ANÁLISIS DE LA OBRA LOS AMANTES DE CABAÑA.

ANÁLISIS DE LA OBRA LOS AMANTES DE CABAÑA

Los Amantes de la Cabaña, nos narra una historia de vida, una historia de amor, una historia verídica, que surgió en el pueblecito de las Gordas, en la región de Nagua.  Es el más tierno amor que haya brotado de la tierra.  Es una historia de mucha pasión que eleva el espíritu.  Es una historia de amor imposible, por la oposición enfermiza del padre de la joven, el cual asediaba con esos celos enfermizos y por tal razón la mantenía en cautiverio.

INTRODUCCION

Martina, una joven muchacha de 17 años, muy bella, la cual vivía asediada por los enfermizos celos de su padre, el cual la mantenía en cautiverio, decide entregarse en cuerpo y alma a su novio Andrés,  joven noble, 20 años de edad, quien la amaba con locuras.  Decidieron citarse en la cabaña abandonada que se encontraba en el interior del bosque, que es la humilde casa donde nace Tomás, padre de la joven.

Esta historia se desarrolla, en una tarde otoñal de un Pueblo de las Gordas, en una aldea llamada Villa Alegre, próximo al pueblo antes mencionado.

Argumento

Una pareja decide unirse, aun en contra del padre de Marta, quien no quería a Tomás como pareja para su hija.  Pero Marta ya estaba embarazada y por tal motivo tuvo que elegir entre su padre o su novio.  Ella, mujer enamorada decide irse con su novio.

Pasa el tiempo y llega la hora de dar a luz, pero la comadrona tiene presentimiento muy malo, sentía que había algo raro.  Llegada la hora del parto, busco los paños y el agua que ya tenía hirviendo, se preparó para el recibimiento de la criatura y para sorpresa de ella, vió que la criatura venia de pié, eso para ellos era mal augurio.  Al padre se le oculto que la criatura venia de pie para que el no rebatiera contra ella o le tomara mala voluntad.

La madre de la niña murió de parto, la tía Margarita, paterna se encargó de educarla junto a su padre, quienes la vieron crecer y ponerse muy hermosa, se pudiera decir que la niña más bella que ojos pudieran ver, el padre, campesino, duro de carácter,  la mantenía en cautiverio porque no quería que le pasara nada malo a la niña Martina.

Su tía Margo, pago muy caro el mal de ojo que le habían echado a la niña, las comadronas le había dicho que tenían que ensalmarla y pagar en efectivo de una vez, pero Margo no tenía un centavo y fue a buscarlo prestado donde un avaricioso, pero aquel hombre la presionaba para que le pagaran su dinero, lo cual ella respondía que no tenía y él le respondió tú no tienes dinero, pero tienes con que pagarme, a lo que tuvo que entregarse a él, Margarita lo maldijo y le dijo que se muriera encima de ella y con su parte sexual duro.  

La tía Margarita, fue enviada a la cárcel por la muerte del señor que le prestó el dinero.  Allí en la cárcel conoció a Mauricio,  joven, condenando, siendo inocente, igual que Margarita.  Se enamoraron, y al tiempo Mauricio consiguió su libertad y se marcho a Roma, ayudado de un Padre de la Iglesia y luego ella también consiguió su libertad y se marcho a su pueblo, donde la esperaba su sobrina y su hermano.

Ese fue el precio que tuvo que pagar por el tanto amor que le tenía a su sobrina Martina, la cual quería como la hija que no tuvo, era capaz de todo por esa niña, por verla feliz.

Ya la niña había crecido, la más hermosa niña que ellos pudieron ver.  En un lugar apartado del pueblo, vivía un joven llamado Andrés, quien escribía versos de amor, al escuchar hablar de Martina, la niña bella, hizo por conocerla, éste cuando la vio, quedo flechado de amor, la imaginaba y la consideró como el gran amor de su vida y su inspiración para escribirlos.

Andrés, tenía un amigo llamado Manolo, eran confidentes, se tenían mucha confianza, Andrés le había confesado a su amigo Manolo el amor que sentía por esa muchacha, pero también sabía lo enredado y fuerte que era el padre de ella, quien tenía un machete preparado para cuando Andrés se apareciera por la casa de Martina, su joven amada.

Como joven enamorado, no media consecuencia para estar con Martina, este joven, dispuesto a pasar todo lo que tuviera que aguantar, solo por llegar a tener contacto con ella, verla, declamarle algunos poemas, los cuales ya había escrito.  Una tarde se decidió y fue a visitar a Martina, la joven hermosa, sentada con su tía Margo, pero se escondió detrás de los arbustos a contemplar su belleza, todo nervioso, con el corazón agitado, turbado por tanta belleza y no saber qué hacer al estar frente a ella.  Al fin, inicia a declamarle sus poemas que ella le inspiraba y que le llegaban a la cabeza en ese instante, Martina, escuchaba tranquilamente, aunque no entendiera mucho y miraba a su tía y le preguntaba a su vez, que quería decir, porque no entendía lo que él decía; la tía si entendía los poemas y recordaba a su amado Marcio y se transportaba a lo vivido en la cárcel a sus encuentros a cada atardecer.

Andrés, era bien visto por la tía Margot, quien terminó aceptando que visitara a su sobrina por las tardes, pero tenía que marcharse antes que Tomás regresara del conuco donde se pasaba los días enteros, porque si éste se enteraba, era capaz de matarlo a los dos.

La pareja, se fueron enamorando cada día más, Andrés con sus poemas la fue envolviendo hasta volverla loca de amor por él.  Martina, a su vez, lo tenía loco por su belleza.

Llegan las patronales del pueblo, y Martina pide a su padre que le permita ir a esa fiesta con su tía, ya que nunca le permitía salir,  era tanto su insistencia, que el padre cede y le dice que solo una hora, Martina en el camino le ruega a su tía que le permita ver a Andrés, era lo que más deseaba en su vida, cuando al fin se encuentran se abrazan y le susurra al oído que se encontraran en la cabaña el día del cumpleaños de Andrés, para consumar su amor esa tarde.

De regreso a la casa, la tía Margot, loca por saber que habían conversados la parejita y en la casa Tomás volviéndose loco porque ellas no llegaban y había pasado más tiempo del que él había autorizado.

Las visitas de Andrés a la casa eran más frecuentes, hasta que un día llego Tomás del conuco y lo encontró en su casa, éste, amenazó de muerte a Andrés, si lo volvía a ver merodeando a su hija.

Martina, solía contarle lo más simple de su vida a su tía, aunque no tuviera muchas cosas que contar por el cautiverio en que vivía, hacía de la más simple vivencia una travesía imaginaria y le contaba a la Margot, solo guardaba un gran secreto, el cuál creía que se lo llevaría a la tumba, una experiencia horrible, que nunca se había atrevido a contar a nadie.  Porque el solo recordarlo sentía horror y nausea.

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