Ensayo microeconomía. Mercado Monopolístico

En estos días donde estamos confinamos y usamos tanto las redes sociales, estaba hablando con mi madre de cómo ha evolucionada el sector de la telefonía en España. Estábamos recordando cómo fue la compra del primer móvil que le pedí y los precios de las tarifas. Otro punto que recordábamos era que prácticamente no existía el uso de datos para poder navegar como lo hacemos hoy día.

Sobre el año 1987 fuimos a unos de los puntos de venta que promocionaba la única operadora estatal del momento: Movistar – Operada por la gran y única empresa del momento, Telefónica.

Cuando entramos en la tienda me quedé fascinado por la gran gama de móviles que tenían, pero claro, al final me tuvo que decantarme por uno grande y no tan bonito como los otros. El problema era que los precios eran muy pero que muy elevados y tampoco podía valorar la idea de ir otra tienda o marca porque no existían. Al final, tanto mi madre como yo, nos miramos y nos dijimos: “esto es lo hay, y si queremos uno, debemos pagar el precio que marca Vodafone” y así fue, pagamos el móvil.

Por otro lado, las tarifas vistas como las vemos hoy día eran imposibles, de hecho, era tan caras que mis amigos y yo hacíamos recargas de 1.000 pesetas (creo recordar que no podías hablar más 15-20 minutos hasta que te llevaba el SMS: Su saldo está a punto de finalizar) porque las tarifas eran inviables para una familia media española.

Recuerdo haber tenido una conversación con mi primo Agustín que trabajaba en Movistar, donde le decía que se estaban “forrando” con el negocio del móvil y sus grandes precios. Él me dijo que la estrategia que tenían para vender más unidades era lanzar ofertas cada semestre donde el precio de los móviles iría reduciendo, es decir, vendían más pero el precio iría bajando. En ese momento, le pregunté: ¿Entonces, ¿cuántos móviles debéis vender para que la empresa gané beneficios, y tú te lleves una suculenta comisión? Agustín, que estudio ADE, me dijo: cuando el coste que tenemos en hacer lo móviles sea igual ingresos que obtendremos por la venta de los mimos. En ese momento, no entendí muy bien su rápida respuesta, pero empecé a interesarme por el mundo de la empresa donde estudié aspectos del monopolio y fue todo mucho más claro.

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