Anaximandro

• Anaximandro

Anaximandro: (550 a.C) es una figura interesante ya que lo poco que nos llega nos permite ver que era un hombre de audacia intelectual. Él consideraba que la forma primaria de la materia no se identificaba con ninguna forma específica del mundo natural. Según este filosofo había que postular una forma auténticamente primaria de la materia. Introdujo el termino de: tó ápeiron (lo ilimitado, lo indeterminado), el cual es el primer término técnico de la filosofía. Afirma que se pueden registrar las cualidades de las cosas pero que la forma primaria de la materia no tiene cualidades, ya que es algo que no conocemos. Tampoco tiene determinación cuantitativa.

Antes de que hubiese mundo solo había ápeiron. Se pregunta ¿cómo se paso del ápeiron a lo que hoy vemos? ¿Qué vino a actuar para que el ápeiron “evolucionara” de esa forma? Los filósofos de esta época le otorgan una suerte de espontaneidad al ápeiron, sin factor extra. Para Anaximandro el ápeiron está lleno de movimiento. Desde si mismo engendró como una semilla del mundo. Tiene dos cualidades: lo húmedo y lo cálido, dos cualidades que ve como opuestos. Los filósofos pre-socráticos entienden que lo húmedo, lo seco, lo frío y lo cálido son las cualidades fundamentales. Esta noción de opuestos parece que da origen a los mitos. Anaximandro ve a esos dos opuestos, que están en tensión y que luego se produce una suerte de big-bang que da origen la materia. Los fragmentos de lo cálido pasan a estar más distantes: los astros. La Tierra, por otro lado, viene a ser como el núcleo de esa semilla primitiva (lo cual modifica por completo la visión de la Tierra). Nuestro planeta pasa a ser un cuerpo en el espacio, incluso una esfera. Pero a Anaximandro esto le parece demasiado audaz y por eso la identifica con un cilindro en forma de columna. Está equidistante de los límites del mundo. Anaximandro piensa que se formaron otros mundos. También que la lucha de los opuestos no se ha terminado, sino que se da en el transcurso del año, donde alternan una época de calor y otra de frío; y momentos en que prevalecen ambos. Tal oposición va a resolverse cuando uno de los dos prevalezca sobre el otro, en cuyo caso el primero desaparecerá porque ya no tiene a su opuesto y todo regresará al ápeiron: “Aquello de lo que todo partió es lo mismo a lo que todo regresará.”

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