Arquitectura Le Corbusier

Le Corbusier empieza hablando de la arquitectura de una manera que me llamo muchísimo la atención. Cuestiona la manera en la que proyectamos, que siempre pensamos que nosotros seremos los usuarios finales de la obra, cuando estamos totalmente equivocados. Le Corbusier esta muy consciente de la realidad de la obra arquitectónica, que es una que perdura muchas décadas. Cuestiona al arquitecto preguntando si en realidad la arquitectura que proyectamos será para aquellos que morirán pronto, con sus ideas conservadoras bien amarradas al corazón, o para aquellos que aun no han nacido?

Esta es una posición muy interesante que nos hace reflexionar sobre la manera en la que proyectamos, porque debemos tomar en cuenta que el usuario final posiblemente todavía no haya nacido. Esto es algo que se refleja indirectamente en sus creencias del estilo modernista. Dice que la arquitectura, al igual que otras formas de expresión, no deberían estar ligadas a ningún estilo, sino que deberían responder a una necesidad que no esta directamente ligada con un periodo temporal del ser humano.

Habla de la arquitectura moderna como una noble, pura, en la cual la percepción intelectual, la belleza plástica y la eterna cualidad de la proporción rigen. Sobre todo porque estos son elementos arquitectónicos que cualquiera puede entender, no solamente los arquitectos. Esto nos desliga del paradigma tan paradisiaco en el que vivimos los arquitectos de este siglo.

Le Corbusier apunta que si pudiera ensenarle a los arquitectos jóvenes del mundo, les enseñaría a desconfiar de las formulas rígidas, y les trataría de hacer entender que todo es relativo. Esto produce varias soluciones y cada cual da una sensación arquitectónica diferente. Cosas tan sencillas como donde ponemos una puerta, o donde ubicamos el acceso principal, o donde colocamos una ventana en un cuarto, y con que proporciones. Estas son cosas que afectan la percepción del espacio. Corbusier dice que deberíamos experimentar vigorosamente con cada posibilidad espacial con la que nos afrontamos. Porque los arquitectos no somos estilistas, sino personas que diseñamos articulando, planeando. Nada más.

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