“Epistemología de la complejidad” de Edgard Morín (síntesis)
Enviado por agusmutuberria • 19 de Septiembre de 2018 • Síntesis • 2.003 Palabras (9 Páginas) • 399 Visitas
Síntesis del texto: “Epistemología de la complejidad” de Edgard Morín
El texto de Morín hace referencia a la complejidad, complejidad que, por supuesto está totalmente plasmada en cualquier aula donde entremos y, por lo tanto, en cualquier institución escolar de la que formemos parte. Este autor dice que cuando algo es complejo estará siempre presente la dificultad. Debemos saber que la complejidad no es algo que se pueda eliminar, ya que forma parte de todo. Es por ello que se puede decir que hay complejidad dondequiera se produzca un enmarañamiento de acciones, de interacciones, de retroacciones.
En lo que concierne a la complejidad, que hay un polo empírico y un polo lógico y que la complejidad aparece cuando hay a la vez dificultades empíricas (hay situaciones que no podemos manejar, son cuestiones de la realidad concreta. Cada individuo está inserto en una sociedad y esa sociedad está compuesta por diversos individuos. Tiene que ver con las relaciones que se dan entre los sujetos, no es 1+1) y dificultades lógicas (tiene que ver con entender que ese hecho real, la mariposa x ejemplo, que con un movimiento mínimo en un lugar y en una situación, produce algo más grade. Quiere decir que son dos elementos de una misma cuestión, no son hechos aislados. Hay que analizar el contexto).
En la escuela hemos aprendido a pensar separando. Nuestro pensamiento es disyuntivo y además, reductor: buscamos la explicación de un todo a través de la constitución de sus partes. Queremos eliminar el problema de la complejidad. Este es un obstáculo profundo, pues obedece al arraigamiento de una forma de pensamiento que se impone en nuestra mente desde la infancia, que se desarrolla en la escuela, en la universidad
y se incrusta en la especialización; y el mundo de los expertos y de los especialistas maneja cada vez más nuestras sociedades. El problema con los especialistas es que, en cuanto aparece una novedad o una interferencia, el experto se equivoca un poco más a menudo que el no experto. Es por esto que reviste gran importancia saber trabajar en conjunto, por ejemplo los docentes de grado con los de las áreas especiales. Porque uno necesita del otro.
Hoy, en nuestro siglo, se plantea el problema siguiente: podemos preguntarnos si ha comenzado una revolución paradigmática. Una revolución orientada evidentemente en dirección a la complejidad. Creo que se puede plantear el problema en tres planos: el de las ciencias físicas, el de las ciencias del hombre (o, más extensamente, del conocimiento del hombre) y el de la política.
Debemos, pues, trabajar con el desorden y con la incertidumbre y nos damos cuenta de que trabajar con el desorden y la incertidumbre no significa dejarse sumergir por ellos, es, en fin, poner a prueba un pensamiento enérgico que los mire de frente.
El verdadero pensamiento es el que mira de frente, enfrenta el desorden y la incertidumbre.
Debemos ahora encarar una problemática que durante mucho tiempo se ignoró, porque se creía que la organización dependía pura y simplemente del orden. En realidad la organización es lo que liga un sistema, que es un todo constituido de elementos diferentes ensamblados y articulados.
Lo que hace al grupo es lo que se construye todos juntos, el objetivo común que se tiene, el trabajar para lograr ese objetivo. El todo es aquello en el cual se convierte y que tiene características, que los integrantes por separado no tienen. Tiene que ver con la interacción del grupo.
Como sociedad pasamos continuamente del orden al desorden, por eso es que logramos aceptar una teoría que luego ya no sirve, esto hace que fluctuemos continuamente entre el orden y el desorden. Lo mismo nos tendría que pasar en relación al aula; debemos saber que vamos a entrar en ella y no vamos a encontrar nada definido, esto hace que lo que debemos buscar es un equilibrio para poder trabajar en esa aula, es importante tener esto en cuenta para no llegar a la frustración.
Todo se ha hecho, todo ha nacido a través de encuentros aleatorios. Debemos, pues, trabajar con el desorden y con la incertidumbre y nos damos cuenta de que trabajar con el desorden y la incertidumbre no significa dejarse sumergir por ellos, es, en fin, poner a prueba un pensamiento enérgico que los mire de frente. El verdadero pensamiento es el que mira de frente, enfrenta el desorden y la incertidumbre.
Debemos ahora encarar una problemática que durante mucho tiempo se ignoró, porque se creía que la organización dependía pura y simplemente del orden. En realidad la organización es lo que liga un sistema, que es un todo constituido de elementos diferentes ensamblados y articulados. Este “todo” tiene una cantidad de propiedades y cualidades que no tienen las partes cuando están separadas. El todo es aquello en el cual se convierte y que tiene características, que los integrantes por separado no tienen, tiene que ver con la interacción del grupo.
El todo es a la vez más y menos que la suma de las partes.
La auto-eco-organización concierne, de modo general, a la organización viva. Podemos usar como analogías a una máquina artificial y a una viva; hay diferencias enormes entre la máquina viva y la artificial. La máquina artificial no tolera el desorden, apenas aparece un elemento en desorden, se detiene. La máquina viva puede tolerar una cantidad considerable de desorden.
Las sociedades humanas toleran una gran parte de desorden; un aspecto de ese desorden es lo que llamamos libertad. Podemos entonces utilizar el desorden como un elemento necesario en los procesos de creación e invención, pues toda invención y toda creación se presentan inevitablemente como una desviación y un error con respecto al sistema previamente establecido. He aquí como es necesario pensar la complejidad de base de toda realidad viviente.
No hay que considerar objetos sino sistemas, esto significa que el sistema mismo puede ser considerado como parte de un polisistema y como rodeado por un ecosistema, ofreciéndonos así la posibilidad de reconsiderarlo en su entorno.
Hablando un poco sobre el constructivismo, Niels Bohr y los partidarios de la Escuela de Copenhague pensaban que lo que conocemos no es el mundo en sí, es el mundo con nuestro conocimiento. No podemos separar el mundo que conocemos de las estructuras de nuestro cono-cimiento. Hay una adherencia inseparable entre el espíritu y el mundo.
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