A QUE SE DEBE EL EL TRANSPORTE MARITIMO Y FLUVIAL EN LA EDAD MEDIA

EL TRANSPORTE MARITIMO Y FLUVIAL EN LA EDAD MEDIA

Para el hombre del medievo el mar era tanto un medio de riqueza y comercio, como causaba temor por la piratería y los naufragios. Incluso muchos mercaderes antes de salir a la mar dejasen dictado un testamento, o que embarcaciones y marinos llevasen nombres de santos protectores.

El mar Mediterráneo era, por lo general, más benigno  que el océano Atlántico, pero aun así los meses de invierno era complicado practicar la navegación en él y los barcos tenían que pasar varios días en los puertos esperando mejores condiciones. Si a eso le sumamos la piratería y el corso, es normal suponer que se prefiriera la navegación de cabotaje a los viajes largos y a la navegación de altura.

La piratería y el corso era un problema mayor que los naufragios sobre todo a finales de la Edad Media, aunque no tan devastador como en la Edad Moderna. Las medidas que se tomaron no sirvieron de mucho (envío de correo avisando del peligro, atalayas, embarcaciones de vigilancia, torres costeras, etc.), aun así nunca se interrumpieron las rutas de navegación y los seguros marítimos asumieron los riesgos de las mismas.

LA CARTOGRAFIA Y LA CIENCIA NAUTICA

Durante esta época hay un escaso desarrollo en la ciencia astronómica y en el desarrollo de la navegación. Hasta el siglo XVI se sigue practicando la suelta de pájaros embarcados para mantener el rumbo. Aunque sobre el s. XIII surge la brújula (en occidente), que permitía la navegación sin el sol e impulso el desarrollo de la cartografía.

Los navegantes islámicos introducen el timón adosado a la popa que facilitaba la maniobrabilidad de la embarcación. También adoptan de los islámicos la vela latina de forma triangular que permitía aprovechar los vientos de costado aumentando de sobremanera la velocidad.

Hasta el s. XIII no se conocen cartas marítimas ni mapas terrestres donde no se incluyen indicaciones de coordenadas. Los datos teóricos de navegación astronómica estaban disponibles ya en esta época, como las tablas de Azarquiel o las de Alfonso X. Pero no son viables, hasta el s. XV, por la escasa instrumentación y formación de los marinos.

TIPOLOGÍA DE LAS EMBARCACIONES

Se suelen clasificar por su fuerza motriz, a remo o a vela. De las movidas a remo podemos encontrar las galeras, en las que se incluyen la galera bastarda, galera sutil, galera gruesa, la tarida, la galeaza, la galeota y la fusta; y la de los leños y barcas, en las que se incluye el laúd. La galera era el típico buque de guerra del Mediterráneo actividad compaginada con la mercantil, era un bajel largo y estrecho, de bajo bordo, con proa muy afilada, que enarbolaba vela latina y era propulsada por remos, de número variable.

Los movidos a vela eran barcos redondeados, los más importantes eran la nave o nao, la coca, la coca bayonesa, la carabela y el ballenero. Todas estas naves se destinan al comercio de larga distancia.

Muy relacionado se encontraba el tipo de buque y el factor de la velocidad, Federico Melis calcula la duración de los principales itinerarios marítimos del s. XV: de Lisboa a Mallorca, 5 días; de Lisboa a Brujas, 9; de Southampton a Baleares, 16; de Brujas a Mallorca, 10; de Túnez a Mallorca, de 2 a 3 días; a Génova o Pisa, 7; de Alejandría a Barcelona, 14; de Génova o Pisa a Mallorca, 3.

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