Analisis Pelicula La Ola
Enviado por tjonathan • 14 de Octubre de 2014 • 6.396 Palabras (26 Páginas) • 471 Visitas
Probablemente, ya esté todo dicho sobre el trastorno psíquico de Norman Bates, a causa del descontrol pulsional. No obstante el análisis ha quedado estancado en ese aspecto, olvidándose que el propio Freud realizaba un importante paralelismo entre la resolución del complejo edípico individual y el colectivo.
Sigmund Freud establecía una comparación entre el proceso de desarrollo social y el individual, postulando que los pasos son los mismos, exceptuando que, la superación del “complejo de Edipo” individual viene marcada por la aceptación definitiva del progenitor, y por tanto, de sus normas; mientras que en el caso del colectivo social, la represión de sus placeres por parte del guía tribal desemboca en una rebelión contra la autoridad perpetrando la muerte de dicho líder.
De la misma manera, Norman Bates no reprime el odio hacia su madre y su compañero, aceptando su papel, sino que se rebela contra ellos hasta matarlos. A continuación, invadido por el mismo sentimiento de culpabilidad que azora a la tribu, interioriza el papel de su madre con una actitud sodomita; no acepta su papel y las coordenadas sugeridas, sino que son impuestas por aquélla.
Por tanto, no se ha iniciado un proceso sociabilizador promovido por la madre, tal como marcan las coordenadas de la resolución individual del complejo edípico, sino que su voluntad es ultrajada y acallada por una instancia superiora y autoritaria, como pasa con el grupo social tras sentirse culpable del asesinato del líder. De ahí que el protagonista actúe, a menudo contra su voluntad y, por ejemplo, obedezca a su madre cuando ésta “le manda” violar a Marion (se trata de una escena eminentemente fálica y sexual, por todos los elementos que intervienen).
Por estas razones considero que Psicosis
no sólo refleja el caso individual de una persona trastornada, sino que, subliminalmente está ilustrando la teoría freudiana de la formación cultural; eso sí, interiorizándola y atribuyéndola a una sola persona. Entiendo que es, por tanto, una metáfora de la sociedad, presentada a partir de un caso concreto, personificándose un fenómeno global y cultural similar a los aparecidos en la obra de Kafka (por ejemplo, en “La metamorfosis”).
Sin lugar a dudas, si hay un cineasta kafkiano por excelencia, ése es Hitchcock, que se sirve de la estructura del laberinto kafkiano para acabar construyendo una historia totalmente laberíntica, sin salida, agonizante y anegada de intriga.
Así, se presenta una escena inicial que transcurre con normalidad, como es la vida de Marion (de casa a la oficina), que pronto se verá amenazada por una disfunción (el robo por parte de la protagonista, y su consecuente huida).
Disfunción que inmediatamente deviene el agujero por donde se filtra la historia y, con ello, la pérdida de clarividencia, la agonía y la sospecha, configurándose así el mecanismo narrativo con el que Hitchcock genera su tan admirado suspense, del que, a lo largo del filme se encargará de dilatar para constituir su dramaturgia de la espera.
Psicosis es una obra maestra, un estandarte de la modernidad y una magnífica alegoría de la sublimación del deseo de mirar… del voyeurismo… el mismo al que apela el espectador cinematográfico.
Pocas cosas se pueden decir de Psicosis que no se hayan dicho ya. La película por excelencia de Hitchcock (aunque quizás no sea su película más representativa como director de cine, ya que Hitchcock no acostumbraba a dirigir películas “de miedo” u horror) y su mayor éxito comercial, increíblemente menospreciado en su día por los críticos americanos, se conserva 40 años después de su estreno como una película-mito en la historia del cine, como Casablanca o Lo que el viento se llevó, y su famosa escena de la ducha como uno de los momentos más recordados por los aficionados al cine.
Psicosis es una película en su estado más puro, una de las más técnicas de Hitchcock y con la que más disfrutó ideando maneras de rodar para confundir al espectador e introducirlo en su juego de intriga, suspense y horror. Buen ejemplo de ello puede ser ese arranque magistral, que pretende mantener la atención de los espectadores en el robo de 40.000 dólares y el sentimiento de culpa de Marion Crane para, a mitad de la película asesinar por sorpresa a la protagonista y provocar un giro argumental completo , demostrando así que incumpliendo todas las reglas clásicas y rompiendo con todos los convencionalismos no sólo se pueden fabricar obras maestras sino también clamorosos éxitos de taquilla (la película costó poco más de 800.000 dólares y recaudó más de 40.000.000 dólares sólo en los EE.UU.).
Bueno es decir que a ese éxito contribuyeron de manera notable la genial e inmortal banda sonora de Bernard Herrman (escrita exclusivamente para “cortantes” instrumentos de cuerda, música en blanco y negro como él le llamaba) y los diseños de Saul Bass, que tuvo mucho que ver en la famosa escena de la ducha y en el diseño de los estupendos títulos de crédito… En resumen, una conjunción de talentos capitaneada por Hitchcock que consiguió, a partir de una historia sencilla basada en una mediocre novela del especialista Robert Bloch (rodada además con su equipo televisivo) y un guión que hasta se podría calificar de convencional, una apasionante película que alcanza las más altas cotas de emoción mediante el uso de la técnica y la inventiva visual, algo que caracterizó toda la carrera de Hitchcock y que le convirtió, sin duda, en el más innovador e inventivo director de la historia del cine (y por ende el más saqueado).
La película tuvo cuatro nominaciones a los Oscars:
- Mejor director (Alfred Hitchcock),
- Mejor fotografía en B/N (John L. Russell)
- Mejor actriz secundaria (Janet Leigh)
Marion pasa su hora del almuerzo laboral junto a Sam, su novio en una habitación de hotel. Ellos planean un futuro en común.
Más tarde ella vuelve al trabajo, y su jefe recibe a un cliente potentado que le da a cuenta 40 mil dólares. Es viernes, y Marion debe ir al banco a depositar el dinero.
Ella se retira y marcha a su casa, pero no deposita el dinero. Envuelve el dinero en papel y se fuga de la ciudad en coche. Se queda dormida y un policía la despierta y la sigue hasta un negocio de venta de autos usados, donde cambia su auto por otro, utilizando parte del dinero robado.
Finalmente Marion va a hospedarse al Motel Bates, regenteado por Norman.
Más tarde, cuando Marion regresa a su cuarto, luego de conversar con Normany se apresta para la ducha, el joven la espía
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