Christopher Alexander “La ciudad no es un árbol”

Al interpretar el interesante texto de Christopher Alexander “La ciudad no es un árbol” podemos concluir que la idea principal de este es que la ciudad a lo largo de la historia ha sido concebida por los diseñadores con una estructura de árbol, y en realidad, no lo es ya que esta funciona con una estructura mucho más compleja que permite a su vez desarrollar una vida más interesante en ella.

Según dicho texto, la ciudad se puede clasificar según su organización en dos esquemas mentales básicos. El primero es la ciudad “semiretículo”, la cual se caracteriza por ser una ciudad natural y la segunda, la ciudad “árbol” es una ciudad artificial, diseñada y planificada.

A la hora de analizar estas dos clasificaciones de la ciudad, podemos entender que la diferencia entre ellas es que en la ciudad “árbol” no vamos a conseguir sobreposiciones de sus puntos, es un tipo de ciudad planificada en su totalidad que no permite de alguna manera que se encuentren distintas intersecciones que puedan generar alguna diferencia a la hora de vivir en ella, en cambio, a la hora de hablar de la ciudad “retículo” podemos ver como esta, que proviene de una ciudad natural la cual va surgiendo de alguna sin tanta planificación, vamos a encontrar un sistema con superposiciones, las cuales le dan cierta complejidad y permiten algo mucho más sutil a la hora de vivir.

Como ejemplos de las ciudades “árbol” las New Towns inglesas o Brasilia, son ciudades donde se ven claramente los sistemas concebidos en forma aislada. El problema de estas ciudades “árbol” es que no se permite la interacción entre las personas que residan en ella, ya que todos sus elementos se organizan creando pequeños sistemas que a su vez crean un gran sistema. Si entendemos como sistema a los elementos de un conjunto cooperativo, podríamos definir la ciudad como un sistema de sistemas.

Teniendo en cuenta estos factores de planificación a la hora de diseñar una ciudad, se pueden ver las grandes consecuencias del mal diseño de estas, nuestra mente busca simplificar todo de cualquier manera, sin darnos cuenta de que como diseñadores hemos llegado a simplificar tanto la ciudad que hemos creado una especie de sistema en el que no se tiene en cuenta la percepción del habitante de esta, excluyéndolo de la interacción con personas de distintas características sociales, ya que dentro de su propio “pequeño sistema” puede encontrar todo sin tener que salir de él.

Cada elemento de la ciudad debe ser un elemento único, singular, que tenga su propia esencia del lugar en el que este situado y permita el desplazamiento de los habitantes de distintos sistemas a él, fomentando de alguna manera la interacción de las personas que residen en ella. La única manera de conseguir esto, es dándole esa complejidad a la ciudad, con la superposición de sus elementos y que cada punto que se genere entre ellos sea único.

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