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HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL DE COLOMBIA II – GERMAN COLMENARES


Enviado por   •  4 de Marzo de 2018  •  Síntesis  •  2.285 Palabras (10 Páginas)  •  237 Visitas

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EYDER MAURICIO NAUSA UMAÑA  CODIGO: 2161536

PROF: NECTALI ARIZA    

HISTORIA DE COLOMBIA II

HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL DE COLOMBIA II – GERMAN COLMENARES

CAPÍTULO II  “LA TRATA”

El numero de esclavos

La introducción de esclavos negros en la Nueva Granada comenzó desde los primeros años de la conquista. Sobre las cifras de trata negrera  que incluye a las colonia británicas, francesas y luso-hispanas en América desde el siglo XVI hasta el  XIX, se cree que pudieron haber superado los 15 millones de esclavos, algunos autores por su parte van mas allá al afirmar que posiblemente unos 20 millones de hombre fueron traídos desde África, una cifra sin discusión que hoy en día se ha aceptado como parte de una larga tradición de autores que parecen haber aceptado esta cifra como real. Respecto a los esclavos traídos a Hispanoamérica la corona tuvo que depender de las monarquías extranjeras o de empresas particulares para su abastecimiento, una de las fuentes que nos permiten tener una aproximación al número de esclavos en las colonias fueron los contratos o asientos de negros con los proveedores.

Los denominados “asientos de negros” eran los acuerdos comerciales de la Corona española con otras monarquías, o con particulares, para proveer a las posesiones americanas de esclavos, ya que España no podía conseguirlos directamente en África. La Corona concedía un monopolio al asentista a cambio de recibir un porcentaje de las ganancias de la compañía que solía ser del 25% y se cobraba al desembarcar a los esclavos en los puertos americanos.

El número de esclavos permitido por cada asiento era teórico, basada en las expectativas y necesidades de las colonias. El número de esclavos que se introdujeron mas allá de los que estipulaban los contratos de asiento dependía de la rentabilidad de la trata para los asentistas. Respecto al tema ha habido puntos de vista opuestos, pues algunos registros de las compañías comerciales interesadas en la trata reflejan que el monopolio no era un buen negocio y que, por tanto, las introducciones eran inferiores a lo pactado. Por el contrario los informes presentados a la corona por parte de sus funcionarios buscaban demostrar lo ventajoso que resultaba para los extranjeros la trata negrera. En consecuencia mientras para los investigadores anglosajones la empresa de los asientos no proporcionaba utilidades y los asentistas no llegaron a proveer las cantidades pactadas, los hispanoamericanos piensan lo contrario.

Rolando Mellafe en su libro “la esclavitud en Hispanoamérica”, por ejemplo, en vez de atenerse a las cifras oficiales de asientos y licencias (que escasamente muestran una cifra de 100 mil esclavos entre 1551 y 1640), opta por utilizar las cargazones de esclavos como referencia multiplicando el número de barcos negreros autorizados para pasar a las indias por su tonelaje (probablemente 118 toneladas según los estudios de Chaunu). Así pues este tonelaje sobre 1207 barcos significa para Mellafe 350 mil esclavos; es decir, que ha adoptado una proporción de 2.46 esclavos por tonelada. Curtin, por su parte, limita esta proporción a un poco menos de 1.2 esclavos por tonelada. Para el periodo siguiente que abarca desde 1640 a 1773 Mellafe calcula 516.114 esclavos mencionados en las fuentes oficiales, sin embargo prefiere multiplicar este número por 3 teniendo en cuenta el flujo del contrabando negrero por el Caribe.

Recurriendo a diversos autores Curtin establece sus propias estimaciones reflejadas en la siguiente tabla para el periodo colonial Hispanoamericano.

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Los asientos

Un asiento era un documento, que se incluían en algunos tratados de paz, por el cual un conjunto de comerciantes recibía el monopolio sobre una ruta comercial o producto.

Un ejemplo de acuerdo internacional fue el "Asiento de Negros", un monopolio sobre la caza de esclavos de África y la América hispana y que se otorgó a Inglaterra a través del Tratado de Utrecht al terminar la Guerra de Sucesión Española (1713) como compensación por la victoria del candidato francés Felipe V de España. Con este tratado se fijaba que, anualmente, Inglaterra tenía el derecho de traficar con 4800 esclavos negros, y todo esto, durante un periodo de treinta años.

Sin embargo el sistema de asientos no rigió para algunos periodos de la trata Hispanoamericana. Por ejemplo antes de 1595 los permisos se otorgaban de manera individual (sistema de licencias) cuya dispersión dificultaba enormemente las estimaciones basadas en documentos administrativos.

La primera vez que se concedió el asiento de negros se planteó en 1516-1517 con una compañía genovesa. Muy pronto, los portugueses se hicieron con este lucrativo negocio y lo controlaron durante la época de los Austrias. En 1701, Felipe V decidió conceder el asiento a la Real Compañía Francesa de Guinea, vinculada económicamente a su abuelo Luis XIV. El asiento estipulaba que dicha compañía debía introducir en América unos 42.000 esclavos durante diez años. Pero este cambio a favor de una compañía francesa duró poco porque el Tratado de Utrecht (1714) convirtió este negocio en un monopolio inglés. Efectivamente, la Compañía Inglesa del Mar del Sur obtuvo el asiento de negros durante treinta años, comprometiéndose a introducir 4.800 negros anuales. Además, se autorizaba a la compañía a introducir las mercancías necesarias para el sustento de los esclavos. Los ingleses cometieron muchas irregularidades, generando constantes tensiones con España, además de las que ya se tenían por Gibraltar y Menorca, territorios cedidos por el mismo Tratado. Estos abusos, junto con otros contenciosos comerciales, provocaron la conocida como Guerra de la Oreja de Jenkins de 1739. El Tratado de Aquisgrán de 1748 renovó el acuerdo entre España e Inglaterra sobre el asiento de negros, pero a los dos años se anuló.

La trata en las colonias

Funciono entre 1595 y 1640 cuando la trata dependió de la cooperación entre la corona española y portuguesa, las cifras pactadas con los asentistas portugueses arrojan una estimación inicial que puede controlarse por los cargazones de barcos autorizados para pasar a las indias y, parcialmente, con datos sobre desembarcos de negros en puertos americanos.

Como se menciono anteriormente la trata de negros dependía de la demanda por parte de la administración de las  colonias, por este motivo la administración podía ver reducidos sus ingresos para la corona por falta de mano de obra en las minas y haciendas. El monopolio a su vez sufrió en muchas ocasiones de retrasos de lo pactado debido a dificultades financieras o por la desconfianza entre asentistas y funcionarios de la corona. Por ello gran parte de la demanda debió ser cubierta por vías de contrabando. Teniendo esto en cuenta, Curtin propone que se acepten las cifras que arrojan los asientos como si estos se hubieran cumplido en los términos pactados.

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