Amor en los tiempos del cólera

La obsesión, según la RAE, significa que es un síntoma psicótico, el cual, se presenta en personas que poseen en su mente una idea, palabra, imagen o persona, fija o permanente, la cual, se encuentra dominado por ella.

Como podemos observar en el libro de Gabriel García Márquez, “Amor en los tiempos del Cólera”, sus protagonistas, pero básicamente, Florentino Ariza, presentan un nivel de obsesión bastante grande a lo largo del relato. Por ende, la obsesión, viene siendo algo muy particular, ya que en este caso, es más bien amorosa. Esta perdura casi 50 años, dado que Florentino seguía esperando a que juvenal muriera para poder estar nuevamente con su amada Fermina, el único problema es que el amorío entre Florentino y Fermina era una “ilusión” nada más. Dicho esto, nos centraremos básicamente, en analizar cómo la obsesión amorosa, conlleva básicamente a la locura, de modo que esta, solo se elimina, estando con el “amor” de su vida.  

Esta simpática y absurda obsesión, comenzó, un día cualquiera, donde Florentino, el cual entonces trabajaba en un telégrafo, tuvo que entregar un telegrama en la casa de los Daza. Ahí fue donde por primera vez Florentino y Fermina cruzaron sus miradas. Florentino quedó tan maravillado con Fermina que no dejó de pensar en ella y escribirle diversas cartas de larga extensión, hasta que finalmente, luego de varios días de mandarse cartas y sin hablarse cara a cara, Florentino declara el amor eterno a Fermina.

“Hemos escrito demasiadas cartas y ha pasado demasiado tiempo. Así que ahora diosa coronada, le hago este juramento. Le juro mi fidelidad eterna y mi amor para siempre, y pido con toda humildad que me haga el gran honor de casarse conmigo” (márquez, 1985)

Conservando la virginidad solo para ella, a pesar que este no cumplió su promesa, sin embargo, Florentino y su juramento de fidelidad, iba más allá que lo carnal, era un juramento más bien, desde lo más dentro de sus sentimientos, la ilusión del amor.

Cuando el padre de Fermina se da cuenta de las cartas de amor entre Florentino y  su hija, y que en vez de estudiar, esta escribía esas cartas, indicó:

“Cuando mi esposa murió, me fijé una meta. Convertir a mi hija en una gran dama. Y eso es un largo camino que recorrer para un vendedor de mulas’’ (márquez, 1985)

Al no soportar que un simple muchacho, se le declare a la musa que tiene de hija, y que por su culpa la echaran del colegio, este, decide llevársela indefinidamente, hacia un lugar muy alejado del pueblo, donde su prima  Hildebranda. Luego de varios meses de una estadía fuera, Fermina finalmente vuelve, y Florentino al verla, “volvió a nacer”, pero esta ya estaba comprometida. 

“Florentino Ariza no sintió celos ni rabia, sino un gran desprecio de sí mismo. Se sintió pobre, feo, inferior, y no sólo indigno de ella sino de cualquier otra mujer sobre la tierra” (márquez, 1985)

 Su padre la obligó a casarse con el doctor Juvenal Urbino, puesto que él era el doctor más codiciado del lugar y con un prestigio envidiable, además de una gran fortuna. Juvenal, luego de haber contraído matrimonio, se la llevó de luna de miel a París. Desahuciado, Florentino cayó en una gran depresión por la pérdida de su amada, siendo esto el pie para la obsesión que le entra a Florentino de tener relaciones sexuales con cada mujer que le interese.

Cuando finalmente fallece Juvenal de una manera muy absurda Florentino logra reencontrarse con Fermina cuando tenía alrededor de 72 años. al verla ya golpeada por los años y ante el pronto rechazo de Fermina, Florentino le dice:  “Fermina, he esperado esta ocasión durante más de medio siglo, para repetirle una vez más el juramento de mi fidelidad eterna y mi amor para siempre” (márquez, 1985) 

Luego de reiterarle su juramento de fidelidad este, se propone a enamorarla nuevamente escribiéndole cartas como la primera vez.

 Fue así, cómo Fermina se dio cuenta luego de haber abordado el barco “Nueva Fidelidad,” que ha amado a Florentino toda la vida.

 “¿y hasta cuándo cree usted que podemos seguir en este ir y venir del carajo?- le pregunto el capitán. Florentino Ariza tenía la respuesta desde hace 53 años, siete meses y once días con sus noches… Toda la vida” (márquez, 1985)

Cuando la obsesión se convierte en algo habitual, cómo es el caso de Florentino, esta no se puede revocar así como así. En el transcurso de la historia se puede observar, sin embargo, que este solo, quería olvidarse de Fermina, a como dé lugar, por ende, logró llegar al método más simple, tener sexo desenfrenado con cualquier mujer. Sin embargo, Florentino, logró a pesar de todo, su cometido, morir al lado de su “Diosa coronada”, pero a un alto costo, la locura, y una infeliz vida, en base a una obsesión. 

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