Administracion Por Valores
Enviado por jancarlos4785515 • 8 de Abril de 2013 • 1.613 Palabras (7 Páginas) • 316 Visitas
¿ Qué es la “Dirección por Valores”?
Salvador García, profesor de la Universidad de Barcelona (UB)
Hoy día, los actuales contextos de alta complejidad adaptativa, incertidumbre e
hipercompetitividad. los clientes serán cada vez más exigentes no sólo de
calidad sino también de calidez, los jefes deberán evolucionar del “ordeno y
mando” a ser facilitadores de procesos, los empleados tendrán que evolucionar
del acatamiento burocrático a la libertad responsable o “empowerment”, y las
estructuras organizativas deberán evolucionar inexorablemente desde el
modelo militar clásico “en rastrillo” hacia otras formas más orgánicas o
moleculares, tal como se organizan los sistemas vivos en la naturaleza.
El paradigma tecnoestructural todavía predominante en el mundo de la
empresa es excesivamente prosaico, normativo y triste, quedando muy
limitado para otorgar pleno significado emocional y ético a la acción humana de
alto rendimiento, hoy día necesaria en entornos competitivos de alta
complejidad adaptativa.
La Dirección por Valores (DpV) va más allá de la Dirección por Objetivos (DpO)
de los años setenta y la Dirección por Instrucciones (DpI) u “Organización
Científica del Trabajo” de principios de siglo pasado para dar respuesta al
actual reto de moverse de forma eficiente, ética y emocionalmente
desarrollada en un contexto de competitividad creciente, el cual exige altos
niveles de rendimiento, confianza, compromiso y creatividad por parte de todas
las personas que componen la empresa.
La Dirección por Valores es una nueva propuesta de dirección de empresas de
carácter humanista e integrador, que se sustenta en diferentes enfoques y
teorías y que, de hecho, está en sus primeras fases de coherencia de
aplicación. En todo caso, no se trata ni mucho menos de una “moda de
gestión” más o menos efímera y alternativa a otras.
Todas las organizaciones de todos los tiempos se han dirigido o gobernado por
valores: los de cada una de ellas en cada momento de su evolución. La mafia
se dirige por valores. El comunismo-capitalismo Chino se dirige por valores.
Igual que la Iglesia o el ejército. Arthur Andersen y Enron se dirigían por
valores. El Presidente de Estados Unidos de Norteamérica afirma dirigir el país
por valores. Incluso Al Qaeda se dirige por valores. También la organización
del padre Vicente Ferrer se dirige por valores, de carácter bien distinto a los
anteriores.
En ocasiones, estos valores son explícitamente declarados, como es el caso de
la mayoría de empresas de gran tamaño. En otras, la mayoría, flotan en el
ambiente o, técnicamente hablando, en el “clima” de la organización. Y, en
todo caso, no siempre hay una estrecha coherencia entre los valores que se
declaran y los que realmente se observan y respiran en las organizaciones,
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constituyendo entonces su verdadero capital axiológico o patrimonio de valores
culturales acumulado a lo largo del tiempo.
Así por ejemplo, en una típica factoría china de capitalismo emergente las
rutinarias y extenuantes jornadas de trabajo hiperproductivo son estimuladas
mediante valores más o menos explícitos pero perfectamente inculcados de
obediencia, sacrificio, laboriosidad, precisión, paciencia, amor al cliente,
disciplina, orden, unidad o “florecimiento de la nación”. Asociados a ellos, es
más que probable que exista una intensa e importante mezcla de valores y
disvalores entre los nuevos ricos chinos, tales como codicia, demostración de
valía, orgullo patriótico, entusiasmo ante la posibilidad de enriquecimiento
ilimitado, etc.
Valores que difícilmente gobiernan el sistema productivo chino son la
confianza, la libertad de expresión, la alegría, la participación o, “simplemente”,
tener tiempo para vivir. Podríamos decir que se trata de una “dirección por
valores por instrucciones”, claramente basada en el paradigma militar de
control jerárquico descendente que conformó las mentes de cientos de millones
chinos durante las décadas de comunismo férreo y “revolución cultural”.
Insospechadamente, los valores del comunismo de Mao configuraron las
condiciones para la principal amenaza competitiva al capitalismo salvaje
occidental: la dictadura capitalista china.
Desde la perspectiva conscientemente ingenua de la Dirección por Valores
(DpV) es urgente que innovemos un capitalismo sensible, más allá de los
actuales atisbos de capitalismo “sostenible” y, por supuesto, mucho más allá
del capitalismo todavía excesivamente salvaje que prepondera en el planeta
tierra.
El término "Dirección por Valores" (DpV) aplicado a la dirección de empresas
fue acuñado a finales del siglo pasado, en 1997, por los profesores Salvador
García y Shimon Dolan en Barcelona, el mismo año que lo hicieron sus colegas
norteamericanos Ken Blanchard y Michael O'Connor en San Francisco, varios
años antes de que se empezara a hablar en el mundo de Responsabilidad
Social de la Empresa (RSE). Otros autores que han propuesto el mismo
concepto son Hall y Tonna en 2001 y Fernandez Aguado ese mismo año.
En la práctica, la auténtica Dirección por Valores (no la elaboración publicitaria
de unos pósters o de una frases llamativas en la página web de la empresa) es,
en nuestra experiencia, un proyecto lo más participativo posible compuesto por
diferentes fases de alta exigencia de compromiso:
1. Legitimación del proyecto por parte de la propiedad de la empresa y de su
equipo directivo, que lo han de entender como algo propio y de alta
importancia estratégica.
2. Formulación breve e ilusionante de la visión o sueño de futuro de la
empresa, así como de su misión o compromiso de aportaciones a sus
diferentes grupos de interés: propietarios, empleados, clientes, proveedores
y sociedad en general.
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3. Destilado esencial de los valores instrumentales o reglas del juego
necesarias para alcanzar la visión y cumplir con la misión de la empresa.
Según el modelo que García
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