La Eneida. Fundamentación
Enviado por Gus Sandoval • 30 de Octubre de 2016 • Ensayo • 1.906 Palabras (8 Páginas) • 290 Visitas
Fundamentación
En el siguiente trabajo tratará de fijar el papel que juega la muerte en la Eneida de Virgilio, contextualizaremos socio históricamente a la obra y sobre ese contexto determinar la concepción que tenían los romanos sobre la muerte, como así también enmarcar el rito funerario que practicaban los romanos para con sus difuntos. Nos plantearemos como la sociedad romana acepta la obra como máxima expresión orgullo patriótico, si en ella se deja de lado un ritual que forma parte de su identidad (funeral), para así poder desarrollar la idea de que Virgilio al dejar de lado este ritual con la mayoría de sus personajes exceptúa a uno, Anquises quien al ser padre de Eneas es participe indirecto de la fundación de Roma.
Este trabajo nos permitirá dar respuesta a las interrogantes como: ¿La muerte es solo utilizada simplemente como medio para llegar a la fundación de Roma?, ¿Qué le sucede una vez muerto al personaje en la obra?
El objetivo de todo lo que acaece en la Eneida es el camino hacia la fundación de Roma de la mano de Eneas, héroe épico, cuyo linaje está destinado a ser fundador, por designio del Hado, entendiendo a esto como la fuerza desconocida que rige y determina el destino de los hombres y Júpiter.
La obra se desarrolla desde la partida de Eneas de la ciudad Ilión, hasta su llegada a Laurentia, en ella misma podemos ver como la muerte en diferentes situaciones forma parte y toma protagonismo. La muerte se presenta como un elemento clausurador, da cierre a una situación, y a su vez a partir de ella que se origina otra. Los designios de las parcas quienes tejen a lo largo de la obra esta idea de cierre/apertura.
A nuestros fines a continuación realizaremos una reseña sobre los tratamientos que recibe la muerte y como después de ella se instaura un valor en la sociedad latina mediante los funerales.
En la época de Virgilio, para la sociedad la muerte suponía la etapa biológica más importante, enmarcada por acciones y reacciones entre lo sagrado y lo profano, estas acciones estaban reguladas por la misma sociedad quien establecía una serie de mecanismos desarrolladores ante la muerte, pues es la transición de la vida terrenal lo conocido hacia lo oscuro, extraño e incierto.
Debido a esto los familiares se encargaban de realizar una serie de rituales para que la transición se realizara fácilmente, pues se sostenía que el difunto se aferraba a la vida, a un mundo al que ya no pertenecía convirtiéndose así en un riesgo para los vivos si el ritual no se llevaba a cabo de manera correcta de acuerdo a la tradición.
El difunto pasaba de ser un ser humano a convertirse en un cadáver impuro, la familia era la encargada de realizar estos rituales de manera que la misma no quedara marcada como familia funesta.
Los difuntos a pesar de no estar vivos seguían formando parte de la sociedad romana, mediante las exequias, honras funerales, se instalaban en su nueva morada, las necrópolis. Al cadáver podía realizársele dos métodos, el primero era la incineración y el segundo la inhumación. Había un periodo en el cual se celebraban las honras fúnebres para el difunto, que comprendía desde su fallecimiento hasta las honras últimas posteriores a su enterramiento, aunque estas dependían de la posición social del finado.
Así los soldados muertos en combate eran enterrados de manera colectiva por el aporte de sus compañeros.
A los patres se le celebraba el funus translaticum, este tenía lugar pocos días después de su muerte, el funus publicum que el tesoro público se encargaba de financiar, era para los que habían contribuido con el estado.
Los funerales se iniciaban cuando el pariente más próximo del difunto cerraba los ojos y la boca del mismo. Bajo la lengua le introducían una pequeña moneda de plata, el salvoconducto que debía abonar a Caronte, el barquero del Más Allá que transportaba a la otra orilla las almas de los muertos
Los que acompañaban al difunto, poseían un carácter teatral de manera simbólica sobre los antepasados, estos lo hacian con mimos que imitaban los gestos y ademanes del difunto.
En época imperial concurrían a los funerales de los nobles las plañideras (praeficae) que, entre llantos, acompañaban capulum, portado mediante unas parihuelas por los vespillones, libertos que sustituyeron a los familiares en esta tarea.
Concluido un sacrificio, se celebraba un banquete funerario, aunque la ceremonia de despedida contaba con cuatro momentos en los que se realizaban ágapes. Uno el día de la inhumación del difunto, los tres restantes, cuando los parientes buscaban consuelo (refrigerium), se celebraban a los tres, nueve y a los 30 días.
Finalmente, transcurridos unos días, la urna con los restos era trasladada al sepulcro y, al cabo de nueve días se llevaba a cabo un último sacrificio. Las ofrendas de vino y aceite a los difuntos (libaciones) eran habituales.
En la Eneida suceden varias muertes, que como decíamos anteriormente van a funcionar de medio o instrumento para que Eneas llegue a destino y de sus descendientes nazcan fundadores de Roma, nuestra tarea de aquí en adelante será tratar de versi algunas de las muertes tienen o se cumple sobre ellas un rito que se asemeje con las costumbres de sus predecesores, y como la muerte de cada uno desempeña un rol en la construcción de la obra, a su vez tratar de definir o dar cuenta si este rol viene con la muerte misma o está dirigida más allá de ella por lo cual se desarrolla una serie de ritos post mortem.
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