Análisis película vs libro Siempreviva. Miguel Torres
Enviado por paula.andreamaci • 19 de Enero de 2024 • Ensayo • 1.050 Palabras (5 Páginas) • 128 Visitas
Libro vs Película: Siempreviva
Es difícil, como lector, tener la esperanza de que una obra literaria podrá ser llevada a la pantalla grande siendo absolutamente fiel a su origen en páginas; pero al mismo tiempo es gratificante ver cobrar vida a una historia que conocimos gracias a la lectura. La Siempreviva de Miguel Torres es una obra teatral como pocas, su historia, sus personajes, su escritura, inspiración y mensaje son detalles que pocas poseen; por otro lado, también vale la pena resaltar y alabar su adaptación al cine. Son pocas las veces que un amante de la literatura puede decir que quedó feliz y maravillado con la adaptación cinematográfica de un libro que ama o respeta, es difícil encontrar esta clase de obras, en las que sus encargados de producirlas logran una excelente labor a la hora de escoger escenas, diálogos, actores, y todo lo demás, creando así una película merecedora de buenas críticas y aplausos. Difícil sí, pero no imposible.
La sinopsis de la obra teatral Siempreviva es una excelente elección de palabras ya que atrae a los lectores: es una “obra emblemática no sólo por el tema: la toma del Palacio de Justicia en 1985, sino por la calidad de su escritura. Texto que conmueve, recuerda y hace reflexionar, sin recurrir a discursos políticos”. Esta obra es una mirada crítica a los hechos ocurridos en Bogotá de 1985 y como estos afectaron el equilibro de una pequeña comunidad de personas que, independientemente de sus problemas personales, lograban convivir juntos. Un personaje interesante, que merece la pena resaltar es Lucía; ella es la que enfrenta un cambio más drástico en todo el recorrido de la obra y al final es la que más dolor y sufrimiento guarda por los hechos. Con Lucía, queda explícito el dolor, la soledad y el vacío de las víctimas de la violencia indiscriminada en el mundo […] Lucía le otorga la condición metafórica de “siempreviva” a Julieta y no logra asumir la distancia necesaria para olvidar y recuperar su vida; ella lo perdió todo, hasta la razón, y no pudo superar el dolor y realizar el duelo; tampoco hubo venganza ni perdón, es el sello de la imposibilidad del olvido (Ospina, 2016). Lucía es una madre que nunca pierde la esperanza de re-encontrarse con su amada hija y sin nada más que perder, se entrega por completo a la locura y la desesperación. En la película, el personaje de Lucía padece también el dolor y la angustia que una madre siente al perder un hijo; sin embargo, la locura (característica de la obra teatral) no se ve reflejada en esta adaptación.
El desarrollo de toda la obra teatral nos permite entrar en el mundo de cada personaje, en sus sueños y problemas y, de esta forma, nos deja entender el porqué de los acontecimientos y del final. Miguel Torres logra un equilibro perfecto entre la cotidianidad de una casa de inquilinos (la relación de parejas, la difícil situación económica, la amistad, la codicia, etc) y una tragedia que impacta a un país; él logra explorar ambos escenarios sin sobrecargar al lector. Ahora bien, la adaptación al cine, dirigida por Klych López, logró entender ese perfecto balance creado por Miguel Torres y que es tan característico de la obra, y lo supo respetar y abarcar para, de una misma forma, no abrumar al espectador.
Como bien lo expresa Sandra Rios (2015) en su crítica a la adaptación cinematográfica: “el potencial de la película está en sus mismos personajes que plantados desde lo muy dramático o lo cómico, tienen la facultad de representarnos como sociedad: el vivo es un agiotista, la ama de casa sometida a su pareja, un mantenido, el que divierte (como payaso) pero carga su propia “cruz”, o la madre sufrida”. Los personajes fueron esenciales para el desarrollo de ambas obras, los actores lograron destacar lo mejor y lo peor de cada personaje y supieron aprovecharlo de la mejor forma para dar vida a los mismos. Otro factor que resalta en la adaptación cinematográfica es su puesta en escena, “cada escena está dominada por la milimétrica y coreografiada planificación de un plano secuencia (toma sin cortes), y entre ellos se han ocultado también los empates, dando la sensación de una falsa continuidad temporal, muy bien lograda y con validez estilística” (Osorio, 2015). Esta técnica ayudó para que la audiencia lograra una mayor conexión con los personajes, que pudieran concentrarse en cada uno divisando su diario vivir, sus luchas, preocupaciones y angustias; sin embargo, esta técnica también es responsable de que la adaptación pierda un poco de realismo, ya que limita la historia y por momentos logra sofocar al espectador (Rios, 2015).
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