América Latina y el Caribe . El sueño del Pongo

Reye A. J

24/09/20

América Latina y el Caribe

El sueño del Pongo

Muchas veces se relaciona la libertad con el concepto de liberalismo, bajo la premisa de que la intervención del Estado es opuesta a la libertad y que sólo el liberalismo, y el reinado del libre mercado, puede ofrecer libertad. Esta creencia es, sin embargo, falsa; la lógica liberalista ha llevado a la perdida de la libertad real. Con el imperante auge de lo económico en todas las esferas de la vida se han dado resignificaciones en lo que se refiere a la vida y lo cuerpos, se crea una “fronterización” que ha agravado las asimetrías entre diferentes sectores de la humanidad, donde las únicas vidas y cuerpos que cuentan son las que generan valor. Esto es, se da la transformación de los humanos en “capital humano”, todo el valor adjudicado a cualquier ente está determinado por su utilidad dentro de la economía.  El sistema liberal se encuentra con la tensión entre sus intereses económicos y la justicia social, donde los “cuerpos sin valor” son considerados una amenaza, esto se traduce en la falta de políticas realmente comprometidas con la superación de los sectores marginados, mostrando que por el contrario se ha llegado a buscar la aniquilación de estos sectores.

        El panorama descrito anteriormente nos deja en claro que vivimos en un mundo fragmentado, profundamente desigual. Podríamos afirmar que América es uno de los continentes más desiguales y contiene altos niveles de pobreza. A pesar de estar llena de riquezas naturales, la zona de América Latina y el Caribe es una de las más desigualitarias del mundo, esta desigualdad es la que permite esta pobreza y las injusticias sociales acompañadas por ella. La pobreza se presenta como una forma de opresión social y violación de derechos humanos; está interrelacionada a la violación del derecho a la vida, a la salud, a la educación, a la vivienda, al trabajo, a la libertad, podría decirse que conlleva una violación a la dignidad humana. La degradación de la dignidad humana se expone claramente en el relato, el patrón de la hacienda ve al pongo tan despojado sus derechos inherente humanos que cuestiona de manera burlona su humanidad.

        “- ¿Tú deberas eres gente? No lo parece- dijo el dueño (…) -Quizás no eres una cosa, pongo miserable, como tampoco eres un hombre. Debes ser un perro. ¡Eso es! Eso es lo que debes ser, un perro.”

        Este fragmento, sin embargo, no solo muestra la degradación a su humanidad, también el espacio que el pongo ocupa desde la perspectiva del patrón. El patrón cuestiona su estatus “humano” porque el pongo representa una humanidad contraria a la racional, a la estructura imaginaria que le patrón tiene sobre su propia humanidad y, por lo tanto, su figura le causa risa, duda y asco. La fronterización está presente: la existencia de ese “cuerpo sin valor” amenaza la seguridad del patrón sobre su propia existencia e identidad humana, por ello se da la tarea de crear límites claros, utiliza la violencia para definir la separación entre su cuerpo y el del pongo. La violencia es efectiva para reducir y alejar al otro, en palabras del relato, el pongo se vuelve “más pequeñito que nunca”.

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