Conversación (Obra teatral)

CONVERSACIÓN

(Monólogo)

Jesús Alberto Amado García

Persona

La escena se representa en la habitación de una casa, donde hay un teléfono, un televisor, una cama, mesa de noche negra y dos sillas. La persona entra en el escenario por el patio de butacas. A un lateral se ve la ventana que da al exterior. La persona mayor de treinta años, vestida con ropas de casa tiene cerca una maleta de viaje.

INTRO: pensando, sentado en su silla

TIEMPO DE GRABACION: 1 minuto

VOZ: Off

PERSONA: (Desesperación contenida). (Sentado en la silla). Esta es la primera vez que hablo solo, conmigo mismo. Que conversación tan exquisita y elocuente. Esta es la primera vez que me encuentro en el exilio, junto a mi familia. Cada uno en su respectiva celda de confinamiento mientras pagamos una condena que nunca tuvo juicio. Todo porque la madre naturaleza decidido fielmente inquirir ante el gran tribunal su desprecio recibido durante años y heme aquí, encerrado. En la noche la luna se hace más grande, como queriendo hablarme de algo que tal vez no le he oído y necesita decírmelo al oído. En el día, el sol calienta como quien azota a su esclavo cuando su labor carece de arduidad. (Recorre la habitación).

Sentado

VOZ: en vivo

(Incomodo, buscando solucion) Lo ideal de esta celda es que veo pasar las comodidades. Hace falta nada más que una reunión, una conversación. (Se enciende el televisor). Ahora el televisor se enciende solo, como quien quiere ser visto y escuchado, pero nadie le presta atención. Es el único medio de comunicación entre el interior y el exterior. Pero a fin de cuentas a nadie le importa. Es el mediador entre la realidad y la otra realidad. Muestra una verdad a medias vista desde la lejanía, por percepciones de quien controla la masividad. (Mira la televisión y cuenta lo que ve).

Desde el televisor el presentador de noticias

Una fábrica que decide no quebrarse en medio del dolor y cambia los tapices elegantes y los trajes de fiesta por mascarillas para el rostro y batas para médicos. Buscan la manera de vincularse a esta guerra con armas de contención para evitar más muertos, sobre todo los que están en la primera fila de lucha. Un montón de médicos que corren por entre los pasillos tratando de salvar a los heridos de guerra con armamento fabricado por jóvenes promesas de la ciencia para abaratar costos y entregar equipos de combate que bombeen oxígeno, primera acción que el villano logra desmoronar en los golpeados, y que a su carencia la vida es rápido que se va. Hospitales llenos de golpeados por la retaguardia dejando en sus pulmones restos de esta amenaza incierta, que los ha convertido más que en mortales, en desconcierto para todos. (El televisor se apaga). Ahora todo tiene vida propia. El televisor se apaga solo, como quien ya no quiere ser escuchado porque se cansó de hablar lo mismo.

INTRO: Actor pensando, sentado en su silla

TIEMPO DE GRABACION:  1 minuto

VOZ: Off

(Se acerca a la ventana). Sin embargo, el sol amanece otra vez por la ventana. Despereza su ansia de volver a trabajar. Alumbra como nunca para decir que sigue ahí. Que aún no se rinde y que tiene mucho para dar. Dice que ningún tapabocas puede llevar sobre su rostro porque la calentura es tan alta que ya sufre las inclemencias del virus. Que puede salir libre porque no tiene ningún pico y cédula que le obstaculice su movimiento diario de oriente a occidente. Que debe trabajar para poder subsistir. Para ello nació, para ello fue creado y no conoce más. Que solo no se muestra, pero sí trabaja los días fríos donde las nubes opacan su belleza y prefieren no dejar que se muestre. Aunque pase el tiempo, seguirá cumpliendo con su labor cual enfermero en sala de cuidados intensivos conectando al que le falta aire. Decide permanecer todo el día en pie de lucha hasta la hora en que termina su turno para llegar a otro lado porque oscurece.

INTRO: Actor pensando, sentado en su silla

TIEMPO DE GRABACION: 3 minuto

VOZ: EN vivo

(Mira la mesa de noche). (Discusión con lo externo, inconforme con todo) Al lado de mi cama siempre ha estado esta pequeña mesa negra; negra, como las noticias diarias que solo cuentan muertos. Negra como la pandemia que agobia el mundo y nubla la esperanza de muchos. Negra como la muerte en sí misma que se viste de luto y baila frente a los que hacen el esfuerzo sobrehumano de pelear con ella. La misma mesa donde noche a noche se apaga la lámpara que deja ver la verdad del encierro y la soledad. Sobre ella un libro negro descuidado porque dice verdades que no quieren ser aceptadas. Mis ojos se fijan solo en su lomo brillante que resplandece como la luz de esperanza en medio de tantos días de no saber nada del espacio exterior. Sus destellos intensos por el dorado ardiente del tomo más traducido del mundo. Sin embargo, ante tal destello, recuerdo y deseo ver el rostro de los niños que jugaban en aquel patio donde la maestra da voces de corrección, pero es más importante la pelota, todos la siguen. Deseo ver el rostro de las personas que alegres comparten una sonrisa, porque están celebrando no sé qué, pero comparten con el que llega. Deseo ver las personas que se acerca con devoción al templo para reunirse en torno a su más profunda y arraigada creencia que es la luz de esperanza en todos los momentos difíciles. Deseo ver la cara del campesino que termina su día con el jornal en el mano dispuesto a llevar el pan a su casa, producto de horas de arduo sudor, sabiendo que ha terminado de hacer un bien mayor y que su esfuerzo dará alimento a multitudes a los que su mente no alcanza a llegar. Pero sigo viendo solo esa mesita negra con aquel libro al que deseo adentrarme profundamente para descubrir sus secretos y misterios y entregarme por completo a lo que dice. Me imagino ángeles que traen en sus manos mensajes como aquella jovencita visitada por Gabriel para anunciar la venida de la luz al mundo. Noticias como esas son las que necesitamos en este tiempo, ya tenemos la solución para las naciones, ya tenemos la cura para el mal que nos azota, pueden estar tranquilos que ya nació su Salvador.

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