Alianza Para El Progreso

CONSULTA DE HISTORIA

Alianza para el Progreso (inglés: Alliance for Progress), programa de ayuda económica, política y social de EE. UU. para América Latina efectuado entre 1961 y 1970.

Su origen está en la propuesta oficial del presidente John F. Kennedy, en su discurso del 13 de marzo de 1961 ante una recepción en la Casa Blanca para los embajadores latinoamericanos. El discurso fue transmitido por la Voz de América en inglés y traducido al español.

La Alianza para el Progreso duraría 4 años. Se proyectó una inversión de 20.000 millones de dólares. Sus fuentes serían de los EE.UU. por medio de sus agencias de ayuda, las agencias financieras multilaterales (BID y otros) y el sector privado canalizados a través de la Fundación Panamericana de Desarrollo.

La reforma agraria y la Alianza para el Progreso

En 1964, se hizo la primera reforma agraria de Ecuador. La Revolución Cubana de 1959 había despertado una ola revolucionaria en un continente atravesado por la pobreza y la desigualdad. En ese contexto, Estados Unidos emprendió una campaña de modernización de las relaciones sociales en Latinoamérica, como parte de sus políticas continentales de seguridad. Entre esas políticas estaba la Alianza para el Progreso que apoyó el proceso de reforma agraria en el país. Esta condición internacional coincidió con procesos internos en Ecuador, pues se afianzaron las demandas sociales por la modernización del agro, la abolición de los sistemas serviles y la distribución de la tierra para fines productivos y de integración económica de los sectores rurales que habían existido desde los años 30. Pese a que hubo una serie de reparticiones de tierras y ciertas haciendas se vendieron entre sus trabajadores, con vigilancia del Estado, estos episodios no fueron suficientemente significativos para transformar la estructura agraria ni el régimen económico monopólico que existía en el país.

La conversión del papel de las élites en la economía y su afán por participar en nuevos rubros económicos, el impulso internacional a la modernización, el crecimiento urbano y, pronto, el flujo de dinero proveniente del petróleo facilitaron una transición de las élites de la posición terrateniente a la industria lechera, la construcción, el área financiera y los servicios. En este proceso de transformación de las élites, cumplieron un papel muy relevante los militares que asumieron el control del Estado y facilitaron la transición. A la vez que esgrimían un discurso nacionalista, garantizaron el control de la situación de transición, impulsaron una vía controlada de reforma y se constituyeron en uno de los nuevos actores económicos a cargo de tierras e industrias.

Pero la reforma agraria fue llevada a cabo de tal manera que en muchos casos empeoró la situación de los indígenas. Las tierras repartidas correspondieron a zonas improductivas, marginadas y páramos.

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