Misconduct

Misconduct

En los viajes de Gulliver, libro que disfrazado de obra infantil donde relucen los viajes por países pintorescos, aborda con una sátira feroz a la sociedad, la política y diversas condiciones humanas, podemos encontrar una de las frases que mejor describen la película Misconduct, o por su adaptación para Latinoamérica; Mala conducta: ‘‘La ambición suele llevar a las personas a ejecutar los menesteres más viles. Por eso, para trepar, se adopta la misma postura que para arrastrarse.’’ (Swift, 1726).

El filme, un desconcertante thriller legal poblado por abogados corruptos que justifican su horrible comportamiento dando discursos sobre "hacer lo incorrecto por las razones correctas", cobra vida en Nueva Orleans y consigue reunir a actores como Anthony Hopkins, Al Pacino y Josh Duhamel, siendo este último el personaje principal, un abogado ambicioso que lleva su descarada amoralidad a una firma de gran potencia dirigida por el personaje de Pacino, Charles Abrams. Aunque está en un matrimonio con Charlotte, una esposa helada y distante, Ben se encuentra con su exnovia estereotipada de nombre Emily, es aquí donde el infiel abogado engaña a su esposa y constantemente sufre por sus pecados. Emily tiene pruebas que incriminan a su novio, el empresario Arthur Denning (Hopkins), y quiere que Ben exponga sus crímenes, Abrams siempre ha aspirado a acusar a Denning en la corte, por lo que respalda el caso.

Cuando Emily termina secuestrada y muerta, Ben se da cuenta de que están sobre su cabeza, la película se complica aún más con varios momentos que parecieran un cliché: un suicidio que parece un asesinato, una vecina espectadora que ha visto demasiado y un asesino a sueldo en una motocicleta que parece inexplicablemente motivado para acabar con el protagonista. Enmarcado por el asesinato, el protagonista se convierte en un hombre buscado por la ley mientras él trata de averiguar quién está organizando los eventos en su contra. El guion presenta giros y giros, y como cualquier filmación de suspenso el culpable de las atrocidades resulta ser el menos esperado.

Lo que parecía ser un caso importante contra un ejecutivo poderoso y despiadado de una gran compañía farmacéutica, pronto se convierte en un caso de chantaje y corrupción, es quizá esto lo que termina enganchando al espectador pues cotidianamente se presenta en la realidad, y es que la ilegalidad no es propia de abogados ni de ninguna profesión o institución privada, se presenta en cualquier segmento poblacional, país o cultura, por diversas causas y en diferentes niveles.

Como en la obra cinematográfica, las injusticias y la falta de moral de algunas personas nos afecta a todos, pero ¿qué debemos hacer con nuestro papel como individuos miembros de una sociedad? ¿acaso ‘poner nuestro granito de arena’ ayuda?, la injusticia y el emplear métodos no éticos para obtener ventajas sobre los demás, tal como Abrams, el coprotagonista, es un ejemplo maximizado de lo que desde casa aprendemos en nuestra infancia mediante los sobornos y estrategias usadas por nuestros padres para lograr que los escuchemos. La corrupción, siempre es resultado de una excesiva ambición, pues a veces el obrar incorrectamente supone un beneficio privado para quien comete estos actos y viola sus obligaciones, pero no hay que ignorar que siempre se genera un daño al resto de la sociedad, muchas veces esto termina importando poco pues la suma de todos los beneficios que recibe el responsable de la acción siempre es menor que el de todos sus costos.

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