MONOGRAFÍA TRANSCULTURACIÓN EN CHILAM BALAM
Enviado por Zenshaiba • 18 de Mayo de 2017 • Monografía • 4.258 Palabras (18 Páginas) • 744 Visitas
RESUMEN
Los procesos transculturales son tan antiguos como la existencia del ser humano. Es por esta misma antigüedad (la cual ha sido un impedimento para mantener textos extensos bien conservados a lo largo de los siglos) que en pocos casos se tiene la fortuna de encontrarse ante textos que evidencien estos proceso. En estos casos excepcionales se encuentra el claro ejemplo del Chilam Balam, texto escrito luego de la conquista española en el pueblo maya, en el cual podemos identificar una serie de recursos tanto discursivos como léxicos en los que se refleja este lento, pero progresivo proceso transcultural.
A continuación se propone un breve análisis de los elemento discursivos de ocho capítulos de este libro, en los cuales surgen con claridad las pistas o huellas discursivas que nos indican la influencia de la religión católica y de la cultura hispánica.
Palabras clave: Transculturación, elementos léxicos y discursivos, influencia hispánica, cristianismo.
INTRODUCCIÓN
En la religión maya era muy importa el cargo del Chilam o “el que es boca” (posteriormente traducido al castellano como “intérprete”), pues como profeta y conocedor de los libros jeroglíficos era el encargado de anunciar al poblado los hechos que habrían de ocurrir.
Gracias al Chilam Balam de Chumayel (el sacerdote maya) se expandió una profecía cuyo contenido parece indicar que presagiaba la llegada de los españoles y, por consiguiente, la del cristianismo. Esta nueva religión debería ser adoptada como la única y verdadera.
Así es como años después de profetizado este acontecimiento, los “hombres barbados de oriente” llegaron al territorio maya aproximadamente en el año 1540 y el cristianismo fue vislumbrado como la salvación de la miseria que sufría la mayoría del pueblo maya, puesto que antes de la llegada de los españoles hubo una gran inundación y por este motivo hubo un período de hambruna.
Sin embargo, los hombres mayas pronto descubrirían que si bien la profecía habría de cumplirse, también se cumplirían otras que auguraban que con la llegada de estos “Dzules” (hombres extranjeros) comenzarían los mayores suplicios y la decadencia del pueblo maya.
Al contemplar este nuevo panorama, muchos de los sacerdotes que fueron evangelizados por frailes españoles, decidieron utilizar el alfabeto castellano que se les había enseñado para recolectar en un solo libro, de carácter sagrado para ellos, todas las memorias orales y algunas que se hallaban en tablillas, que conformaban la esencia de su cultura.
Con este hecho comenzó un proceso cultural que algunos teóricos han denominado “transculturación”, cuyas etapas, operaciones y elementos se aplicarán al análisis del Chilam Balam en este breve estudio.
I
ORÍGEN Y PROCEDENCIA DEL CHILAM BALAM
Muchísimos fueron los dibujos, códices, tablillas y manuscritos en general que desaparecieron durante el siglo XVI con la llegada de los conquistadores españoles al continente americano. Sin embargo, una tradición cultural tan rica como la del pueblo maya no podía desaparecer de un día para otro por completo.
Ya fuese para bien o para mal, muchos sacerdotes mayas fueron evangelizados por sacerdotes católicos y además fueron instruidos en la lengua castellana, recurso del cual se valieron estos sacerdotes prehispánicos para la preservación de su cultura y precedentes históricos.
La inminente abolición de las culturas precolombinas dio origen a un fenómeno que se extendió a lo largo de todo el territorio maya y que generó la redacción de un gran número de escritos en los que se recolectaron historias post-conquista, mitos, tradiciones, rituales, fechas históricas y un gran etcétera de información que hasta ese momento sólo se había mantenido en la memoria de los indígenas nativos por medio de la oralidad o, en el mejor de los casos, por medio de inscripciones tablillas.
Es así como algunos de los sacerdotes mayas, pusieron esta nueva lengua al servicio de su propia historia. Y de esta manera, todos los escritos redactados por estos sacerdotes indígenas adquirieron un carácter sagrado para la población maya y prehispánica en general por el hecho de recopilar en sus páginas no sólo una serie de precedentes, fechas y sucesos históricos, sino que además en ellos se hallaban los principios morales y religiosos, designios divinos y cosmogonías propios de cada pueblo, es decir, con estos escritos se buscaba la perpetuación de la herencia tanto espiritual como cultural que cada día luchaba contra el destierro al cual era sometida por la civilización española (Mediz, 1985).
Como estos libros eran considerados sagrados, eran celosamente guardados, generalmente por una de las familias del poblado, la cual se encargaba de instruir a la siguiente generación acerca
de la importancia y sacralidad que conllevaba el proteger y preservar aquellos manuscritos.
Con ellos se realizaban distintas ceremonias, rituales, sacrificios y otras festividades o celebraciones típicas de la comunidad cuya finalidad no podía ser otra que, según lo plantea Mediz (1985, p. 13) la de “permitir la continuidad del ser y la identidad propias del pueblo maya en el momento de la imposición española de una nueva religión y unas nuevas formas sociales, políticas y económicas, que redujeron a ese pueblo a la servidumbre en sus propios territorios.”
La cautela con la cual eran escondidos y protegidos estos escritos explica el que solo a comienzos del siglo XVIII, se haya descubierto la existencia de libros tales como el Popol Vuh de los quichés, el Memorial de Sololá de los cakchiqueles y los Libros de Chilam Balam de los yucatecos, que es el pertinente para este trabajo.
Con respecto a este último, es oportuno mencionar que probablemente la obra completa se encuentre adulterada, puesto que muchas secciones del Chilam Balam fueron agregadas al núcleo original desde diversas fuentes. Además, cada poblado al cual llegaba este manuscrito, incorporaba alguna otra sección a la obra; también hay que recordar que como existía un gran interés en conservar los libros, estos eran copiados una y otra vez según el desgaste que presentaran.
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