TURISMO Y DESARROLLO ECONÓMICO EN ESPAÑA DURANTE EL FRANQUISMO
Enviado por Charles.929 • 1 de Diciembre de 2015 • Trabajo • 3.511 Palabras (15 Páginas) • 763 Visitas
TURISMO Y DESARROLLO ECONÓMICO EN ESPAÑA DURANTE EL FRANQUISMO
1. INTRODUCCIÓN
El Conde de Bailén escribía en Bilbao en 1909 que para que un país ingresara en el selecto grupo de las grandes naciones europeas, había de desarrollar todos los "elementos constitutivos de la vida moderna", entre los cuales se encontraba el turismo. Durante los primeros años de la dictadura, el país se encontraba bastante razagado con respecto a sus vecinos. El régimen franquista hizo esfuerzos para integrarse en el eje principal europeo, pero no fue hasta 1960 cuando España lideró el turismo vacacional de masas. Qué factores provocaron este cambio es lo que este trabajo tratará de dar respuesta. Este análisis se organiza en función de las tres etapas de la vida económica del período: la década autárquica e intervencionista de 1940; el decenio bisagra de 1950; y la etapa desarrollista, a partir de 1959. Veremos cómo en la primera, el turismo colaboró a evitar la quiebra financiera, exterior, del régimen, en la segunda, contribuyó a financiar el despegue económico –desequilibrado-, y en la tercera se convirtió en pieza clave, en "elemento constitutivo", de su modelo de desarrollo.
2. ESPAÑA EN EL TURISMO MUNDIAL, 1930-2000
En el primer tercio del siglo XX, España se encontraba en una posición poco privilegiado en el marco del turismo mundial, pese a los esfuerzos del sector público y privado por convertir al país en un destino de referencia. Tanto la Guerra Civil Española como la II Guerra Mundial truncaron todos los intentos en aquel momento.
CUADRO 1.
De esta forma, en 1950 España poseía una más que modesta cuota en el mercado turístico mundial: un 1,8 por 100 de los turistas totales y un 0,8 por 100 del ingreso por turismo internacional. Diez años después, tras el Plan de Estabilización y la devaluación de la peseta respecto al dólar, comenzó el llamado boom turístico español. Durante la fase desarrollista de la dictadura franquista, España se había convertido en uno de los países turísticos líderes. En 1970, el saldo turístico español era el mayor del mundo en volumen absoluto y por habitante, en tanto que por ingresos totales el país ocupaba el primer lugar en Europa, por encima de destinos tradicionales consolidados como Italia y Francia, y el segundo en el mundo tras los Estados Unidos.
GRÁFICO 1
CUADRO 2
La extraordinaria multiplicación del turismo receptivo en menos de dos décadas durante los años centrales del siglo XX acuñó los términos de "boom" y "milagro" turístico español. Los arenales de algunas de las provincias mediterráneas y de las islas españolas se convirtieron en el epicentro internacional del turismo masivo de sol y playa.
CUADRO 3
Entre 1959 y 1975 España se consolidó como destino preferido del turismo masivo veraniego movido por las playas, el sol o, en ciertos ámbitos, la diversión nocturna, un turismo de relativamente bajo poder adquisitivo, calificado "de alpargata" en 1969 por el vicepresidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco. El éxito turístico español se basó en factores de demanda conocidos (el cambio sociológico con el desarrollo de la sociedad del ocio, de la que participaron las clases medidas y los trabajadores; las vacaciones pagadas y el crecimiento de la renta disponible, la revolución en los transportes, con los vuelos chárter, y en la intermediación del viaje, con los tour operadores, etc.), y en factores de oferta: la renta de situación del país derivada de la proximidad a las naciones emisoras, la dotación de recursos naturales, la calidad y los precios de los servicios turísticos. La crisis del petróleo iniciada a finales de 1973 pareció poner en cuestión ese modelo turístico. Aún así, eso no impidió que España continuara situada en los puestos más altos del ránking turístico global en la última década del siglo XX.
CUADRO 4
El turismo español ofrece una triple dimensión: el turismo de los residentes en el interior, el turismo emisor español e, indudablemente, el turismo receptivo, quizá el que más peso tiene dentro del conjunto. Todo ello define uno de los principales rasgos de España como potencia turística: en ningún otro de los países líderes, el turismo pesa tanto en su economía como en el caso español.
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3. EL TURISMO Y EL DESARROLLO TURÍSTICO
La colaboración económica del turismo se retrotrae realmente a finales de los años cuarenta y sin duda a los cincuenta, aunque sea en la década de los sesenta cuando ese aporte se agrande sustancialmente, porque el turismo exterior es un fenómeno masivo que genera cifras desconocidas de divisas y a su lado se desarrolla un turismo interior con aportaciones sustanciales al consumo y a la renta del país. Esto obliga a analizar el turismo en relación al desarrollo económico español del franquismo a través de las tres etapas de su vida económica.
3.1. EL TURISMO EN LA DÉCADA DE LOS 1940: UNA EXPORTACIÓN NADA DESPRECIABLE
Entre 1936 y 1949, España participó con particular intensidad de la caída del movimiento internacional de viajeros. Las causas son conocidas: la Guerra Civil, la II Guerra Mundial, el aislamiento del régimen de Franco tras la caída del entramado nazi y por último, la política autárquica e intervencionista llevada a cabo durante este período. En 1948, se restablecerían las relaciones internacional del régimen con la reapertura de fronteras con Francia (cerradas desde 1946) y al estrechamiento de los lazos con Estados Unidos y Gran Bretaña, lo que produjo mayor afluencia de extranjeros.
La Guerra Civil cortó radicalmente la entrada de extranjeros en 1936-1939. Más aún, la guerra empobreció al país y deterioró las infraestructuras de alojamiento y sobre todo del transporte por carretera y ferrocarril. La década de 1940 corresponde con los años del hambre y del mercado negro (estraperlo) y del empobrecimiento de la población, así como del aislamiento internacional. Todo ello se trasladó a las cifras del turismo. En estos años, la aportación del turismo extranjero a la economía española fue extraordinariamente modesta; no obstante pese a esa innegable modestia, el turismo ya manifestó en esta dramática década sus potencialidades económicas, si tenemos en cuenta sus aportaciones a la balanza de pagos.
CUADRO 6
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En 1949 el turismo estaba muy lejos de ser considerado como un sector crucial en el sistema económico español, pero las cuentas exteriores aportaban argumentos para no despreciarlo. En aquel momento, la economía española era fundamentalmente agraria, los ciclos agrarios determinaban los ciclos económicos en aquel momento. El crecimiento del producto agrario y el desarrollo industrial constituyeran, a fines de los años cuarenta, dos caras de una misma moneda. Mediada la década de 1940, la incapacidad exportadora de la industria, la variabilidad e impredicibilidad de la producción agraria y el creciente déficit de la balanza por cuenta corriente obligaron a las autoridades económicas del régimen a prestar especial atención a aquellos sectores capaces de proporcionar divisas en el corto plazo para romper los estrangulamientos de la economía española, que se había quedado casi sin reservas para hacer frente a sus compromisos exteriores de pago. Entre ellos se encontraba el turismo, como ponía de manifiesto la creación del Instituto Nacional de la Industria, ATESA, una empresa de transportes por carretera con fines turísticos destinada al fomento del mismo.
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