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Mann y el don fatal de la creación


Enviado por   •  16 de Enero de 2018  •  Ensayo  •  2.509 Palabras (11 Páginas)  •  168 Visitas

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Thomas Mann y el don fatal de la creación

Víctor González Hidalgo

En este ensayo propongo una lectura de  “La muerte en Venecia” de Thomas Mann basada en mi noción de don fatal. Por dones fatales entiendo aquellos dones especiales que conducen de manera inevitable a la fatalidad o a la desgracia a sus portadores.  Tradicionalmente,  los dones especiales tienen una connotación positiva, se asocian a la dicha, fortuna o a una suerte especial. Además, contienen un componente religioso que se traduce en la consideración de su poseedor como alguien privilegiado o afortunado que ha recibido una dádiva divina. Ahora bien, los dones especiales pueden convertirse en un regalo envenado que esconde en su interior la desdicha o la fatalidad – una fatalidad que acaba coincidiendo con la muerte como en la propia “Muerte en Venecia”-. En suma, el don comprende dos naturalezas: una naturaleza divina y otra naturaleza demoniaca.

La tesis que sostengo es que el don artístico de Gustav Von Aschenbach se acaba tornando en fatal conduciéndole  a su propia autodestrucción.  En otras palabras, su don le revela en Venecia una belleza prohibida que le acaba condenando a su  perdición definitiva. Esta belleza presentada bajo la forma de una admiración estética suprema oculta la otra cara del don (el precio a pagar por ser bendecido con un don especial).  Cabe subrayar que Aschenbach nunca ha vivido una verdadera experiencia estética,  ya que su arte estaba alejado de la vida.  Por tanto, esta revelación supone su reencuentro con la vida, esto es, la conexión del arte con la vida. No obstante, esta conexión se vuelve fatal, su don le acerca a un amor ilícito cuyo castigo es la muerte.

Para comenzar mi análisis, quisiera  hablar sobre  el protagonista de  la novela: Gustav Von Aschenbach es un escritor consagrado que  posee un talento excepcional o don especial reservado solo a unos pocos privilegiados. No obstante,  este don desde pequeño le ha impedido tener una vida como el resto, alejándole de toda felicidad posible fuera de la escritura. Aschenbach representa el papel del artista comprometido con su obra, hasta tal punto que vive para su obra y se olvida de que exista vida fuera de ella. En su mundo de disciplina y orden no hay apenas sitio para la distracción; la razón y una autodisciplina práctica le han guiado desde joven, abriéndole las puertas al mundo del artista pero cerrándolas a cualquier tentación exterior.

En el primer capítulo Mann señala: “cierto es que ya de joven había considerado la insatisfacción como la esencia y la naturaleza más intima del  talento, y por ella había refrenado y enfriado el sentimiento, al que sabía propenso a conformarse con un alegre <> y una perfección lograda a medias”.  

Tal y como se desprende de estas palabras, Aschenbach se ha sometido desde joven a una dura disciplina, autodominio y rigor que han dejado un vacío en su juventud: una serie de sensaciones no vividas y conocidas que se ha visto forzado a prescindir de ellas por alcanzar una perfección moral. Por tanto, su don creador le ha privado de una juventud dichosa, convirtiéndole en una persona solitaria y marginal. Gustav siempre ha sabido que existía el placer; pero lo percibía como algo tan alejado del artista que apenas le afectaba y sentía la más mínima curiosidad.  No obstante, el agotamiento del artista, cansado de obras que cada vez parecen más ajenas a él, le hacen volver su mirada al mundo exterior y darse cuenta de que por hacerse un nombre realmente no ha vivido. Aschenbach se encuentra exhausto, perdido en esa lucha constante por mantener la dignidad, porque nada se salga del guión.

A continuación,  procederé a analizar la obra prestando especial atención al proceso de autodestrucción de Gustav. En el inicio de la obra, el escritor se encuentra en una crisis de creación y decide salir a pasear para refrescar las ideas. Curiosamente,  el paseo le lleva al cementerio donde se encuentra a un viajero misterioso que despierta en él un deseo irrefrenable por viajar. En este sentido, este personaje anuncia su muerte- más adelante se encontrará con más personajes que anunciarán su muerte-.  Cabe remarcar que este encuentro con el viajero provoca una sacudida interior en Aschenbach que supone el primer giro en su suerte. Por otro lado,  el extranjero recuerda a Hermes, el dios mensajero y guía de los muertos.

Antes de continuar, conviene subrayar que “La muerte en Venecia” está impregnada de referencias clásicas.  Estos mitos y símbolos acompañan la decadencia de Aschenbach -prestaré por consiguiente también atención a lo largo de mi análisis a algunos de ellos puesto que explican su acercamiento a la muerte o autodestrucción-.  Una de las interpretaciones  de la obra es la lucha entre el caos y el orden, lo apolíneo y lo dionisiaco. Esta lectura nietzscheana conecta con la doble naturaleza del don: por un lado, Apolo (dios de la perfección, rectitud, conocimiento, belleza, inspiración y arte; entre otros) se identificaría con la naturaleza pura o divina del don; por otro lado, Dionisio (dios del caos, éxtasis, lo instintivo y lo irracional, etc.) representaría la naturaleza maligna o fatal del don.

 Tal y como comenté anteriormente,  Gustav siente la necesidad imperiosa de viajar y esta decisión cambia su vida. Desde entonces, Aschenbach comienza a cuestionarse todos sus valores burgueses; valores inseparables a su don. El deseo del escritor de viajar nace de la necesidad de  huir de sí mismo, de un ansia de ruptura de esa conexión ficticia entre el arte y la vida que ha ido debilitando su  ánimo hasta sentirse totalmente vacío de experiencias. Su don le ha llevado a  elevar la moral por encima de la vida. El destino de su viaje acaba siendo Venencia, una ciudad famosa por su belleza incomparable. Sin embargo, Aschenbach se encuentra con una Venecia azotada por el cólera. Este deterioro de la ciudad coincidirá con el que sufrirá Aschenbach  Cabe destacar que durante el viaje, el artista se encuentra con un señor maquillado que le llamara poderosamente la atención y que le anticipa su transformación en el futuro.

En su estancia en Venecia, Gustav sufre una tremenda agitación espiritual tras la aparición misteriosa de Tadzio en su vida.  Este descubrimiento coincide con el reencuentro del artista con la belleza de este mundo. Una belleza que copia a la de las alturas, a la de los dioses y, que un adolescente representa su más viva expresión. Esta belleza representada por Tadzio escapa de su imaginación artística, es más, es una experiencia que se acerca a lo sublime. Pero, tal y como veremos, a un sublime que se acerca a lo terrible, porque desata una atracción fatal. El espectáculo de Tadzio le supera hasta llevar a sacarle de sí mismo, a arrebatarle de toda su razón y moral.

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