14.5 Los Virajes Hacia La Guerra: 1931-1939
Enviado por Yenniavgz • 5 de Marzo de 2015 • 6.107 Palabras (25 Páginas) • 480 Visitas
14.5.1 La política germana, 1931-1935
Una de las condiciones que favorecieron el rápido ascenso del nacionalismo en Alemania fueron los 7 millones de parados que la crisis provocó en la república de Weimar, ligada económicamente a EE.UU. más que otros países europeos. El fracasado golpe de Estado promovido por los nazis en Munich en 1923 fue una experiencia decisiva. Así, HITLER aprendió que el poder debía conquistarse con una “revolución legal”, evitando golpes de Estado y, sobre todo, enfrentamientos con el Ejército. Asimismo, debía obtener una amplia adhesión de las masas a través de la organización y la propaganda. A esta tarea se dedicó HITLER después de la experiencia de 1923 y durante los pocos meses siguientes que pasó en prisión. El juicio sirvió para que su fama se extendiera. Desde entonces, HITLER fue el jefe autorizado de las tendencias nacionalistas y revisionistas que nunca habían aceptado el tratado de Versalles y rechazaban la república de Weimar, detestada como fruto del fracaso, la derrota y la rendición. Sin embargo, precisamente entre 1924 y 1929, una vez superado el momento más grave de la crisis desatada por la inflación, se consolidaba el régimen democrático; fueron los años de la recuperación económica y de la política exterior de STRESEMANN. La muerte de éste en 1929 coincidió con el crecimiento político del partido nacionalsocialista, que en esos años dejó de ser un partido esencialmente de cuadros para transformarse en un partido de masas y en el grupo más dinámico de la “oposición nacional”. En este contexto, HITLER tomó contacto con hombres influyentes del mundo de las finanzas y la industria, y comenzó a ser considerado un instrumento eficaz para luchar contra la democracia de Weimar. La incomparable habilidad oratoria del Führer, y la disciplinada organización de su partido calaban profundamente en la opinión pública. La defensa de los valores nacionales y la lucha contra el comunismo eran las vías de penetración más fáciles. La invocación a las masas, la búsqueda del consenso sobre bases ideológicas, las estructuras organizativas y el activismo propagandístico son aspectos que luego confluirían en el concepto de regímenes totalitarios, con un esquema político monopartidista. Entre las particularidades del nacionalsocialismo hay que subrayar sus componentes populares y racistas, que caracterizan de una manera muy especial el nacionalismo alemán, su agresividad y su política de potencia. El llamamiento a la unidad del pueblo alemán de raza aria concordaba con el antiguo proyecto de la “gran Alemania” por el que había trabajado BISMARCK y que incluía también a los alemanes de Austria. Pero los presupuestos de la ideología nazi, que establecían la diferenciación biológica de la raza, el antisemitismo, la eliminación física de los judíos y el sometimiento de los pueblos eslavos juzgados inferiores, hacía que el proyecto hitleriano y los cuadros de que se alimentaba ya no fueran los mismos. Las clases rurales y la pequeña y mediana burguesía provincianas fueron inicialmente los sectores más sensibles a la propaganda nazi. La prédica “anticapitalista” junto con la obstinada lucha contra el bolchevismo destructor, la defensa de los valores tradicionales y la aversión a los judíos, la exaltación de la patria y la denuncia de la “puñalada por la espalda” que representaban las sanciones impuestas tras la Primera Guerra Mundial, encontraron eco propicio en los campesinos propietarios temerosos de cualquier alteración del orden territorial, y en las clases RELACIONES INTERNACIONALES CURSO 2011 / 2012 RNF_RR.II._rev.02 Página 24 de 232 burguesas, dramáticamente castigadas por la inflación y por la nueva jerarquía de valores económicos y sociales establecida por la república democrática. El peso de los sindicatos y la influencia de la socialdemocracia habían crecido mucho, asegurando a los obreros y a las fuerzas del trabajo organizado un prestigio nunca alcanzado hasta entonces, así como la posibilidad de hacer valer sus reivindicaciones económicas. El extremismo radical y violento también se apoderaba de los jóvenes, que constituían el 40 % del partido nazi (mientras que sólo representaban el 20 % de la socialdemocracia). También la profunda fractura de la izquierda, entre socialdemócratas y comunistas, contribuyó a la debilidad de la república. Por último, la gravedad de la crisis económica de 1929, en una Alemania ligada económicamente a Norteamérica, favoreció la difusión del nacionalsocialismo, que atraía a una enorme cantidad de parados. Así, en el verano de 1932, el Estado estaba en plena descomposición, la crisis económica se agudizaba, y campeaban los grupos de choque nazi. El 30 de enero de 1933 HITLER fue nombrado canciller, el Reichstag fue disuelto, y se limitó la libertad de prensa y de opinión. Poco después se convocaron elecciones y HITLER tomó el poder legal. Se disolvieron todas las organizaciones democráticas y los partidos políticos, se proclamó la fundación del Estado con un partido único, y se concluyó el concordato con la Iglesia católica, asegurando al régimen el apoyo de sus fieles. En el otoño de 1933 los nazis controlaban firmemente todo el poder. La estrategia de HITLER de evitar un enfrentamiento con el Ejército estaba dando sus frutos. La “noche de los cuchillos largos”, el 30 de junio de 1934, en la que fueron eliminados a un tiempo los exponentes de la corriente “reformista” del nacionalsocialismo, marcó un acuerdo más o menos tácito entre HITLER y los sectores dirigentes del Ejército, cuya tradición militarista buscaba la militarización de las masas, la supremacía racista, la expansión nacionalista, la conquista por el “espacio vital”, y la lucha contra la democracia y el comunismo. HITLER tenía como objetivo central destruir el orden de Versalles, y para ello se planteó dos metas inmediatas: a) Crear unas fuerzas armadas poderosas b) Anexionar al Reich los territorios fuera de él habitados por población germana El abandono de la Conferencia de Desarme y de la Sociedad de Naciones en 1933 fueron las primeras actuaciones de la nueva política exterior de Alemania. A la vez, aunque aún de forma muy prudente, HITLER inicia el rearme clandestino. Sin embargo, no podía ser muy agresivo en sus primeros momentos en la Cancillería; necesitaba ante todo asentar su poder en Alemania. Así, su primera jugada diplomática fue moderada y hábil. En 1934, firmaba un pacto de no agresión con Polonia. Ambos países, afirmaba el tratado, iniciaban una nueva etapa política basada en los principios del Pacto Briand-Kellog y en la exclusión de las medidas de fuerza para resolver sus problemas. HITLER lograba así debilitar los lazos de Francia con Polonia y a la vez se cuidaba de reconocer las fronteras orientales del Reich. El momento más grave de esta
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