Introducción: La situación económica de América Latina.
Enviado por melissataborda • 30 de Abril de 2018 • Documentos de Investigación • 1.893 Palabras (8 Páginas) • 283 Visitas
La situación económica de América Latina.
Introducción:
La historia económica de América Latina se basa en el desarrollo: su población ha tenido un gran crecimiento al igual que su producción por habitante. Ha habido también, con mayor rezago, mejoras en la expectativa de vida al nacer y en educación. El porcentaje de la población que vive en condiciones de pobreza se ha reducido de manera importante, aunque con altibajos notables. Es también una historia de vaivenes, tanto en el plano de la volatilidad económica, de períodos de progreso sucedidos por otros de relativo estancamiento o retroceso, de no pocas fases de inestabilidad institucional y de grandes cambios en los modelos de desarrollo. Finalmente, es una historia de desigualdades, que no solamente se expresa en la bien conocida asimetría dentro de cada país, sino también entre los países que componen este bloque y, más aún, entre los países latinoamericanos y los líderes de la economía mundial. En varios períodos, América Latina ha visto crecer las diferencias que la separan de los países más desarrollados aunque, por otra parte, en forma relativamente temprana, también se alejó de las regiones más pobres del mundo.
A continuación se explicarán los modelos de desarrollo implementados por los países latinoamericanos y se intentará dar respuesta a las siguientes cuestiones: ¿Cuáles han sido las causas que han llevado a estos países a implementar dichos modelos? ¿Qué papel ha jugado el contexto internacional en los modelos de desarrollo aplicados por los países de América Latina? ¿Cuáles han sido las consecuencias que provocaron estos modelos? ¿Han logrado estos países superarlas?.
Desarrollo:
Los países latinoamericanos han adoptado diversos modelos de desarrollo relacionados con su contexto social y económico y principalmente por la disposición de sus recursos naturales. Entre ellos se destacan, primeramente, el relacionado con la agricultura y la exportación de recursos naturales que se consolidó con la gran división internacional del trabajo y que aún hoy se mantiene como predominante en diversos países. Como racionalidad promueve la utilización intensa de los recursos naturales que ganen ventaja comparativa a nivel internacional. Con estos recursos se obtendrían las divisas necesarias para comprar los productos que satisfagan la demanda existente. Por otra parte, cuando se consolida el mercado mundial a partir de la segunda mitad del siglo pasado, y especialmente cuando comienza la exportación de capitales a nivel mundial, las características de los ecosistemas en cuanto a suelo, clima, agua, vegetación y riqueza minera, son destacadas por las necesidades de la producción mundial. De esta forma, cada país va encontrando su “nicho ecológico” dentro de ese mercado internacional como abastecedor de uno o dos o muy pocos productos que lograban ventajas comparativas en su elaboración. Naturalmente, debido a que estas producciones debían competir a nivel mundial, la tecnología y el aprovechamiento eran de las más avanzadas. Sin embargo, los ecosistemas latinoamericanos son complejos, y brindan una oferta ecosistémica altamente diversa. La abrupta transformación de este sistema significó la eliminación de las máquinas biológicas vegetales, animales y la implantación de una sola especie. Bajo esas circunstancias el sistema creado era altamente frágil desde el punto de vista ecológico y económico, ya que buena parte de esta actividad giraba en torno a la suerte de los precios internacionales del producto escogido en mercados oligopólicos y dominados por los países centrales. En el caso de las producciones agrícolas, las repercusiones sobre los ecosistemas se observan a través de las degradaciones sobre los mismos y sobre la dilapidación de los recursos, ya que los mismos no eran utilizados integralmente, y a través de un inmenso desaprovechamiento de las grandes variedades que ofrecían los ecosistemas. Los estados que captaban una porción de la renta de los recursos naturales, generaban obras de infraestructura y algunas sociales. Sin embargo en momentos de crisis de algunos productos, era altamente intervencionista, llegando a destruir grandes cantidades de ciertos productos para regular sus precios. Las principales consecuencias de este modelo de desarrollo han sido la deforestación, la destrucción de los ecosistemas, la mala utilización del recurso agua y principalmente ha provocado altos niveles de pobreza y de injusta distribución del ingreso.
Otro modelo muy aplicado por los estados latinoamericanos ha sido el desarrollista y el de sustitución de importaciones, él mismo se inicia a partir de la posguerra, según las condiciones de los países. Se centraba en promover al sector industrial, para que a través de grandes inversiones en sectores básicos de la economía se pudiera desarrollar industrias de alta tecnología, que junto con sustituir importaciones de bienes finales iría produciendo los insumos y los bienes de capital que requerirían en un esquema de paulatina y progresiva integración nacional. El sector agrario, con reformas en la propiedad agraria, y un mayor grado de tecnificación se convertiría en un demandante de productos industriales. El sector industrial incorporaría con las grandes empresas los beneficios de la economía de escala, que reduciría los costos y con ello los precios de los productos, mejorando de esta forma la calidad de vida de la población. Las mejoras tecnológicas de las grandes empresas se difundirían y de esta forma se elevaría el nivel tecnológico del sector industrial. Para ello se requería una política de protección arancelaria y cambiaria, y alientos financieros y crediticios. Consecuentemente, el sector agrario continuaría aportando las principales divisas, y luego se pasaría a un nivel cada vez más importante de exportaciones industriales. Gran parte del desarrollismo se basó en el uso dilapidador del petróleo barato. La racionalidad con que se diseñaban las tecnologías, el tipo de infraestructura que generaban, las formas de agricultura se relacionan con la disponibilidad generosa de petróleo a bajos precios. La fuerte protección que establecía para el desarrollo al interior del país de empresas nacionales y extranjeras y los polos de desarrollo generaban una estructura de precios favorables a las mismas. A pesar de la gran incidencia de los grandes monopolios petroleros, todos los países fortalecían empresas nacionales petroleras o de energía que determinaban la política del sector. Pero, cuando el precio del petróleo se incrementó fuertemente, el modelo entró en crisis y se fue necesario desarrollar otras fuentes alternativas de energía. En cuanto la agricultura, la aparición y difusión de la revolución verde prometió alta productividad y la obtuvo a costa de la concentración social de la producción y la desaparición de pequeñas explotaciones agropecuarias cuyos titulares pasaron a formar parte de la población marginal-urbana. Por otra parte, el manejo del precio de los productos agrarios en el mercado internacional continuó sin control de los países productores y se evidenció cada vez más el deterioro de los términos de intercambio mediante el cual los precios relativos de los productos agrarios disminuían en función del crecimiento del precio de los productos industriales. También se promovió un crecimiento económico basado en una política de estado mediante impuestos, aranceles, fijaciones de cambio, política crediticia y financiera otorgando protección a algunos sectores productivos. Se puede afirmar que, el desarrollo tecnológico, si bien fue importante en todos los países siguió con alta dependencia del mercado externo en forma de patentes y comisiones, generando un incremento de las actividades productivas, y a su vez importantes requerimientos de deuda externa. Consecuentemente, los efectos provocados por este modelo fueron, agudización de los procesos de contaminación, la actividad agrícola deja ser el eje orientador del desarrollo de las actividades productivas, incremento de los problemas ambientales y se mantienen los niveles de pobreza, desocupación y distribución desigual del ingreso. No es llamativo, entonces, que varias décadas después de la implementación de este modelo la ONU sostenga que la desigualdad y la pobreza son dos gangrenas que conspiran contra el desarrollo económico y social de América Latina; más de un tercio de la población total latinoamericana vive en la pobreza mientras que 71 millones son indigentes. Por otra parte, esta organización afirma que Latinoamérica es la zona más desigual del mundo, por lo tanto es menester sostener que estos países, a pesar del paso del tiempo, no han podido erradicar las graves consecuencias provocadas por la implementación de este modelo de desarrollo.
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