SIMÓN BOLÍVAR Y EL MONTE SACRO
Enviado por david1909 • 25 de Enero de 2022 • Resumen • 724 Palabras (3 Páginas) • 178 Visitas
República Bolivariana de Venezuela[pic 1]
Ministerio del Poder Popular para la Defensa
Universidad Experimental Nacional Politécnica
De la Fuerza Armada Nacional Bolivariana
UNEFA-(05S-2603-D1)-Ing. De Sistemas.
Cátedra Bolivariana I
JURAMENTO DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR EN EL MONTE SACRO
Facilitadora: Lcda. Osdarling Boraure
Participante: David Soto
C.I.N- 28.452.518
San Fernando, 11 de noviembre de 2021
Juramento de nuestro Libertador Simón Bolívar en el Monte Sacro
Hace más de 200 años, se encontraban en el monte sacro ubicado en Roma, nuestro libertador Simón Bolívar en compañía de su mentor Simón Rodríguez, estos contemplaban el hermoso paisaje que les rodeaba, mientras que bolívar veía el gran paisaje alrededor del monte sacro, lo arropó un estado de angustia y preocupación al recordar a su querida patria, la cual se encontraba en opresión por el imperio español, y con un suspiro que parecía salir desde lo más adentro de su alma exclamaba frente a su maestro, sobre muchas injusticias que había visto y vivido, comentaba sobre grandes célebres romanos, como Octavio, el cual era doble cara, ya que con el pueblo mostraba ser una persona piadosa, pero en realidad su carácter no era de confiar, debido a que cuando se airaba, optaba por asesinar sin importar quién fuera, otro hombre reconocido era Bruto, el cual asesinó a su protector, con el objetivo de ocupar un mejor cargo y obtener más poder.
Siguiendo con el mismo orden de ideas, cabe acotar que Simón Bolivar también mencionó a otros hombres grandes conocidos en Roma, y estos eran igual de falsos e hipócritas, uno de ellos era Antonio, el cual no tenía ni siquiera ambición de reforma, sino que se iba en grandes naves romanas con prostitutas para saciar sus deseos de lujuria. Por otra parte, estaba Sila, quién asesinó a sus compañeros, y Tiberio, el cual su tiempo se iba en dos cosas, fornicar y asesinar. Seguidamente, exclamaba el libertador sobre las cosas que habían ocurrido en Roma, sobre tantas injusticias, las personas cristianas eran dignos de estar en galerías subterráneas, y los emperadores degenerados merecían ser tratados con templanza, además, su gran ambición por convertir las tierras de su pueblo en grandes cercanías con obligación de pagar tributos no se quedaba atrás.
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