Altares Prehispanicos
Enviado por rastawoman • 7 de Noviembre de 2012 • 4.152 Palabras (17 Páginas) • 1.192 Visitas
P R E S E N T A C I O N
La ceremonia de los días de muertos es una tradición de la época prehispánica que sobrevivió durante la época colonial y hoy se nos presenta como una clara muestra de sincretismo o muestra religiosa. La llegada del cristianismo a la tierra del Mayab no pudo desaparecer las concepciones religiosas, más bien aportó elementos nuevos a las antiguas tradiciones, así como a las deidades, concebidos como seres dependientes del ser humano, que debía alimentarlos y rendirles tributo permanente.
El maya siempre ha sentido respeto por todo lo concerniente a la muerte y al mas allá y en todas las celebraciones y ofrendas a sus difuntos sienten ansiedad y angustia al presentarlas; un ejemplo de esto es que cuando la comida de ofrenda no se cuece bien, significa que algo malo va a ocurrir, porque las almas de los difuntos no están contentas con sus parientes vivos.
Para mucha gente ha sido una sorpresa, el hecho de que los mayas sigamos con la tradición de celebrar los días en que nos visitan los difuntos; celebración que hemos heredado de nuestros antepasados.
LA MUERTE EN LA CULTURA MAYA
El origen del mundo entre los mayas refleja su concepción cíclica del tiempo, que en cierto sentido marca toda su existencia, parte de la idea de que el mundo fue creado por los dioses para que fuera morada del ser humano. Por lo tanto, el hombre maya esta enlazado al k’atun del tiempo; conforme pasa el tiempo y la muerte se acerca, se fusiona con la eternidad. El mundo maya lo conforman espacios buenos y malos: Según los escritos sagrados, desde la tierra hacia el cielo hay trece capas y nueve debajo de la tierra o mundo inferior, como cobijas extendidas unas sobre otras. Las trece capas subían desde el horizonte oriental hasta la séptima (el cenit) desde donde otros seis escalones bajaban al horizonte occidental. En el mundo inferior sucedía algo semejante, pero en sentido inverso, y con nueve capas en total, cuatro capas bajaban desde el horizonte occidental hasta la quinta el (mundo inferior – metnal) y de allí otros cuatro subían hasta el horizonte occidental. Y como la vida del pueblo maya se rige por sus creencias religiosas y por el eterno drama entre lo bueno y lo malo, por el eterno retorno del día después de la noche, como el retorno de las lluvias después de un ciclo, y como el retorno de los katunes del tsol k’iin o ja’ab del calendario sagrado maya.
Los mayas creen que todos los seres vivos resucitan (ka’put síijil), por ello cuando se muere una persona, se le coloca en la mesa de tal forma que su cabeza este orientada hacia el poniente de color oscuro que representa la noche y la muerte, de igual forma cuando se sepulta al difunto, se le ponen todas sus pertenencias, como el machete, la ropa, maíz sombrero zapatos, etc., así cuando regresen tendrán todo. Las almas que llevaron buena vida tienen el privilegio de estar en un lugar deleitoso donde no existe el dolor ni el sufrimiento y hay abundancia de comida y bebidas; donde crece el yaxché, árbol sagrado, bajo cuya sombra descansan eternamente. Con excepción de las almas que van al infierno, todas las demás retornan anualmente a la tierra para disfrutar de una semana de vacaciones entre sus familias.
De tal forma que el Janal Pixan o Comida para las Ánimas, es una ceremonia especial en la que interviene toda la familia. Las mujeres son las encargadas de elaborar los alimentos y colocar el altar para las ofrendas, los niños y jóvenes acarrean flores, ayudan a limpiar los caminos, a blanquear las albarradas, a lavar los trastes y ropas y adornar los altares. Los hombres mayores traen leña, calabazas, maíz, frijoles tiernos de la milpa, limpian detrás de las albarradas, excavan el agujero (horno) debajo la tierra para el (pib) panes de maíz rellenos carne de pollo para el octavario de los finados.
La celebración de los muertos en nuestra cultura es historia y religión. El calendario maya cuenta con un sexto mes de nombre Xuul, que significa final, y coincide con el mes de noviembre del calendario gregoriano; en este mes florece el x-pujuk o x-tempola, flor de muerto de color amarillo y olor muy fuerte, crece de manera silvestre y sirve para adornar los altares de los difuntos, el balché de flores moradas, la corteza de esta planta sirve para una bebida ritual llamada al igual que la planta balché, es el vino sagrado por excelencia en la mayoría de las ceremonias religiosas. También existe un pajarito que canta en estos días, se le conoce como un ave místico, porque muy pocas gente lo puede ver, sólo se le oye cantar. Se le conoce con el nombre de Pix, que significa rodillas del pie, pixan o alma; otros lo conocen como yáaj, que significa dolor o tristeza, porque su canto simboliza la pena y el dolor que sufren las personas al recordar en esos días a sus seres queridos muertos; al cantar emite un sonido como si pronunciara la palabra hambre en lengua maya (wi’iiij... wi’iiij...), con su canto anuncia la llegada de las santas almas que vienen a visitarnos. Este pajarito Yaaj o Pix solamente canta de 20 a 40 días, de octubre a noviembre y no se le vuelve a oír hasta el próximo año, al igual que el balché solamente florece de octubre a noviembre y hasta el próximo año de nuevo.
Durante los días de los finados, el ambiente es triste y solemne, y el ánimo de la gente maya también es tristeza y alegría, resaltando su sencillez y respeto, durante el amanecer como en el día y la tarde cuando la brisa de oriente despide su aroma a incienso, a tierra húmeda, a resinas de velas, a flores y viandas; los ancianos dicen que los mayas están en su ritual mas intimo con la naturaleza, es el cierre de un ciclo y el retorno de sus familiares y amigos muertos a la tierra.
Entonces, la preocupación es, como prepararles el recibimiento, como festejarlos y satisfacerlos, por ello en los pueblos, en las casas, con los vecinos, en la calle o en el panteón el tema principal de las conversaciones, son los altares y las viandas que se van ofrendar, quienes van a rezar, etc., como si esperaran a visitantes vivos. El 31 de octubre es dedicado a las almas de los niños, el 1º de noviembre a los mayores, mientras que el 2 de noviembre es para todos los difuntos.
Para este festejo, se prepara un altar en el cual se ofrece la comida no sólo a los difuntos que se están recordando, sino que se ponen el número de platos de comida necesarios según las ánimas que se van a recordar o nombrar en los rezos y un plato más, porque las almas siempre vienen acompañados de alguna otra anima como un invitado más. A ésta se le conoce como anima sola, y se cree que no tiene familiar vivo que lo recuerde, por ello es que se le ofrece comida en todas las casas, esta es una muestra de como los mayas, tanto en la cotidianidad de la vida como en la muerte resaltan su hospitalidad
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