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Capitulo 'Soluciones Al Hombre Light'


Enviado por   •  2 de Julio de 2013  •  4.101 Palabras (17 Páginas)  •  633 Visitas

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XVI. SOLUCIONES AL HOMBRE LIGHT

Recuperar el humanismo

La historia del pensamiento nos revela cómo muchos sistemas ideológicos de redención del hom¬bre, basados en revoluciones importantes, han deja¬do más heridas sin cerrar que la apertura de nuevas vías en que la justicia y la dignidad tuvieran más re¬levancia. El comunismo ha implicado una regresión sin precedentes en la historia de la humanidad; se ha perseguido la justicia a costa de la libertad, pero una justicia que se desliza hacia el fanatismo y sus diversas formas de prisión.

Europa, el viejo continente, debe volver a redefinir su identidad, para lo que es necesario volver a sus raíces más próximas, que son:

1. El mundo griego, del que heredamos el pensamiento, desde Sócrates, Platón, Aristóteles, Epicuro, así como sus antecesores; por un lado, escuela jónica de la filosofía, con Tales de Mileto, Anaximandro, Anaxímenes y Heráclito; por otro, los pitagóricos; y por último, el helenismo y el llamado neoplatonismo, con Plotino a la cabeza.

2. El mundo romano, que nos legó el Dere¬cho y todo lo que de él se deriva. El Imperio Ro¬mano, bajo el emblema del retorno al pasado, instauró las leyes y el realismo de Augusto junto a un cierto lirismo.

2. El mundo judeocristiano, cuyo valor es im¬perecedero. Del mundo judío procede el amor a las tradiciones, el sentido de la familia, el respeto pro-fundo por la vida y el pensamiento analógico, que tanta fuerza tendrá en siglos posteriores. El cristia¬nismo trajo un nuevo concepto del hombre, basado en el amor y en un sentido trascendente.

3. Las raíces más remotas de Europa hay que buscarlas, por un lado, en Creta, y por otro, en Mesopotamia, Fenicia y el mundo jónico.

Según el historiador Christopher Dawson , Eu¬ropa supone una concepción de la vida no supera¬da hasta el momento, y de ahí procede la mejor versión antropológica que existe. Europa tiene sus rasgos y límites bien definidos y una personalidad que ha abierto paso a los demás continentes; es una idea o conjunto de pensamientos, además de una geografía específica, hoy ampliada con los países del Este, marginados por estar sometidos al comu¬nismo hasta hace dos años. Estas raíces son la ba¬se sobre la que se ha de levantar Europa y, por consiguiente, el resto de los continentes, pero res¬petando las particularidades específicas de cada uno. Por tanto, el hombre light empezará a dejar de serlo cuando cultive en su interior la sabiduría clásica, el significado del mundo romano, el amor por las tradiciones y la vuelta al pensamiento cris¬tiano. Aunque esto que ahora propongo es más teó¬rico que práctico, pienso que debe ser el punto de partida para reiniciar su nueva andadura.

El espíritu europeo

El nombre de Europa ha tenido una larga polé¬mica en su etimología. Para unos, su procedencia es semítica; para otros, helénica. Los primeros la basan en la expresión ereb, «el país de la noche, del ocaso», mientras que los segundos -razón que se ha impuesto- aluden a una raíz más directa: europe, «mirada bella, ojos grandes», que implica un término más bien poético, recogido en la mitolo¬gía griega .

Además de los trasuntos históricos apuntados, helénico, romano, hebreo y cristiano, Europa se hi¬zo real en la Edad Media, tras la caída del Imperio Romano, con una base fundamentalmente religiosa, una época denominada por los historiadores como teocéntrica y después del Imperio Romano cristia¬nizado surge el protagonismo del mundo germáni¬co. Fue Carlomagno el que resucitó la idea de la unificación imperial (siglos VIII y IX), quien recoge las fronteras de Europa que habían trazado Adriano y Trajano y con él toda Europa fue cristiana: desde el Mediterráneo al Canal de la Mancha, pasando por el curso del Danubio hasta los Urales. Los musul¬manes y los judíos eran huéspedes tolerados, pero no súbditos. La monarquía franca se extendió entre el Rin y el Sena y llegó hasta el mar del Norte. El imperio carolingio se lleva a cabo ya como algo dis¬tinto del imperio bizantino, surgiendo así la Europa occidental .

Se dibuja así un sistema jerarquizado en el que los poderes espiritual y temporal se fusionan, te¬niendo como eje el espíritu cristiano y en el que la hegemonía rural conduce al feudalismo. La reli¬gión era lo que aglutinaba a todos estos pueblos. El mundo intelectual tiene como reflejo la escolás¬tica, que alcanza su punto álgido hacia el siglo XIII: propugna una jerarquización del conocimiento y la racionalización de la perspectiva sobrenatural, así como la importancia de la función de la autoridad y de la tradición, aunque el eje central de todo el discurso se centra en la consideración de que cual¬quier actividad humana está regida por el sentido trascendente de la vida, apoyada en una moral só¬lida e independiente de las circunstancias y las si¬tuaciones:

Ya a finales del siglo XV, con la llegada del Renacimiento, se produce una vuelta al modelo de la Antigüedad clásica grecolatina basada en tres pilares:

a) La valoración del mundo.

b) Realzar la figura del hombre.

c) Respecto a lo político, la desvinculación del poder temporal y del espiritual.

Así, surge el humanismo renacentista, que más tarde desembocaría en el racionalismo. Todo esto supone el paso del teocentrismo al antropocentrismo, época de la Europa moderna. En este período la preocupación por el hombre y la natu¬raleza es esencial y se deja de lado la atención por lo absoluto.

Después, con el tiempo llegamos a la Europa racionalista -entre el Barroco y la Ilustración-, en la que hay que destacar tres notas esenciales:

a) La creación de un Estado absoluto centrado en la economía nacional.

b) La contrarreforma.

c) La llegada del empirismo

El signo clave de esta etapa es la tolerancia, pe¬ro se produce la escisión entre una serie de Estados porque se vigilan celosamente y se mueven con mu-cha inestabilidad.

Poco después surge una unidad o pretensión de ésta propugnada por los intelectuales, despolitizada y de espaldas a los nacionalismos.

Pero es el siglo XIX el que representa la caída de la idea de Europa como bloque sociopolítico y cul¬tural. Aquí hay que subrayar una serie de elementos históricos importantes:

1. Las revoluciones políticas y técnicas.

2. Los movimientos románticos nacionalistas.

3. La formación de bloques de alianzas en una escalada imperialista por ampliar los territorios coloniales.

Los últimos esfuerzos por mantener una cierta unidad europea se deslizaron hacia la solución de las crisis sociales y económicas,

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