REFLEXIÓN HISTÓRICA SOBRE LA IDENTIDAD CULTURAL
Enviado por Carolina Arias • 24 de Julio de 2016 • Ensayo • 3.300 Palabras (14 Páginas) • 357 Visitas
REFLEXIÓN HISTÓRICA SOBRE LA IDENTIDAD CULTURAL
PRESENTADO POR:
INDIRA CAROLINA ARIAS VINASCO
DOCENTE:
MARGOT ANDRADE
SEMINARIO
TENDENCIAS HISTORIOGRÁFICAS CONTEMPORÁNEAS
UNIVERSIDAD DE CALDAS
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES
MAESTRÍA EN CIENCIAS SOCIALES
MACISO V COHORTE
MANIZALES, 2014
INTRODUCCIÓN
“La identidad cultural no existe sin la memoria, sin la capacidad de reconocer el pasado, sin elementos simbólicos o referentes que le son propios y que ayudan a construir el futuro”
Molano
En el devenir de la vida, la humanidad ha construido una historia con matices increíbles, descubrimientos, evolución, teorías, investigaciones, construcción de naciones e imperios, han sido tantas las cosas que hemos leído y visto que parecen más irreales que la misma ficción, entre todos estos procesos de crecimiento y evolución de la humanidad especialmente el que nos cita, es la construcción de la identidad cultural, un patrimonio intimo e inmaterial de cada grupo humano, que trasciende las barreras físicas e incluso de represión y exclusión como se dio tras la conquista y el subsecuente proceso de mestizaje, aunque algunos podemos pensar que es un capitulo oscuro de nuestra historia, también podemos verlo como la puerta a un mundo de diversidad, de exploración, una forma de entrevernos y observar que no estamos solos, que cada cultura tiene un proceso de construcción exquisito que le da un sello de singularidad al pueblo que lo posee.
“Macho y hembra los creo”
Identidad Cultural
“Y Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó”. (Gen1:27). Estas palabras teológicamente hacen apertura a nuestra historia…
Europa, el Antiguo Continente cuna de la humanidad, se convierte en el escenario de una historia que se prolongará por tiempos indefinidos; nómadas, sedentarios, agricultores, el hombre inicia un proceso de asentamiento rural que se transforma en urbano e impulsado por la revolución industrial, surgen las grandes urbes como caldo de cultivo de lo que llamaríamos hoy: la “cultura[1] europea”.
Corría el año 1492 y un hombre proveniente de lo que algunos escritores llaman la “cloaca de Europa”, se convierte en el protagonista de un acontecimiento que da un giro a la historia contemporánea, su larga travesía por el océano se convirtió en la génesis de la búsqueda de la identidad, del sello de cada cultura para volverse trascendente e impenetrable, una búsqueda que nos ha demostrado que somos diferentes, pero pertenecemos a una sola raza “la humanidad”.(Facundo)
Aunque algunos historiadores dicen que los Vikingos ya habían estado en estas tierras, el nuevo continente llamado “América”, se hace conocido e invadido desde el momento que Cristóforo Colombo lo muestra al mundo, inicia la conquista de Europa a las Américas, una dominación de una “gente que andando el tiempo ha de ser muy peligrosa y muy perniciosa en esta tierra” (Castro 1567).
El mestizaje, un fenómeno que surge del encuentro de las culturas indígenas, europeas y africanas. A partir de ese momento histórico se da paso a una imbricación de culturas, creencias y formas de vida que generan unos matices de transformación para cada una de las culturas originarias, presentando un problema para los blancos europeos que desean mantener y prevalecer en su status quo de dominación sobre los indios porque hay que “domarlos” (Castro 1567).
En el momento de la conquista; la población indígena era una cantidad considerable, además era un pueblo organizado social, política y económicamente, sin embrago, los ibéricos (con o sin motivo), fracturan el equilibrio de su economía (indígena), irrumpen en su sociedad, su cultura, su cosmovisión de una forma estremecedora. La alteridad, no es un principio conocido por los nuevos habitantes de las Américas, además que el desplazamiento geográfico de indígenas, blancos y negros, trae consigo, condiciones de miseria, insalubridad y enfermedades no conocidas en el nuevo mundo.[2]
“Una discriminación que se denomina racial, no es otra cosa que un poderoso instrumento de discriminación social, en defensa de los privilegios sociales que fueron adquiridos a través de la conquista de un grupo de hombres de piel negra, por otro grupo de hombres de piel blanca” (Alexander Lipschutz, 1967). Nos referimos entonces a la historia que la humanidad ha recreado alrededor de los grupo étnicos; (que se han convertido en minorías precisamente como resultado de la discriminación) ha sido igual tanto para la comunidad negra, como para la hispana, un panorama de rechazo y discriminación racial tratando de usar privilegios adquiridos de los blancos, justificándolos en razones biológicas de superioridad y por lo tanto explica su vasta lucha contra los negros e indígenas.
Así han creado un mito, y como “todos los mitos que cumplen una función social, quieren demostrar la superioridad de los blancos y por lo tanto la importancia de luchar contra los negros” (Lipschutz, 1967).Sin embargo, discriminación social o racial, indistintamente ninguna podría justificar la barbarie escrita con tinta indeleble de la sangre, la injusticia, la exclusión y segregación social que este camino desequilibrado encierra y las consecuencias sociales a las que nos hemos enfrentamos hoy .
La historia se fue construyendo, los continentes se “unieron” trazando caminos para el intercambio comercial, social y cultural, algunos prevalecieron y dominaron, otros más disgregados se sometieron, sin embargo, al tiempo que se gestaba la larga lista de luchas y escenarios de esclavitud, nacía en los pueblos afro ubicados en diferentes partes del territorio Americano un deseo de recuperar la libertad con la que habían nacido; para algunos de ellos nunca experimentada por que habían nacido en esclavitud, estos individuos no habían permitido que su condición servil los amilanara psíquica ni físicamente, aunque no habían respondido de manera reaccionaria ni acertadamente a su condición de esclavos, esta sería una situación que se transformaría precisamente por los acontecimientos que se generaron en Europa con las revoluciones, el nuevo escenario mundial mostró una ramificación de la historia del mestizaje y la identidad cultural, ya que permitió visibilizar al esclavo como agente de transformación de su condición para prevalecer en sus raíces, en su cultura, además de su esfuerzo mancomunado por la resistencia. [3]
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