Las ficciones personales. Comentario sobre Kreuzweg (2014) de Dietrich Brüggemann

Las ficciones personales, o quién sabe.
Comentario sobre Kreuzweg (2014) de Dietrich Brüggemann

Natalia Martínez C

La temporada que de mi mayor entusiasmo con el catolicismo inculcado por mi familia -cuando estaba en la catequesis para hacer la primera comunión- coincidió con el tiempo de mi despertar sexual. Por ello, me intrigaba el personaje de María Magdalena, a quien los católicos asocian con la mujer adultera que Jesús salvó de la lapidación y acogió en su fé. Pensaba que por mis pensamientos impuros yo debía pasar por un una lluvia de piedras y luego conocería a Dios, quien percibiría mi verdadero ser noble y me aceptaría un su gloria. Estos eran los mitos fundacionales a los que a mi corta edad me remitía de inmediato pues me los sabía de memoria, me los habían hecho repetir tantas veces que ya se habían calado muy dentro en mí. Por esto, me es familiar la historia de María en la película Kreuzweg (2014) del alemán Dietrich Brüggemann, traducida al español como Caminos de la cruz, que  tuvo su estreno en el Festival Internacional de Cine de Berlín donde ganó el Oso de Plata a Mejor Guión.

María, una joven de 14 años, es la hija mayor de una familia muy religiosa que es miembro de la Sociedad de San Pablo, una vertiente del catolicismo que rechaza las reformas seculares del Segundo Concilio del Vaticano. María es una conocedora excepcional de los mandatos de su religión y lo demuestra contestando apropiadamente todas las preguntas del sacerdote que la está preparando para su Confirmación. Sin embargo, a lo largo de la película descubrimos que María no es un personaje sencillo, tiene sus dudas y unas exploraciones muy propias que la hacen alejarse de ese fundamentalismo religioso de su familia, sobre todo de su madre quien es muy dura con ella. Estas búsquedas acercan a la película a la estructura de una novela de formación en la que un personaje –usualmente joven- entra en el despertar de su curiosidad y la formación de un criterio acerca del mundo que lo rodea, una lectura, una mirada propia.

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Tomada de: https://indie-outlook.com/2014/10/20/dietrich-bruggemann-on-stations-of-the-cross/

No obstante, el mundo de María está limitado: no puede escuchar música considerada demoniaca, no puede ser amiga de Christian, uno de sus compañeros quien la encuentra interesante. Así que con los elementos que tiene a la mano inventa una forma narrativa propia para contar su historia, su ficción personal. Cuando no se puede experimentar afuera en el infinito del mundo, se debe buscar adentro en el infinito del alma. La mente encuentra asociaciones propias, la imaginación viaja en lo conocido y lo reinventa. Por ello, María comienza a asociar su vida con la estructura del Vía Crucis: se hace la idea de que debe pasar por todos los sufrimientos por los que pasó Jesús para poder salvar a uno de sus hermanos menores del autismo pues no ha pronunciado palabra alguna. En una asociación menos obvia que la mía con María Magdalena, el personaje de María se plantea complejo pues logra desarrollar una identidad propia y única a partir de la asociación con el arquetipo de Jesús. El universo visto en lo particular.

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