ANGELES Y DEMONIOS
Enviado por autodidacta • 7 de Septiembre de 2012 • 147.761 Palabras (592 Páginas) • 404 Visitas
Dan Brown
Ángeles y demonios
Traducción de Eduardo G. Murillo
Umbriel
Argentina • Chile • Colombia • España
Estados Unidos • México • Uruguay • Venezuela
De la contracubierta:
El arma más poderosa creada por el hombre,
una organización secreta sedienta de venganza…
y apenas unas horas para evitar el desastre.
La eterna pugna entre ciencia y religión
se ha convertido en una guerra muy real.
En un laboratorio de máxima seguridad, aparece asesinado un científico con un extraño símbolo grabado a fuego en su pecho. Para el profesor Robert Langdon no hay duda: los Illuminati, los hombres enfrentados a la Iglesia desde los tiempos de Galileo, han regresado. y esta vez disponen de la más mortífera arma que ha creado la humanidad, un artefacto con el que pueden ganar la batalla fmal contra su eterno enemigo. Acompañado de una joven científica y un audaz capitán de la Guardia Suiza, Langdon comienza una carrera contra reloj, en una búsqueda desesperada por los rincones más secretos del Vaticano. Necesitará todo su conocimiento para descifrar las claves ocultas que los Illurninati han dejado a través de los siglos en manuscritos y templos, y todo su coraje para vencer al despiadado asesino que siempre parece llevarle la delantera.
El autor, de El Código Da Vinci nos arrastra a una espiral de acción sin pausa, un impactante thriller donde se suceden las sorpresas y se revelan algunos de los más oscuros enigmas de la historia. Fuerzas que han permanecido ocultas durante siglos y que ahora planean destruir la Iglesia... literalmente.
Para Blythe…
Agradecimientos
Mi sincero agradecimiento a Emily Bestler, Jason Kaufman, Ben Ka-plan y todo el personal de Pocket Books por su fe en este proyecto.
A mi amigo y agente, Jake Elwell, por su entusiasmo y esfuerzo incesante.
Al legendario George Wieser, por convencerme de que escribiera novelas.
A mi querido amigo Irv Sittler, por facilitarme una audiencia con el Papa, introducirme en lugares del Vaticano que pocas personas ven y lograr que los días pasados en Roma fueran inolvidables.
A uno de los artistas vivos más ingeniosos y dotados, John Langdon, que estuvo a la altura de mi desafío imposible y creó los ambigramas de la novela.
A Stan Plantón, bibliotecario jefe de la Ohio University-Chilli-cothe, por ser mi fuente principal de información sobre incontables temas.
A Sylvia Cavazzini, por su entretenida visita guiada por el Pas-setto secreto.
Y a los mejores padres que un hijo pudiera desear, Dick y Con-nie Brown, por todo.
Gracias también al CERN, Henry Beckett, Brett Trotter, la Academia Pontificia de Ciencia, Brookhaven Institute, FermiLab Library, Olga Wieser, Don Ulsch, del National Security Institute, Caroline H. Thompson de la Universidad de Gales, Kathryn Gerhard y Ornar Al Kindi John Pike y la Federación de Científicos Norteamericanos, Heimlich Viserholder, Corinna y Davis Hammond, Aizaz Ali, el Galileo Project de la Rice University, Julie Lynn y Charlie Ryan, de Mockingbird Pictures, Gary Goldstein, Dave (Vilas) Arnold y Andra Crawford, la Global Fraternal Network, la Phillips Exeter Academy Library, Jim Barrington, John Maier, al ojo excepcionalmente experto de Margie Wachtel, alt.masonic.members, Alan Wooley, la Library of Congress Vatican Codices Exhibit, Lisa Callamaro y la Callamaro Agency, Jon A. Stowell, Musei Vaticani, Aldo Baggia, Noah Alireza, Harriet Walker, Charles Terry, Micron Electrics, Mindy Renselaer, Nancy y Dick Curtin, Thomas D. Nadeau, NuvoMedia y Rocket E-books, Frank y Sylvia Kennedy, Simon Edwards, el Consorcio Turístico de Roma, el maestro Gregory Brown, Val Brown, Werner Brandes, Paul Krupin, de Direct Contact, Paul Stark, Tom King, de Computalk Network, Sandy y Jerry Nolan, la gurú de Internet Linda George, la Academia Nacional de Arte de Roma, el médico y cofrade de letras Steve Howe, Robert Weston, la Water Street Bookstore de Exeter (New Hampshire) y el Observatorio Vaticano.
Los hechos
Científicos del mayor laboratorio de investigación del mundo —el Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire (CERN), cuya sede está en Ginebra— lograron en fecha reciente generar las primeras partículas de antimateria. La antimateria es idéntica a la materia, salvo por el hecho de que está compuesta de partículas cuya carga eléctrica es opuesta a las que se encuentran en la materia normal.
La antimateria es la fuente de energía más poderosa conocida por el hombre. Libera una energía de una eficacia del cien por cien (la fisión nuclear posee una eficacia del uno y medio por cien). La antimateria no genera contaminación ni radiación, y una gota podría proporcionar energía eléctrica a toda Nueva York durante un día.
Sin embargo, hay un problema...
La antimateria es muy inestable. Estalla cuando entra en contacto con lo que sea, incluido el aire. Un solo gramo de antimateria contiene la energía de una bomba nuclear de veinte kilotones, la potencia de la bomba arrojada sobre Hiroshima.
Hasta hace poco, sólo se habían creado cantidades ínfimas de antimateria (unos cuantos átomos cada vez), pero el CERN acaba de abrir nuevos horizontes con su Decelerador de Antiprotones, una avanzada instalación de producción de antimateria en la que se espera crear antimateria en cantidades mucho mayores.
Se suscita una pregunta: ¿salvará al mundo esta sustancia tan volátil, o se utilizará para crear el arma más mortífera de la historia?
Nota del autor
Las referencias a obras de arte, tumbas, túneles y monumentos arquitectónicos de Roma son reales (al igual que su emplazamiento exacto). Aún hoy pueden verse.
La hermandad de los Illuminati también es real.
Prólogo
El físico Leonardo Vetra olió a carne quemada, y comprendió que era la suya. Miró horrorizado a la figura oscura que le amenazaba.
—¿Qué quieres?
—La chiave —contestó la voz rasposa—. El santo y seña.
—Pero yo no...
El intruso hundió un poco más el objeto al rojo vivo en el pecho de Vetra. Se oyó el siseo de la carne al arder.
Vetra lanzó un grito de dolor.
—¡No hay santo y seña!
Sintió que se sumía en la inconsciencia.
La figura le fulminó con la mirada.
—Ne avevo paura. Me lo temía.
Vetra se esforzó por no perder el conocimiento, pero la oscuridad se estaba cerrando sobre él. Su único consuelo consistía en saber que su agresor nunca obtendría lo que había venido a
...