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La minería en el siglo XIX y XX


Enviado por   •  20 de Agosto de 2017  •  Trabajo  •  2.140 Palabras (9 Páginas)  •  522 Visitas

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La minería

La minería en el siglo XIX y XX

Los cimientos de la industria estañífera estuvieron supeditados a aspectos endógenos, como la dependencia boliviana a los intereses de las fundidoras extranjeras.

La producción de estaño empezó a interesar a los industriales mineros y al propio Estado boliviano, que vio en esta materia prima una fuente de ingresos, subiendo para el efecto el impuesto de exportación, tanto para el estaño metálico como para los concentrados. Avelino Aramayo, productor conocido de plata (en la segunda era de la plata), descubrió en 1871, un filón estañífero en sus minas del sud potosino y así se constituyó en uno de los pioneros de esta nueva industria.

Para fines del siglo XIX, la competitividad entre los fundidores extranjeros aumentaba; y esto favoreció al mercado boliviano. En 1880, ya se exportaban barras a la Argentina. Siguiendo ese ejemplo, muchos industriales, en Potosí y en Oruro, se pusieron a fundir estaño. También en el extranjero aumentó el número de instalaciones; especialmente en Inglaterra y Alemania.

De los desmontes argentíferos, los mineros chicos y medianos empezaron a recuperar el estaño, que lo fundían en hornos de fuelle. Esta época marca nítidamente la transición de la minería argentífera (caracterizada por los bajos precios) a la estañífera (de mejor precio en el mercado).

La transición pasó por tres etapas, bien definidas y tuvo casi los mismos actores. La primera donde los industriales mineros o empresarios se pusieron a explotar simultáneamente ambas materias primas. Esto favoreció, a los yacimientos que por sus características geológicas contenían ambas menas, y fue el precio lo que les indujo a explotarlas. No debemos olvidar, en la segunda etapa, a un grupo de industriales mineros, en su mayoría extranjeros, que hicieron carrera y ganaron experiencia con la plata y que después se volcaron al estaño; caracterizan esta época las inversiones para mejorar la tecnología. Indirectamente, en la última etapa, estarían presentes los comercializadores; gracias a la demanda internacional, se generó un atractivo para rescatar y vender el estaño, lo que motivó la demanda local. Entonces, los comercializadores también incursionaron en el campo de la explotación; y poseían una treintena de minas.

El precio del estaño estuvo ligado a la bolsa y así, en 1929, sufrió una tremenda caída, originando una de tantas crisis entre los productores y su ámbito de influencia. Los países productores tuvieron que regirse por controles de producción, a través de cuotas de exportación. Así surgió el Comité Internacional del Estaño, ente que aseguraba un equilibrio entre la producción y el consumo.

No obstante, el negocio del estaño sería afectado (favorable y desfavorablemente), por las contiendas bélicas. Primero, le afectó la guerra del Chaco, ya que la mano de obra fue movilizada para ir al frente de batalla. A ello se sumó el problema de la falta de reservas. Los mineros se habían acostumbrado a explotar las partes más ricas de los yacimientos, sin dedicarse a invertir en labores de prospección y preparación. Por último, influyó en la producción, el descenso de las leyes de alimentación o de cabeza, que obligaba a la explotación de mayores tonelajes. En los ingenios tuvieron que prestar atención a elevar la recuperación, en dependencia de esas leyes; ahora, más bajas.

A los pocos años, la contienda mundial repercutiría también en la incipiente industria del estaño. Todos los sectores (minería grande, mediana y chica) fueron afectados por esta confrontación. Muchas operaciones marginales tuvieron que ser cerradas, ya que los inversionistas esperaban la llegada de “días mejores”. Uno de los empresarios que logró mejorar su situación fue sin duda Simón Iturri Patiño, que en la primera mitad del siglo XX, invirtió una fuerte suma de dinero para adquirir y consolidar sus propiedades (minas, ingenios, propiedades rurales y citadinas, bancos, etc.) y logró consolidar su imperio, tanto a escala nacional, como internacional. Otros empresarios siguieron su ejemplo; y otros lastimosamente, no lo pudieron.

La historia minera de esta época nos enseña que los dedicados a la actividad minera, especialmente los barones del estaño (Patiño, Hochschild y Aramayo), se abocaron a mejorar e introducir tecnología en sus operaciones mineras y en las del tratamiento. Eso sí, nada o poco hicieron para lograr fundir el estaño en tierra boliviana; ya que estaban atados a su comercialización con las fundidoras extranjeras, e incluso participaron en esa parte del negocio; tal vez, la que más excedentes daba.

Los grandes empresarios se preocuparon poco por la formación de sus profesionales y, más bien, menospreciaron a los bolivianos, colocándolos en los mandos inferiores y supeditados a los expertos extranjeros. Las escuelas de minería de Oruro y Potosí, se abrían y cerraban cíclicamente por la falta de oportunidades para sus egresados, y la carencia de docentes y estudiantes. Muchos fueron los intentos de los diversos mandatarios, para lograr que esas instituciones se consoliden. No debemos pasar por alto, el rol de los consultores y de las cónsultoras. Buen negocio para los que tenían la suerte de asesorar en los diversos proyectos a las empresas; pero, su experiencia no fue irradiada y el país lamentó esa falta de intercambio tecnológico que en algún momento caracterizó a la actividad minera. Contados pueden resultar los expertos bolivianos que lograron descollar, especialmente aquellos que prestaron sus servicios a la minería mediana. Por otro lado, los mineros chicos, como era costumbre, no recurrían a los profesionales y se contentaban con la experiencia de los propios actores obreros, que salvo su experiencia no contaba con ningún grado de entrenamiento de formación al nivel de técnicos medios.

La minería en la actualidad

La nueva Ley Minera pretende subir las regalías y los impuestos por encima del 67% que se paga en la actualidad, hecho que haría inviable esa actividad productiva.   

La minería boliviana vive un proceso de desinversión y está en riesgo de colapsar

Como un “momento caótico” expresado en una “encrucijada” que conduciría a la minería boliviana por un camino destructivo y de retroceso.

La valoración de la problemática está dada a través de distintos factores: competitividad, volatilidad de precios, conflictos sociales, inversiones, seguridad jurídica, nivel de acceso a la actividad empresarial de la minería, índice de políticas mineras e investigaciones de percepción ciudadana.

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