida eterna.

¿Qué es la muerte? ¿Qué ocurre después de ella? Muchas personas consideran la muerte como algo malo, pero si las personas tuvieran vida eterna seguramente desearían morir en algún momento. Sin la muerte, enfrentaríamos toda una nueva gama de problemas, desde la superpoblación mundial hasta el hecho de tener que lidiar con la vejez.

Es posible que logremos convencernos de que, de alguna manera, lidiaremos con la muerte cuando llegue. Algunas personas se mantienen constantemente ocupadas en todo tipo de tareas, para evitar reflexionar sobre los temas fundamentales de la vida y de la muerte. Sin embargo, nos veremos acosados sin cesar por la preocupación de una muerte inevitable. Quizás encarar el tema de la muerte les permite a las personas gozar de una existencia estable, pacífica y profunda.

¿La muerte se trata de una extinción, y ser la nada misma?, ¿O es el portal de acceso a una nueva vida de paz y felicidad o sufrimiento y agonía infinita?, ¿una transformación en lugar de un final? Pero, ¿qué es la vida?, ¿una fase momentánea?, ¿algo que tiene una profunda continuidad y se prolonga más allá de la muerte?

En algunas religiones, tales como el budismo,  se considera un error pensar que la vida concluye con la muerte. A la vez, sostiene que todo lo que existe y ocurre en el universo está vinculado y tiene un “origen dependiente”. Lo que llamamos “vida” es una energía vibrante que fluye a lo largo y a lo ancho de todo el universo, y no tiene principio ni fin; es un proceso continuo y dinámico de cambio. Desde el punto de vista del budismo, la vida del ser humano no es una excepción. ¿Por qué ha de ser la existencia humana algo finito, aislado y desconectado del ritmo universal de la vida?

En la actualidad, sabemos que las estrellas y las galaxias nacen, duran un determinado tiempo y mueren. Desde el enfoque de la física, el cuerpo humano está constituido por la misma materia, los mismos componentes químicos que conforman los astros. En tal sentido, somos “hijos” de las estrellas.

En nuestro cuerpo tenemos millones de células, y a cada instante, cantidades incalculables de ellas mueren y son reemplazadas por otras que nacen. Entonces, cada uno de nosotros está experimentando diariamente los ciclos del nacimiento y la muerte.

La muerte no discrimina: a todos nos llegará en algún momento. La fama, la riqueza y el poder son absolutamente inútiles. Debemos enfrentar la muerte, con el registro de nuestras acciones, de acuerdo con las elecciones que asumimos en la vida. “¿He sido fiel a mí mismo?”. “¿Qué he aportado al mundo?”. “¿cuáles son mis remordimientos?”.

Estar consciente de la muerte nos permite vivir cada día y cada momento con agradecimiento. Para disfrutar de verdadera felicidad debemos vivir cada momento como si fuese el último. El hoy nunca volverá. Podemos hablar del pasado o del futuro, pero la única realidad que tenemos es el momento presente. Confrontar la realidad de la muerte nos permite, de hecho, generar valor y alegría en cada instante que vivimos.

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