Ña catita. Todo comienza en una escena que se ubica en Lima
Enviado por Valeria Estrella Peralta Ramirez • 13 de Abril de 2017 • Monografía • 575 Palabras (3 Páginas) • 430 Visitas
Todo comienza en una escena que se ubica en Lima, exactamente en casa de don Jesús, la cual estaba “decentemente amueblada”. Los personajes que conformaban a la familia eran, doña Rufina, que es la esposa de don Jesús y doña Juliana, que es su hija.
También estaba Don Alejo, es un hombre maduro, petulante y falso, quiere casarse con Juliana. Pero Juliana está enamorada del Manuel, que inicialmente cuenta con el apoyo de don Jesús. Sin embargo, doña Rufina, que es mal aconsejada por la vieja chismosa Ña Catita, acepta como pretendiente de su hija a don Alejo.
Todo esto genera una discrepancia entre los padres de Juliana, Jesús y Rufina para elegir la pareja de su hija crea un ambiente hostil en el hogar. Las discusiones entre los dos son muy constantes, lo que anima Ña Catita con sus múltiples chismes. Mercedes que es la empleada de la casa, sirve de para consolar a la desdichada Juliana.
Don Alejo deslumbra a doña Rufina con su intensiva palabrería y sus rebuscados gestos; hasta que al final llega a convencer a doña Rufina porque tiene una buena posición social, fortuna y una excelente educación, algo que lo hacía un buen partido para su hija. Doña Rufina, tontamente cae en el juego y cree que al contraer matrimonio a su hija con el engreído y pedante de don Alejo se aseguraría el futuro de la joven Juliana. Ña Catita sirve de alcahueta para el engreído galán, engriendo a doña Rufina, así es como don alejo se gana el aprecio y confianza de doña Rufina.
Manuel, el joven enamorado de Juliana, al ver que su contrincante había convencido a la madre de la joven, doña Rufina, decide raptar a Juliana para poder irse lejos con ella. Contando con la ayuda de Mercedes se prepararon para poder fugarse juntos, pero al final son descubiertos. Después aparece don Jesús, quien se sorprende y se molesta con Manuel, a quien consideraba un buen muchacho, tanto así que casi como a un hijo. Luego, don Jesús tiene un fuerte intercambio de palabras con don Alejo, quien, muy molesto, llega incluso a sugerir un duelo a sable o pistola para limpiar la afrenta de la que es objeto. Todo eso anima más la inestable relación entre Jesús y Rufina; ella ya no entiende cómo su marido no aprecia las cualidades que tiene el supuesto buen muchacho que es don Alejo.
Intempestivamente, llega a la casa don Juan, el cual es un viejo amigo de don Jesús, el cual trae una carta para éste. Por fortuna, el conoce también a don Alejo, a quien le entrega una carta que provenía de su esposa del Cuzco, y así, sin pretendérselo, lo desenmascara frente a toda la familia. Todos se enteran entonces que el vanidoso, pedante, y falso que era don Alejo no era sino un mentiroso que haciéndose pasar por un soltero con fortuna, enamoraba a indefensas jovencitas. Después de este bochornoso acto, don Alejo y Ña Catita son desalojados de la casa.
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