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El resplandor jamás será opacado


Enviado por   •  29 de Mayo de 2018  •  Informe  •  2.778 Palabras (12 Páginas)  •  97 Visitas

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El resplandor jamás será opacado

No comprendo como sucedió todo esto, la ciudad más grande del continente destruida ante mis ojos y puede que por mi culpa, todas las personas habían desaparecido, incluidos mi padre, mi madre y mi hermano. Recorro la ciudad en busca de algún sobreviviente, desesperado comienzo a gritar intentando que alguien acuda a mi llamada, pero todo era inútil, corrí sin parar hasta llegar a mi casa nuevamente, con la ilusión de que mi familia estuviera ahí, pero solo conseguí ver la lo mismo que la primera vez, mi casa ya no estaba ahí, había sido arrasada por algo, no quedaba rastro alguno de nada, en ese momento me abordo una tristeza inmensa y comencé a llorar como un niño que deseaba que su madre lo acogiera entre sus brazos, pero yo ya sabía que eso no iba a ocurrir nunca. Después de eso continúe mi búsqueda de algún sobreviviente, para eso decidí dirigirme al centro de la ciudad, corrí hacia allí, y a medida que avanzaba los destrozos se volvían cada vez peores (nada comparado a lo que se redujo mi casa), pareciera que lo que lo ocasiono estuviera desesperado y furioso por no encontrar lo que busca. Mientras más me acercaba al centro de la ciudad mi corazón latía más aprisa, en mi mente solo me imaginaba encontrándome con alguna persona, pero cuando llegue ahí además de solo encontrar el magnífico centro de la ciudad destruido completamente,  no quedaban ni los escombros de los gigantescos edificios, las hermosas plazas, los puestos de comida, nada, ahora todo está vuelto polvo, pero lo que más me sorprende no es eso, sino a quien me encuentro en el centro de la plaza, eran Saturos y Menardi, por mi cuerpo corrió un sudor frio y quede completamente paralizado, ellos me miraron, sonrieron y al unísono dijeron: “no esperabas vernos aquí”, yo les respondí: “no, como es que sobrevivieron al último de mis ataques, fue el más poderoso y vi como los  desintegro”, ellos simplemente sonrieron y juntando sus espaldas y estirando su brazo a la misma altura se preparaban para lanzar su ataque definitivo “invocar el infierno”, sabía que ese era mi fin me encontraba totalmente indefenso, sin posibilidades de reaccionar solo caí al piso esperando mi triste final cuando de pronto por mi mente pasa todo lo que viví antes de llegar a este punto donde estará mi tumba…

Mi Historia comienza un día (Dar contexto de donde estoy y la época) mientras me encontraba viajando, no tenía rumbo alguno, solo me dedicaba a vagar de pueblo en pueblo solo acompañado de mi fiel espada, mi nombre era Hans, pero se me conocía de muchas formas, “el justiciero”, “el guerrero de la espada triste” y el más conocido de todos “el lobo solitario”, este último se debe a mi fama de viajar solo y resolver todos los problemas que se me cruzan en el viaje solo. Continuaba caminando, no se veía nada a mi alrededor, solo un gran y frondoso árbol a unos cuantos metros, se me ocurrió la idea de acércame a descansar un poco, pero cuando estaba a punto de llegar a el tronco del árbol, de las ramas se arrojaron dos bandidos con la intención de asesinarme, logre evadirlos, pero eso no fue suficiente, pues el combate apenas comenzaba, estaba en desventaja eran dos contra uno, cada uno llevaba consigo una espada curva muy afilada, y demostraban un manejo absoluto de esta, sin pensarlo dos veces desenfundo mi espada y me pongo en posición de combate, como era de esperar los dos cobardes me atacaron al mismo tiempo, lo que me obligo a utilizar una acción defensiva muy poderosa, enterré la espada al piso, y colocando una rodilla en el piso golpee con mi puño fuertemente el suelo, lo que provoco que se invocara un campo protector a mi alrededor, lo especial de este campo es que era de fuego por lo tanto cuando los bandidos intentaron atravesarlo con su ataque estos se quemaron, aunque no fue suficiente para detener su ataque, volví a tomar mi espada y me dispuse a atacar, para hacerlo fácil y rápido ocupe otra de mis técnicas, empuñe mi espada con fuerza y la abanique fuertemente en la dirección en la que se encontraban los bandidos, y enseguida después de eso del cielo cayó una espada dorada gigante que golpeo a ambos bandidos dejándolos inconscientes, luego de eso amarre a ambos y los colgué al árbol de donde salieron, seguí mi camino un poco inquieto, pensando en lo que hice, la forma de utilizar mis poderes, lo que me llevo a pensar en cómo los había conseguido. Esto me llevaba a mi niñez, tenía diez años cuando un día me encontraba leyendo una historieta fuera de mi casa, cuando de la nada unos sujetos extraños comienzan a atacar a un indefenso perrito que acostumbraba vagar por el sector donde vivía, no lo pensé dos veces y los encare, los sujetos eran tres, los cuales solo me miraron y se rieron, yo solo era un pequeño e inocente niño, les grite que lo que hacían estaba mal, ellos golpearon al perro tan fuertemente que lo dejaron inconsciente, y yo era su próximo objetivo, tome un palo que lo más cercano que tenía, lo puse como si fuera una espada y les advertí que si daban un paso más no respondía de los que les pudiera pasar (aunque sabía que lo único que lograría es enfurecerlos más y así fue) ellos comenzaron a avanzar lentamente, cada paso que daban aseguraba más la paliza que me darían, cuando están a un paso de mi cerré mis ojos y lo único que escuche fue tres quejidos de dolor, abrí mis ojos y vi tumbados a los tres sujetos y junto a mi había un ancianito que me dijo que no me preocupara, que ellos no me volverían a molestar, ni a nadie más, sorprendido le pregunte como lo había hecho, antes de responderme me miró fijamente a los ojos, se puso muy serio, se acercó a mí y volvió a mirar mis ojos, y me dijo: “creo que eres el indicado”, el indicado para que pregunte yo, él me dijo: “ya lo veras…” cerro los ojos, su cara se puso muy seria, parecía muy concentrado, hasta que de repente abrió los ojos junto las manos como en un aplauso  y cuando las abrió lanzó una esfera de un color rosado hacia el perro que se encontraba todo lastimado y en ese mismo instante el perro se levantó como si nada y corrió hacia el anciano, yo quede pasmado, no entendía que es lo que había ocurrido, ahí fue cuando el viejo me pregunta si estaba dispuesto a aprender el misterioso poder de la “Psienergia”, le dije que lo consultaría con mis padres, él me dijo que tenía que comenzar a tomar decisiones muy difíciles si decidía ir con él y que el primer paso para hacerlo era decidir por mi propia cuenta si irme o no, solo tenía diez años, no quería dejar a mi familia, pero había algo en mi interior que me decía que lo correcto era partir en ese momento de mi casa, así que decidí acompañar a viejito sin llevarme nada y sin siquiera decir adiós… Después de recordar eso se me paso por mi mente volver a mi ciudad llevaba años sin ver a mi familia, sin siquiera saber algo de ellos, así que me puse en rumbo a mi hogar. Mientras iba caminando vi a un niño jugando a los caballeros con unos amigos, me llamo mucho la atención uno de los niños quien intentaba de imitar los mismos poderes que convocaba la Psienergia, me quedé mirándolos un rato conmovido, porque verlos así me recordaba mi entrenamiento con el viejo, y lo mucho que tuve que trabajar para poder dominar este extraño poder… Ya no podía más, cada día era más difícil que el anterior, y aun así no conseguía ni siquiera levantar una simple piedrita, por más que me esforzaba la psienergia no se manifestaba en mí, el anciano me dijo que no desesperara, que tenía que darle tiempo a las cosas y tomármelo con calma que era muy importante que trabajara con mi mente, debido a que la psienergia era el poder de la mente llevado a su nivel más alto, a un punto en el que hasta puedes materializar cosas con solo pensarlo, seguí intentando día tras día sin conseguir lograrlo, hasta que un día el viejo se me acercó y me dijo mírame a los ojos y trata de utilizar tu poder interior, me concentre lo que más pude e intente liberar la psienergia pero no ocurría nada, el viejo sin apartar la vista de mis ojos deja de pensar con la cabeza y comienza a utilizar tu instinto, sigue tu espíritu en eso consiste el poder de la mente, fue en ese momento en el que cerré mis ojos deje de pensar y fue cuando la psienergia se manifestó… un grito me descoloco de mi recuerdo, cuando reaccione vi como dos personajes muy extraños estaban golpeando a los niños que se encontraban jugando, no lo pienso dos veces y los encaro, ellos solo hacen un gesto, el cual me enfurece más, ellos me miran y sonríen, fue ahí cuando desenfunde mi espada y me lance al ataque, el hombre de la pareja me dice: “insolente, lamentaras este error” y de la nada invoco una esfera de fuego en su mano y la lanzo hacia mí, me llegó de lleno en el pecho, pero como mi entrenamiento para controlar la psienergia me había hecho resistente a ella, lo que me llevo a concluir que estos individuos no eran unos matones cualquieras, ellos personas de corazón oscuro que ocupaban la psienergia para el mal, me apresure en levantarme y volví a la posición de ataque pero cuando enfoco a mis objetivos noto que faltaba uno, cuando de pronto siento a alguien en mi espalda que me dice: “ no temas, solo te dolerá un segundo” y fue ahí cuando me atravesó su espada, pero sabía que esta no era una espada cualquiera, esta desprendía el poder de la psienergia de su portador, me volteo para verlo y resulta ser una mujer, retira su espada de mi cuerpo y yo caigo al piso, con mucho esfuerzo le pregunto cuáles son sus nombres, el hombre, quien vestía de una reluciente armadura plateada, ropajes azules, pero lo que más me impacto era el color de sus ojos, rojos como el fuego del mismo infierno, Saturos respondió y enseguida de eso hablo la mujer, cabello rubio, ojos color purpura, igualmente equipada con una armadura pero la de ella era de un color rojo opaco como la sangre y su ropa era roja también pero un rojo que imitaba el color de la lava del volcán más furioso, Menardi dijo ella, con mucho esfuerzo clave mi espada contra el piso con el afán de que me ayudara a levantarme, cuando lo logre los mire con mirada desafiante, aunque sabía que mi posición no era la mejor para continuar la pelea, ahí fue cuando volví a recordar la primera vez que conocí a mi maestro y la forma en la que hiso que el perrito se recuperara así que enfoque todo mi espíritu, cerré mis ojos y realice los movimientos que realizo mi maestro ese día, pero en vez de lanzárselo a alguien lo puse donde la mujer me había clavado la espada y me recupera completamente, volví a estar listo para la batalla, mis dos rivales quedaron sorprendidos al ver que yo también conocía el secreto de la psienergia, en ese momento les dije ahora me toca a mí, empuñe mi espada con fuerza y realice la técnica que ocupe contra los bandidos que me habían atacado, la abanique con toda la fuerza que tengo y grite: “yo te invoco Ragnarok”  y los abordo la espada mística, ambos guerreros resistieron perfectamente mi ataque, ahora sabía que era casi imposible ganar esta pelea, y peor aún ellos estaban encolerizados, se levantaron y prepararon un ataque cada uno por su cuenta, se me volvía más difícil ya que ahora eran dos los ataques que tenía que responder, Saturos puso sus dos manos a la altura de la cintura invocando dos esfera de fuego, una en cada mano, después de eso levanto sus brazos y junto ambas bolas de fuego para formar una sola, tenía tanta potencia que parecía un sol de menor tamaño, por su lado Menardi tomo su espada con rabia y comenzó a canalizar toda su psienergia en ella, hasta el punto que comenzaron a salir llamas de ella, pero no eran llamas cualquiera, eran lamas color purpura, tan purpura como los ojos de mi atacante, y desprendía un aura de oscuridad y maldad, pensé rápidamente en como contraatacarlo, sabía que no existía forma de repelerlo o absorberlo, así que tenía que destruir el ataque junto con sus dueños, así que comencé a preparar mi ataque más poderoso, enfundo mi espada, golpeo mis puños entre ellos, lo que hace que comiencen a desprender un resplandor dorado, golpeo mi pecho en el lugar donde se encuentra mi corazón, junto ambas palmas, levanto el brazo el brazo derecho que comienza con un resplandor inigualable, mis enemigos están a punto de atacarme cuando por fin termino de reunir toda la energía que necesitaba y grito: “Espada resplandeciente de la odisea, manifiéstate ante mi” todo el lugar se ilumina con un brillo segador y cuando el brillo cesa, en mi mano derecha porto la espada más poderosa que existe, la que es capaz de destruir cualquier cosa que se proponga, pero solo si el corazón del portador está libre de maldad. Fue ahí cuando mis enemigos comenzaron con su ataque devastador, Saturos lanzo su ataque tan poderoso como el mismísimo astro sol y Menardi lanzo su espada cargada de energía oscura, ambos se fusionan y generan una bola de energía que irradia con la fuerza del sol un poder oscuro, la mismísima maldad, es en ese instante cuando comienzo la carga contra mis enemigos me lanzo hacia su ataque sin miedo, empuño la espada sagrada con todas las fuerzas del mundo y logró desintegrar el ataque de mis enemigos con tan solo tocarlo, después de eso sigo corriendo en dirección a mis rivales y antes de que puedan hacer los parto a la mitad con la inigualable fuerza de odisea. Los cuerpos de mis rivales se desintegran con el ataque, sin dejar rastro alguno caigo rendido al suelo, puesto que realizar la invocación me agotó totalmente. Dormí un par de horas y cuando desperté seguí mi rumbo hacia mi ciudad. El viaje me tomo un día completo y cuando llegue solo vi las ruinas de lo que alguna vez fue mi amado hogar, la ciudad estaba hecha añicos…

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